La mayor colección de belenes de España está en un monasterio de monjas clarisas

Fue San Francisco de Asís quien la Nochebuena de 1223 creó el primer belén en una cueva de Greccio (Italia), siguiendo los votos de pobreza y humildad. Así dio comienzo una tradición que marca en muchos hogares el inicio de la Navidad, y que se extendió por Italia, luego por España, de la mano del monarca Carlos III, y más tarde por Europa y el resto del mundo.

La representación de aquella noche y nacimiento, obra de la artesana Monserrat Ribes, con San Francisco de Asís, el niño Jesús, un cordero y un lobo, preside este año el museo y colección de las clarisas de Carrión de los Condes. Y junto a la misma, en la Sala del Pozo, el habitual y fascinante belén bíblico gigante, el más antiguo, con figuras de los siglos XVI al XVII, con imágenes de vestir, un niño Jesús de marfil y un gran número de figuras autómatas que recrean pasajes históricos como el sueño de San José, la Anunciación de María, la adoración de los Reyes Magos, la matanza de los inocentes o la huida a Egipto.

Una exposición y un museo que este año -conmemorando el 800 aniversario de la recreación del primer nacimiento- está formada por 2.223 belenes de más de treinta países de los cinco continentes -Asia, Europa, África, Oceanía y América-, de todos los tamaños, estilos, soportes y materiales. Abiertos, panorámicos, cerrados, populares, artísticos, bíblicos, rurales o modernos, en botones, azulejos, bolas de cristal, troncos de árboles, jarrones o imperdibles, de madera, porcelana, vidrio, sal, papel, estaño o plomo.

Muchos de ellos han sido realizados por reconocidos artistas belenistas, entre los que destacan el de cristal la isla de Murano (ITalia), conocida por su larga tradición vidriera; el de álamo de Tayikistán, los pintados en botellitas de China, de la familia Hu Ming; los belenes en botones de Taiwán, de Mariano Ramírez; el procedente de Togo, realizado en colmillo de facóquero; el de sal de Portugal; el del árbol de la vida de México; el belén conventual de las Hermanas Clarisas de Carrión, obra de Tonia del Amo; el belén de azabache de María Pérez; el de la galleta de José Ignacio Álvarez; o los elaborados en miniaturas, en una pipa de girasol y una nuez, realizados por Pedro Costa.

Todos ellos forman parte de la exposición, a la que habría que sumar los que se guardan en cuarenta cajas, junto a las donaciones recibidas en 2022 y 2023 sin catalogar, que por falta de espacio no se exponen, y que están a la espera de la creación, ya en marcha, del nuevo Museo del Belén del Real Monasterio de Santa Clara, que estará ubicado en las antiguas Queserías.

El Real Monasterio de Santa Clara de Carrión de los Condes -del que fue abadesa sor Luisa de la Ascensión, la llamada 'Monja de Carrión' o 'Dama Marrón', contemporánea a sor María Jesús de Agreda, la 'Dama Azul', popular por sus prodigios y milagros, que llegó a ser asesora del rey Felipe III- es el destino perfecto para todos aquellos que quieren contemplar un museo único, marcado por historia, arte y fe.

Así que no lo dude, conviértase en un rey mago y siga la estrella a tierras palentinas para contemplar y vivir el espíritu navideño, la magia y los mágicos belenes. Y si quiere y puede, en vez de llevar oro, incienso, mirra, colabore con las hermanas clarisas para que pronto puedan tener su nuevo Museo de Belenes.