Descubre el Pontón de la Oliva, la presa del siglo XIX que quiso dar agua a Madrid
La Comunidad y Fundación Canal invitan a los ciudadanos a descubrir el patrimonio hidráulico, la flora, fauna e historia del entorno
Cinco excursiones fáciles, para toda la familia, sin salir de la Comunidad de Madrid
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Iniciar sesiónPontón de Oliva fue la primera presa destinada al almacenamiento hidraulico, procedente del río Lozoya, con el objetivo de abastecer agua a Madrid. Fue a mediados del siglo XIX cuando se iniciaron las grandes obras de infraestructuras hidráulicas para dotar a ... la ciudad. Sin embargo, esto nunca fue sucedió.
Con 27 metros de altura y 72 metros de largo, esta presa ubicada en el borde de la sierra de Ayllón sobresale por su valor histórico, natural y arquitectónico. Así, quienes quieran conocer el lugar lo tienen muy fácil, pues la Comunidad de Madrid y Fundación Canal invita a explorar la biodiversidad y los ecosistemas fluviales de la región a través de contenidos digitales.
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El Pontón de la Oliva actualmente está fuera de servicio y no forma parte de la red de abastecimiento del Canal de Isabel II, si bien es cierto que representa el primer intento de proporcionar agua de calidad a la ciudad de Madrid mediante embalses a mediados del siglo XIX. A día de hoy, su paisaje montañoso y boscoso lo convierte en un punto de interés para excursionistas y turistas.
Además, la infraestructura cobró protagonismo durante las intensas lluvias del pasado mes de marzo, que provocaron que hasta trece presas del Canal de Isabel II se vieran obligadas a desembalsar de manera controlada. El Pontón de la Oliva se llenó casi por completo al recibir agua de El Atazar, algo que tan solo ha ocurrido en tres ocasiones en este siglo.
Una ruta guiada
Cualquiera que se anime a conocer la zona, tan sólo ha de descargarse en su móvil 'Rutas del Agua Mediterránea', una aplicación gratuita con la que el usuario podrá realizar de manera guiada sencillas rutas y conocer, así, la flora, la fauna o la historia del entorno a través de mapas interactivos con geolocalización en tiempo real, audios, grabaciones o realidad aumentada.
Dos son las rutas que pueden hacerse en este entorno. La primera es circular, tiene 8 km de distancia y un desnivel de 360 metros. Su recorrido se puede completar en torno a las tres horas y media. La segunda es más corta, lineal de 3,5 km de distancia en la ida, un desnivel de 120 metros y un tiempo estimado de recorrido de dos horas. Ambas pasan tanto por la presa como por la ribera del Pontón de la Oliva.
La ruta se desarrolla concretamente en el municipio de Patones, un lugar de gran belleza paisajística que también alberga un valioso patrimonio histórico-cultural, como las ruinas de la ermita medieval de Nuestra Señora de la Oliva.
A lo largo del recorrido, que es mejor hacer al final del invierno, por la floración del almendro, o en primavera, por la de la jara, y siempre con la ayuda de la aplicación, el viajero descubre cómo en 1851 empezó la construcción de esta presa una vez se creó la empresa pública Canal de Isabel II, la encargada de abastecer de agua a la población de la capital, cuyos problemas empezaban a ser evidentes, pues hasta entonces subsistía gracias a canalizaciones subterráneas de origen árabe.
Fueron muchos los inconvenientes que presentó la presa, pues las rocas calizas de la zona producían filtraciones de agua. Por ello, se erigió el azud de Navarejos, una pequeña presa de derivación construida aguas arriba del Pontón. Después, en 1882, la presa de El Villar para regular el río Lozoya y poder almacenar el agua.
Un ave típica de la zona es el avión roquero, de la familia de las golondrinas, las chovas piquirrojas y algunas rapaces y buitres. Si tienes suerte, podrás divisar alguna.
A lo largo de cualquiera de las dos rutas, se puede ver cómo el agua es la auténtica protagonista pues es la que ha ido marcando los diferentes paisajes que se han configurado, labrando un valle con numerosos meandros, un bosque de ribera con alisos, fresnos y sauces, principalmente, y animales como las nutrias, las garzas, el pájaro martín pescador o los jabalíes habitan aquí.
La ruta continúa descubriendo la zona de los corrales, apta para el ganado vacuno; los matorrales de jara pringosa, donde hay colmenas de abejas; el embalse de El Atazar; las cárcavas del Monte Guadarrama; las campiñas del Valle del Jarama, que se encuentra muy cerca de Patones de Arriba, un ejemplo único en la Comunidad de Madrid de la arquitectura de pizarra negra.
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