Cueva El Soplao: un espectacular viaje a las entrañas de las tierras cántabras
Esta cavidad, descubierta en 1908, ofrece hasta tres modalidades de visitas en las que se puede apreciar la gran diversidad de formaciones que se ocultan en su más de 20 kilómetros de galerías
El espectacular faro de los 763 escalones que hay que bajar... y subir
A 83 kilómetros de Santander, en lo alto de la Sierra de Arnero entre los municipios de Herrerías, Valdáliga y Rionansa, se encuentra una puerta al corazón de las tierras cántabras, una cueva que destaca por su valor geológico y medioambiental ... y que se ha convertido en uno de los atractivos turísticos más valorados de la provincia. Así mismo, el entorno de esta cavidad alberga un patrimonio de arqueología industrial minera excepcional con más de 20 kilómetros de galerías, actividad que también ha dejado su huella en el exterior con hornos de calcinación, castilletes o lavaderos.
La Cueva El Soplao, cuyo nombre hace referencia al término minero alusivo al aire que se percibe al calar una galería desde otra con menos oxígeno, fue descubierta por los mineros hacia 1908 cuando perforaron la galería conocida como 'La isidra' y su historia está íntimamente ligada a la actividad minera que se desarrolló en la Sierra de Arnero. Si bien estos modificaron algunas zonas de la cueva, respetaron las formaciones y se limitaron a acondicionar espacios para el transporte de los minerales y a incluir captadores de agua, visibles hoy día en diferentes puntos de la ruta. Esta fue acondicionada y abierta al público en 2005.
En un paseo por su interior uno puede descubrir un auténtico paraíso de la espeleología con estalactitas, estalagmitas, coladas, columnas, perlas de las cavernas, dientes de perro y excéntricas, entre otras formaciones. Estas últimas son las más abundantes y destacadas, figuras imposibles que desafían a las leyes de la gravedad y que dada su calidad y espectacularidad han hecho de esta una cavidad única.
Una visita para cada tipo de viajero
Este complejo turístico cuenta con un edificio de recepción de visitantes en el que se puede aprender más sobre los modos constructivos mineros y las técnicas más vanguardistas. Cuenta, además, con cafetería, una torre mirador y tienda de recuerdos. Para visitar la cueva en sí existen hasta tres modalidades de visita. La primera y más demandada es La turística. El visitante llega a través de una reproducción del túnel minero a la estación exterior de tren para montarse en la recreación de un tren minero que accede al interior de la cueva y una vez allí iniciar el recorrido a pie. El itinerario que abarca 1.500 metros de pasarelas y galerías incluye efectos de luces y sonidos, además de una voz en Off en la sala de 'La Gorda'. La visita es guiada y tiene una duración de una hora aproximadamente. El precio de la entrada es de 15 euros.
Por otro lado, está La espeleológica. En este caso se comenzará la experiencia en el edificio destinado a este tipo de visitas, ubicado junto a la escultura de los mineros en una pequeña plaza con un mástil de acero de 12 metros de altura. Aquí se entrega el material necesario –que incluye casco, frontal, botas de agua y buzo de polipropileno– y se dan las instrucciones de seguridad. Esta opción en la que se recorren unos 3 kilómetros de galerías de gran belleza y valor geológico dura aproximadamente dos horas y media y solo pueden participar personas mayores de 12 años y hasta los 16 deberán ir acompañados por un adulto. El precio de la entrada es de 36 euros.
Por último, está la Ferrata minera, una actividad deportiva que no requiere conocimientos previos en espeleología o escalada, pero sí una buena forma física.El recorrido total son 2,3 kilómetros y los primeros 500 metros se recorren horizontales en la galería Ana. El itinerario tiene cuatro partes bien diferenciadas. El primero tiene un total de 350 metros y se inicia con una subida de 65 metros. Aquí hay también tirolina, descuelgue y peldaños ferrateros, entre otras cosas. La segunda parte cuenta con 300 metros de longitud en una rampa de piedra suelta con una inclinación de 35 grados y 150 metros de desnivel. A continuación, la tercera tiene un puente tibetano de 14 metros que salva una gran poza de agua de más de 60 metros de profundidad y, por último, la cuarta –la más exigente de todas– incluye una subida de otra rampa minera. El precio es de 40 euros por persona.
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