Camino Real de Guadalupe, un viaje al corazón de la vieja Extremadura
Es una de las grandes rutas de peregrinación de España. Fue recorrida por los Reyes Católicos, Santa Teresa de Jesús, Cristóbal Colón y Miguel de Cervantes
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Sus orígenes se pierden en la bruma del tiempo y la leyenda, que cuenta que a finales del siglo XIII un pastor cacereño -en unas versiones llamado Gil Cordero y en otras Gil de Santa María-, mientras buscaba una res extraviada, tuvo una visión celestial ... y halló una escultura de una Virgen Negra en los riscos de las sierras de Las Villuercas. Así nacieron las peregrinaciones al Real Monasterio de Guadalupe, el hoy conocido como Camino Real de Guadalupe, 257 kilómetros que van desde Madrid hasta Extremadura.
Un camino que comenzó oficialmente a partir del siglo XIV, cuando el rey Alfonso XI junto con su hijo Pedro I crearon el Priorato Secular de Guadalupe con la aprobación del Papa Benedicto XII, el hereje Papa Luna, que alcanzó esplendor en el siglo XV con los Reyes Católicos, quienes llegaron a peregrinar hasta en dieciséis ocasiones, siendo llamado por la reina Isabel 'El Paraíso'.
Y que fue protegido designado por los monarcas de la Casa de Austria como 'Camino Real', por el que se llevaba el correo real, siendo recorrido a lo largo de los siglos por ilustres personajes como Cristóbal Colón, san Pedro de Alcántara, santa Teresa de Jesús, san Francisco de Borja o Miguel de Cervantes.
Paso a paso, por tierras madrileñas y castellano manchegas
La ruta comienza en el centro de Madrid, en la iglesia de San Jerónimo el Real -uno de los grandes monasterios de la Villa y Corte, construido por los Reyes Católicos-, rumbo a las localidades de Alcorcón, Móstoles y El Álamo para entrar en territorio castellano manchego en Casarrubios del Monte, donde se alza la iglesia de Santa María y el único castillo gótico mudéjar edificado en ladrillo en Toledo, ambos del siglo XVI.
En tierras toledanas atraviesa villas marcadas por historia, arte y leyenda como Carmona, que guarda un retablo renacentista en el altar mayor y un órgano barroco en la iglesia de San Juan Bautista del siglo XV; Fuensalida, donde se halla el palacio de los Condes del siglo XV; Torrijos, que atesora el Palacio de Pedro I del siglo XIV; la colegiata del Santísimo Sacramento, del siglo XVI, declarados Bien de Interés Cultural; La Mata, en donde encontramos la mudéjar iglesia de San Juan Bautista, del siglo XVI, y la ermita de San Pedro, del siglo XV; y Cebolla, urbe descrita en textos desde el siglo XII que guarda los restos del castillo de Villalba y la barroca iglesia de San Cipriano, el Palacio de los Duque de Frías, del siglo XVII, y el gótico rollo jurisdiccional del siglo XV.
El caminante deja aquí las áridas llanadas para caminar por las verdes vegas del río Tajo hasta alcanzar dos grandes ciudades que son ejes del Camino Real de Guadalupe. Primero, Talavera de la Reina, la 'Ciudad de la Cerámica', donde es visita obligada las murallas romanas, su Puente de Piedra, también de orígenes romanos, símbolo de la ciudad, y la colegiata de Santa María la Mayor, del siglo XII, Monumento Histórico Artístico. Y después, la villa medieval y señorial de Oropesa, que fue capital del antiguo señorío y condado, en la que destacan cuatro monumentos declarados Bien de Interés Cultural: la iglesia de la Asunción (siglo XVXVI), Colegio de Jesuitas (siglo XVIXVII), el Palacio Condal (siglo XVI) y Castillo de Oropesa (siglos XII y XIIIXX).

Extremadura, la meta
El camino atraviesa Alcolea del Tajo, Puente del Arzobispo y Villar del Pedroso para entrar en tierras extremeñas, más concretamente cacereñas, por las cuestas de las sierras de Altamira hasta Carrascalejo y Navatrasierra. Tras recorrer la etapa más larga, abrupta y bella, se llega a la Puebla de Guadalupe, donde recibe al caminante la ermita del Humilladero, y finalmente, el Real Monasterio de Guadalupe, declarado Patrimonio de la Humanidad, donde se custodia y venera la milagrosa talla de la Virgen n egra de Guadalupe hallada por el pastor, patrona de Extremadura desde 1907.
Un conjunto monástico majestuoso -hoy custodiado por franciscanos- que guarda la fe y devoción, así como siete siglos de historia entre sus muros. Edificado por musulmanes y judíos, de estilo gótico mudéjar, con dos claustros, una fascinante sacristía con cuadros de Zurbarán, fue referencia religiosa, cultural, artística y científica del antiguo reino del Castilla. No en vano, contó con una importante Biblioteca -en la que trabajó Arias Montano-, Reales Hospitales -donde se practicaron las primeras autopsias de España-, Escuela de Farmacia, de Medicina y Cirugía -en las que don Francisco Arceo creó los primeros aparatos ortopédicos-, y en el que son visita obligada sus museos: el de libros miniados, bordados, escultura y reliquias.



Así que, amigo lector, ya sea a pie o en bicicleta, emprenda el Real Camino a Guadalupe. Le esperan paisajes, ventas, villas y ciudades, un camino espiritual, religioso y patrimonial extraordinario de orígenes legendarios.
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