Benidorm en invierno: cómo disfrutar más y mejor de esta meca del turismo
El destino, conocido por su oferta de ocio sin pausa y por sus playas, tiene también naturaleza, gastronomía y cultura para todo el año
Mucho más que un destino veraniego. El sol pocas veces se esconde en Benidorm y su buen clima junto a un sinfín de propuestas que van mucho más allá de las playas y el ocio convierten el gran centro turístico de la Costa Blanca en una perfecta opción para una escapada sea el mes que sea, incluso en la época navideña. Además, la zona tiene otros atractivos, mucho más alternativos, ideales para quienes buscan un viaje a primera línea de mar que les deje un recuerdo diferente y que les permita empaparse de cultura local.
La naturaleza, por ejemplo, tiene un gran peso en esta faceta alternativa, y es que más allá de la arena y los rascacielos, la capital de la Marina Baixa tiene en el parque natural Sierra Helada una abrupta joya en la que disfrutar del Mediterráneo desde imponentes acantilados. Allí hay rutas para todos los gustos y dificultades. Quienes busquen un paisaje más verde pueden acudir a Callosa d'en Sarrià, a unos 15 kilómetros del centro de Benidorm, y contemplar la majestuosidad de las cascadas del río Algar. Aunque el frío impida sumergirse en sus piscinas naturales, siempre es un buen momento para pasear por sus desfiladeros y disfrutar de su vegetación. Las rutas por la montaña de Puig Campana, la segunda cima más alta de la provincia y con itinerarios para todos los ritmos que empiezan a veinte minutos del centro de Benidorm, son otro clásico para respirar aire puro.
También fuera del núcleo urbano hay una parada obligada en el mirador de la Cruz, con un punto de vista diferente de la que se conoce como ciudad vertical. Muchos suelen acudir a azoteas de los rascacielos para tener buenas vistas de la ciudad pero esta opción, emplazada dentro de la Sierra Helada y a 237 metros sobre el nivel del mar, ofrece unas panorámicas únicas.
Empresas como Marco Polo Expediciones organizan todo tipo de actividades de aventura, como salidas en jeep para recorrer senderos, incluso a 1.000 metros sobre el mar, y descubrir barrancos profundos del valle de Benidorm-Callosa. También ofrece rutas a caballo o en 'mountain bike' así como paseos en parapente, helicóptero y 'parasaling' o catamarán -y otros vehículos marinos que, obvio es, mejor probar en verano-. Sin duda, un completo abanico de propuestas para descubrir otra cara de Benidorm, sea por tierra, mar o aire.
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La Marina Baixa también es un placer para los paladares. La zona tiene tradición vitivinícola y se conservan algunos de los viñedos más antiguos de Europa. Alfás del Pi, a seis kilómetros del centro de Benidorm, cuenta con uno de los negocios con más renombre, las bodegas Enrique Mendoza. Con uvas crecidas en altitud y con la perfecta temperatura, produce unas 500.000 botellas al año. Las catas en la finca son un buen plan y la galería subterránea en la que descansan los caldos merece una visita.
Los 'foodies' tienen también una perfecta zona para descubrir que Alicante es mucho más que un buen arroz. Una quincena de estrellas Michelin brillan en la provincia, y Benidorm tiene algunas muy cerca. Por otro lado, se puede visitar la fábrica chocolatera Valor (con un museo sobre su elaboración y con una importante colección de maquinaria del sector) o conocer Marcos Tonda, cuya tradición empezó en 1793 y que ofrece variedades de alto nivel. Quienes necesiten más dulce, tienen en Jijona, la meca del turrón y a menos de una hora, una escapada imperdible.
Y en un viaje no todo es salir, y más si el hotel es un remanso de paz. El hotel Mercure Benidorm, recién estrenado, cuenta con un cuidado interiorismo del estudio Burondo que invita a la desconexión. Culpa de ello son sus 186 habitaciones, una piscina climatizada de agua salada rodeada de un imponente jardín mediterráneo. Su restaurante Malaspina es un perfecto escaparate de la gastronomía local, con productos de proximidad -algunos plantados en el huerto del hotel-. La sostenibilidad también es crucial para el Mercure y por eso cuenta con muebles de proximidad, hechos con mimbre y cerámica de pueblos vecinos.
Además, en estas fechas, Benidorm se viste de Navidad. La ciudad cuenta con mercadillos, una pista de patinaje sobre hielo, un poblado navideño y un belén de récord por el tamaño de sus Reyes Magos -de unos 10 metros de altura-, además de una agenda repleta de conciertos y shows especiales. Quienes necesiten más espíritu navideño pueden acudir a Terra Natura Benidorm: el parque zoológico estrena una recreación de la fábrica de juguetes de Papá Noel, con una oficina postal trabajando a todo ritmo.
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