El 'segundo banco más bonito del mundo' y otros tesoros de Cuenca

Resulta difícil resistirse a preparar una fotografía o un selfie en el banco que ha sido calificado como 'el segundo más bonito del mundo'. Desde 2020 lo puedes encontrar en los jardines del Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha (MUPA) . Está rodeado de réplicas de dinosaurios y regala una magnífica vista de la Cuenca más medieval. Siguiendo la estela del elegido en 2016 como 'banco más bonito del mundo' en Ortigueira (La Coruña) por la hermosa panorámica que abarca del Cabo de Estaca de Bares a Cabo Ortega, las autoridades del MUPA decidieron instalar este banco para reclamar de alguna manera que también existen excelentes vistas en la España interior. El resto de su popularidad se debe también a los fans de Instagram que han apoyado fielmente esta curiosa imagen de la capital conquense.

Cuando divisamos Cuenca en seguida comprobamos que estamos es una ciudad única con su extensión vertical y su distribución asimétrica formando terrazas que dejan rincones encantadores a cada paso. En uno de ellos se alza de manera prodigiosa su catedral, de casi una hectárea de superficie, dedicada a Santa María y San Julián . Aunque la fachada gusta mucho por sus semejanzas con otras catedrales francesas, lo mejor está en su interior: una nave central de 35 m de altura donde se proyecta la luz a través de las vidrieras realizadas en el siglo XX por varios artistas del Museo de Arte Abstracto, con Gustavo Torner a la cabeza, los altares y capillas con una singular rejería del siglo XVI, el coro, los sepulcros, los arcos, el triforio que ofrece una imagen bellísima desde arriba de toda la nave y su hermoso claustro. En el Museo Diocesano, anexo al templo, se pueden admirar de cerca dos Grecos, ‘La Adoración en el Huerto’ y el ‘Cristo con la Cruz a Cuestas’, tras pasar una cámara acorazada.

Las casas de la ciudad vieja se apiñan sobre un macizo rocoso bordeado por los ríos Júcar y Huécar. No solo sus famosas Casas Colgadas, sino también su increíble hilera de ‘rascacielos’, unos 30 edificios, levantados desde el siglo XV en el Barrio de San Martín, cuando Cuenca era un centro de poder económico por su producción de lana, paños y alfombras. Estas construcciones, que se apoyan unas con otras sobre un terraplén con un gran desnivel en la roca, tenían hacia la calle principal de Alfonso VIII dos o tres alturas, pero crecieron hacia abajo por la parte trasera de manera irregular al desarrollarse por debajo de los voladizos, llegando a sumar diez o doce. De ahí que un viajero del siglo XVII que alcanzaba Cuenca por la hoz del Huécar en dirección al puente de San Pablo podía alucinar viendo unas caballerizas en la quinta planta, cuando en realidad era la zona bajera por la vía principal, frecuentada en aquella época por los burros, el medio de transporte habitual para ir a la ciudad vieja.

Las hoces de los ríos Huécar y Júcar, a su paso por Cuenca, forman dos cañones con una anchura que supera los mil metros y un desnivel de más de doscientos metros en varias zonas. En esta área se desarrollaron los ‘hocinos’, las huertas que abastecían de frutas y huertas a la ciudad, pero ahora se han convertido en un escenario ideal para practicar todo tipo de actividades deportivas al aire libre. Escalada, senderismo, BTT, orientación, cross, piragüismo, running, bicicleta, espeleología o las sendas nocturnas forman parte de esta nueva apuesta de turismo sostenible.

La última novedad turística de Cuenca ha sido la apertura del Alfar de Pedro Mercedes, el taller original de este maestro de la alfarería tan alabado por Picasso debido a «su duende a la hora de crear». En el alfar se puede comprobar cómo este alfarero convirtió su trabajo en arte elaborando piezas únicas con formas y decoraciones nunca antes vistas. En la gran sala-obrador de este taller único en España, por su origen del siglo XV, figuran los mismos dos tornos tradicionales de siempre, en los que los alfareros sentados sobre un banco hacían girar con un movimiento del pie la ‘rueda’, conectada a la cabezuela donde el alfarero realizaba su trabajo con las manos mojadas.

Cuenca es la ciudad española con más museos por habitante, con quince propuestas, pero si hubiera que elegir uno ese debería ser el Museo de Arte Abstracto Español, instalado en una de las Casas Colgadas con cuadros y esculturas de Chillida, Tàpies, Saura, Cuixart, Sempere, Torner y, sobre todo, de Fernando Zóbel , quien donó en 1980 su colección de pintura, escultura, dibujo y obra gráfica, así como su biblioteca personal y un conjunto con sus diarios y más de ciento treinta cuadernos de apuntes. La entrada al museo es libre y puedes adquirir en su tienda reproducciones de las obras más destacadas por seis euros.

Dónde dormir: Parador de Cuenca (www.parador.es) y Posada San José (www.posadasanjose.com).

Dónde comer: Romera Bistró (Calle Tintes, 19) y Recreo Peral (www.recreoperal.es/).

Inf: https://visitacuenca.es/es