Arde Lucus: fiesta en la muralla de la época romana más completa del mundo

Arde Lucus nació en 2002 como una iniciativa de los hosteleros ante el fin de curso universitario y ha ido calando hondo entre la población. Hoy más de un millar de lucenses integran 19 asociaciones , una especie de peñas que representan a los diferentes estamentos de la sociedad de la época, tanto civiles como militares. Asociaciones con nombres como Guardia Pretoriana (romanos), Tir Na n’Og (castrexos) o Vestales Lucus Augusti (mujeres sacerdotisas) se visten con indumentarias de la época. ¡Ojo! Que nadie diga que se disfrazan, porque no es un disfraz, el lucense no se siente enmascarado, es su atuendo, aunque sea un poquito vintage. Ya desde pequeños aprenden a llevarlo, todos los colegios se adscriben a uno de los dos grupos y el Ayuntamiento reparte telas para confeccionar togas o sagas (mantos) y todos se visten ad hoc, como sus papás y sus abuelos.

Si por las calles ves a alguien 'de paisano' actual, seguro que es un forastero, un visitante que se ve inmerso en un mundo romano en el que incluso se utiliza una moneda propia. La asociación Cohors III Lucensium ha acuñado este año 3.500 piezas con la efigie del emperador Caracalla que se podrán adquirir por 2 euros cada una.

Lugo se encuentra en una colina sobre el río Miño, y dicen algunos historiadores que su nombre deriva del latín Lucus, Bosque Sagrado . Fundada en el siglo I a.C. sobre un campamento romano, conserva muchos vestigios de aquella época. El más importante es su majestuosa muralla, incluida en 2000 en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco . Rodea todo el casco antiguo de la ciudad con 2.150 metros de longitud y una altura de 10 a 15 metros. Está considerada como el recinto fortificado completo más importante y mejor conservado de la época romana. Se empezó a construir en el año 260 y se terminó a mediados del siglo IV. De los 85 cubos que tenía en origen, solo quedan 71. Sobre cada uno se alzaba un torreón de dos o tres pisos, sólo se conserva parte de uno, el de A Mosqueira, en la zona sureste de la muralla.

Casi todo el muro está construido con pizarras y bloques de granito aglomerados con tierra y piedras. En origen tenía 12 puertas, de las 10 que se conservan cinco son romanas aunque han sido modificadas a través de los tiempos. En la Plaza do Campo, muy cerca de la Plaza Mayor, se encuentra el Centro de Interpretación de la Muralla .

Para verla por fuera, se puede rodear todo su perímetro por la Ronda de la Muralla , una carretera circular, aunque es más interesante entrar y salir por sus puertas y no perderse los edificios medievales y las rúas empedradas. La visita la podemos empezar por la Porta do Bispo Aguirre, a la que se llega por la avenida Ramón Ferreiro, una amplia calle con dos calzadas y un acogedor paseo cubierto por las ramas entrelazadas de viejos tilos.

Dentro del casco antiguo hay numerosos vestigios romanos. La Casa de los Mosaicos o Domus Oceani , en la Rúa Doutor Castro 20, conserva museizados los restos de una domus del siglo III. Parte de un mosaico se descubrió al hacer una obras en 1842. Un siglo más tarde, en 1950, se encontraron en la misma calle otros mosaicos. Toda la zona, hasta la actual Plaza Mayor, ocupa un área de unos 17.000 m², es el cogollo de la Lugo romana. El decumano (calle principal con orientación este-oeste) discurre bajo lo soportales de esa plaza.

La Termas Romanas (s.I-II), en el actual balneario; la Piscina (s.IV); el Puente Viejo sobre el Miño, renovado en muchas ocasiones, la última en 2014, son otros de los vestigios del imperio que convivió en armonía con la cultura castrense durante casi tres siglos.

Largos e intensos paseos que despertarán el apetito del visitante. Y pocos lugares hay más interesantes para saciarlo que Lugo. En su gastronomía aparecen muchos pescados y mariscos . Sardinas, rodaballo, congrio, langostas de Burela, truchas del Miño, mejillones y sobre todo el pulpo a feira (o pulpo a la gallega) que compite con el de Orense como mejor pulpo de Galicia.

Empanadas de muy diferentes rellenos, ternera gallega sobre todo de raza Cachena, lacón (porco celta), embutidos y quesos. E l Savel es un queso azul elegido 'mejor queso de España' en 2021 en el 34 Salón Gourmets. Sin olvidar los vinos de la DO Ribeira Sacra a base de uvas mencía, braciellao y merenzao, para los tintos; y albariño, loureira, treixandura y godello para los blancos.

Un lugar ideal para alojarse en Lugo es el Hotel Mercure Lugo Centro (https://all.accor.com/), en la Rua Marina Española 29, a solo 500 metros de la muralla romana. Mercure, la marca midscale (rango medio) de Accor, abrió este 4 estrellas, su primer hotel en Galicia, en diciembre de 2021 reformando de arriba a bajo una antigua residencia estudiantil de la Compañía de María .

Sus instalaciones, con un diseño moderno y funcional, pero no estrambótico, casi minimalista, todavía huelen a nuevo. Decoración cálida con profusión de los colores madera y blanco y con guiños al folclore local: tras el espejo del lavabo, por ejemplo, que comparte espacio con el dormitorio, aparecen los flecos típicos de las gaitas; el perchero para colgar la ropa tiene forma de roncón o bordón, el tubo más largo de la gaita; en la puerta de las habitaciones, el número aparece iluminado por una lamparita en forma de empuñadura de paraguas…

Este hotel dispone del restaurante Brasas Brancas . Curioso nombre que tiene una explicación: si las brasas están rojas, indican que la temperatura es demasiado fuerte y podría quemar el alimento. Si están negras es que aún están frías. Solo las brasas blancas hacen una buena parrillada. Y Yago Crego , reconocido chef pontevedrés, sabe aprovecharlas. «La base de Brasas Brancas -dice- es la simplicidad, el aroma, la esencia y el recuerdo de un producto local». Porque la esencia de los establecimientos Mercure se resumen en dos palabras inglesas: «Discover local». Descubrir lo local ya sea en la decoración, la gastronomía o en la Fraga dos Feitos , un bosque de 1800 m² (alcornoques, madroños, helechos), punto y seguido de la terraza del hotel a la que se llega a través de un camino cubierto por una pérgola de 50 metros en la que crecen los (todavía jovenes) jazmines. Lugar ideal para que al anochecer se celebren queimadas y otros actos del acervo galaico. «Un oasis donde despertar los sentidos en un entorno natural único», en palabras de su directora Ana María Gómez.