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León: un paraíso de interior con 'joyas' por descubrir

Además de su extenso patrimonio histórico y cultural, cuenta entre sus atractivos con la mayor concentración de Reservas de la Biosfera del mundo

La Cueva de Valporquero permite al visitante un insólito 'viaje al centro de la Tierra' ABC

Rosa Álvarez

El turismo de interior continúa escalando posiciones. Cada vez son más las personas que apuestan por él y programan sus escapadas o vacaciones con destino a estos puntos de la geografía nacional que se encuentran más alejados de la costa. La oferta es amplia, pero si hay un lugar que figura entre los favoritos de los viajeros, ese es la provincia de León. Se trata de la más extensa de las nueve que componen la comunidad autónoma de Castilla y León y es también la séptima más grande a nivel nacional. Su territorio es vasto y múltiples las singularidades que guarda. Sus espacios naturales, su patrimonio histórico y cultural o su gastronomía convencen y hacen que cada año miles de visitantes la elijan y que, además, muchos de ellos repitan.

León cuenta con numerosos espacios naturales protegidos y la mayor concentración de Reservas de la Biosfera del mundo , con un total de siete. Destacan entre los primeros el Parque Nacional y Regional de Picos de Europa, paraíso para muchas especies en peligro de extinción (como el urogallo); o el paraje de Las Médulas , que muestra la que fue la mayor mina a cielo abierto de todo el Imperio Romano. De ella extraían oro y hoy está considerada como espacio natural y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1997. También merece mención el Lago Truchillas, de origen glaciar; el de La Baña, también declarado monumento nacional; o las Hoces de Vegacervera, que componen un singular paisaje y conducen hacia una maravilla subterránea visitable: la Cueva de Valporquero , en el corazón de la montaña leonesa y a 1.309 metros de altitud.

Valporquero: un viaje al centro de la tierra

La acción del agua sobre la roca a lo largo de los siglos hizo que el corazón de la montaña se fuera disolviendo y que en el espacio resultante se fueran salpicando curiosas formaciones. Las estalactitas, las estalagmitas, las coladas y las columnas de diferentes brillos y colores adornan ahora los recorridos programados y que permiten adentrarse en alguna de las siete salas habilitadas para sorprender al público que inicie este particular ‘viaje al centro de la tierra’ siguiendo el recorrido normal (cinco salas), el largo (las siete) o ‘Valporquero insólito’ (en el que la primera parte del camino se hace a oscuras).

La belleza natural de la provincia también queda patente en las múltiples rutas y sendas que se abren a lo largo y ancho de ella, como la del Cares, que une Caín con Poncebos (Asturias); o el Camino de Santiago, que atraviesa 235 kilómetros por territorio leonés. Pero si el patrimonio natural es espectacular, el histórico y cultural tampoco tiene nada que envidiarle. Son muchos los ejemplos que se podrían ofrecer para conquistar al turista, pero aquí citaremos dos: el Museo de los Pueblos Leoneses de Mansilla de las Mulas, que custodia la colección etnográfica de la Diputación Provincial de León, y el Monasterio de Santa María de Carracedo, fundado en el año 990 y restaurado en el siglo XII.

El primero está ubicado a apenas 18 kilómetros de la ciudad de León y ocupa el espacio sobre el que hacia el año 1.500 se levantó el antiguo convento de San Agustín. Su colección supera las 8.000 piezas entre las que se encuentran en el almacén y las repartidas en la exposición permanente, que se divide de 27 áreas temáticas. Aperos, herramientas para el campo, artesanías o piezas de viejos oficios son algunas de las ‘joyas’ que se pueden encontrar en el Museo, desde el que también se desarrollan las tareas de conservación, investigación y difusión de la cultura tradicional y la identidad del patrimonio etnográfico leonés.

Por su parte, el Monasterio de Santa María de Carracedo dispone a su vez de un museo dedicado a sus orígenes e historia. En sus dependencias se contaba con hospedería, hospital y cárcel y una lápida vertical ubicada a la puerta de la iglesia explica cómo el 29 de agosto de 1810 fueron elegidos en este Monasterio los primeros representantes democráticos de los leoneses en las Cortes de Cádiz .

Gastronomía

A estas alturas sobran ya los motivos que justifican una visita a León, pero se puede acabar de ganar al turista por el estómago. En León se come muy bien, y la prueba está en que más de 15 entidades reguladoras garantizan la calidad y el buen hacer de otros tantos productos típicos de la tierra. Destacan los embutidos, las carnes, las legumbres, el queso, las hortalizas, los dulces y los vinos (agrupados bajo los sellos de las DO León y Bierzo). Con ellos en su base, platos típicos como el cocido maragato, el montañés, el botillo, la caldereta de cordero, la morcilla, las sopas de trucha o las ancas de rana harán que hasta el paladar más exquisito se rinda, porque León es una tierra que conquista los sentidos.

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