LA ESPAÑA MÁGICA
El templo gallego al que acuden para sanarse los poseídos por Satanás
Los creyentes acuden a Nuestra Señora del Corpiño, cerca de Lalín (Pontevedra), para expulsar al diablo, curarse de sus enfermedades y protegerse del mal
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Nuestra Señora del Corpiño, en la parroquia de Losón (Pontevedra)
Nuestra Señora del Corpiño en la parroquia de Losón, a 15 kilómetros de Lalín (Pontevedra), es uno de los pocos templos donde todavía se practican los exorcismos para expulsar al diablo del cuerpo. Según una tradición secular, la Virgen que se venera en ... el lugar puede curar las enfermedades, sobre todo de naturaleza psíquica como la histeria, la esquizofrenia o la epilepsia.
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Hasta comienzos del siglo pasado, según el relato del historiador Vicente Risco, los gallegos poseídos por Satanás o quienes padecían trastornos mentales eran llevados por sus familiares a la misa solemne del Corpiño. Acabada la ceremonia, el endemoniado se colocaba delante del altar , donde el sacristán le introducía un algodón por la boca. El párroco rezaba una oración mientras los parientes le agitaban y sacudían por los hombros. Finalmente, el diablo abandonaba el cuerpo. La Iglesia autoriza todavía la práctica del exorcismo en O Corpiño. El Padre José Donsión, fallecido hace siete años, realizaba este ritual con algunos éxitos espectaculares. En una ocasión, curó a una joven que maldecía a Dios y levitaba. Fue llevada a la iglesia, donde empezó a blasfemar y a hablar en hebreo. El sacerdote consiguió sanar a esta muchacha tras bendecirla y exhortar al Maligno a que saliera de su cuerpo.
Cada 24 de junio miles de personas suben a este templo para la misa solemne y la procesión, coincidiendo con el solsticio de verano
La leyenda de O Corpiño no ha menguado con el paso del tiempo. C ada 24 de junio miles de personas suben a este templo , situado en un monte. Antes era habitual depositar exvotos de cera en el santuario para agradecer las curaciones. En un pasado reciente, la tradición era dormir la noche anterior en las inmediaciones del lugar. En la actualidad, los habitantes de Lalín y de la comarca acuden al santuario para la misa solemne y la procesión que se celebra coincidiendo con el solsticio de verano.
La costumbre es colocarse de rodillas o agachado al paso de la Virgen para implorar su protección. Los enfermos tocan su manto, del que cuelgan billetes y prendas personales. La multitud grita mientras repican las campanas y suena la música que toca la banda. Algunos peregrinos frotan sus pañuelos y su ropa contra los pies de la madre de Cristo. Todo concluye cuando la imagen de la Virgen, con un ramo de flores y el Niño en su regazo, vuelve al interior de la iglesia.
El templo, de tres naves y un esbelto campanario, ha experimentado diversas remodelaciones que han modificado profundamente la ermita construida en el siglo VIII . Allí vivía en una cueva un ermitaño, llamado Luisón, dedicado a la contemplación, que los vecinos de la aldea consideraban un santo. Un buen día le encontraron muerto con la peculiaridad de que su cuerpo permaneció incorrupto. Decidieron construir una capilla dedicada a San Adrián , donde fue enterrado el ermitaño. Fue un lugar de culto hasta que los árabes destruyeron el recinto y la tumba.
La leyenda dice que unos jóvenes pastores se refugiaron en sus ruinas al ver cómo una nube cargada de fuego se cernía sobre el monte. Esto sucedía a finales del siglo XII. Los pastores permanecieron un tiempo indeterminado en el lugar mientras contemplaban la aparición de la Virgen hasta que fueron hallados por sus padres. Los jóvenes volvían una y otra vez al antiguo habitáculo del ermitaño, donde se mostraba la Inmaculada envuelta en una nube de luz. Muchos dudaron del milagro, pero finalmente Nuestra Señora del Corpiño se manifestó delante del párroco y de todo el pueblo. Tras este acontecimiento, los vecinos decidieron construir un santuario para conmemorar la aparición.
Algunos escépticos que todavía se resistían a creer en la aparición fueron llamados a declarar. Pero la Virgen selló sus bocas y no pudieron articular palabra alguna. La pluma del escribano que tomaba nota de su testimonio también quedó paralizada, de suerte que desde ese momento nadie dudó del poder de la Santísima.
Los arqueólogos hallaron restos de un antiguo castro celta en O Corpiño , por lo que se ha especulado que la coincidencia de la festividad con el solsticio de verano y el poder curativo del enclave tengan un origen pagano que se mantuvo durante el cristianismo. Lo mismo se puede decir de otras ermitas y templos gallegos en los que han pervivido viejas tradiciones inmemoriales.