La España Mágica
El río que los soldados romanos se negaron a cruzar porque temían perder la memoria
La legión romana que mandaba Décimo Junio Bruto llegó al río Limia, en Orense, pero sus soldados, convencidos de que estaban en el río Leteo, se negaron a pasar a la otra orilla hasta que lo hizo su general
El río Limia a su paso por la provincia de Orense
Corría el año 138 a. C. cuando Décimo Junio Bruto se hallaba en plena campaña para someter el norte de Lusitania y Galicia al poder romano. La legión que mandaba llegó al río Limia en Orense y se detuvo ante sus ... aguas. Para sorpresa del general, que había obtenido una serie ininterrumpida de victorias en la Península, los soldados se negaron a cruzar hasta la otra orilla.
Las tropas romanas estaban convencidas de que habían llegado al río Leteo , que producía el olvido a quien se atrevía a mojarse en su curso. Según la mitología, el Leteo era una frontera que había que superar antes de entrar en el Hades, el reino de los muertos . Al bañar sus pies en las aguas, los mortales olvidaban todo su pasado antes de reencarnarse en otra persona. Platón hace una referencia expresa a este río en su 'República'.
Se ignora por qué los romanos creían que el Limia era el Leteo, pero es posible que esa identificación se produjera porque las tierras de Galicia eran los confines del mundo para aquellos expedicionarios. También hay algunos historiadores que sostienen que fueron los habitantes de la comarca quienes expandieron el rumor para asustar a la legión de Bruto, que llegó a ser cónsul en Roma.
Sea como fuere, los curtidos soldados se negaron a obedecer a su general, que les increpó y les exhortó en vano a pasar al otro lado. Para demostrar que todo era una superstición, Bruto tomó entonces su espada y el estandarte de la legión y se internó en las aguas del río. Cruzó hasta la otra orilla en el lugar donde hoy se halla la localidad de Ginzo de Limia , una población de 10.000 habitantes.
El general comenzó a llamar a sus soldados por su nombre de pila y estos empezaron a atravesar este río que desemboca en el mar Atlántico en Portugal. Prosiguieron su avance y Bruto logró conquistar la región , por lo que se ganó el apodo de 'El Galaico'. Julio César seguiría sus pasos 80 años después hasta llegar a pisar, según algunas fuentes, las islas Cíes.
Los vecinos de Ginzo de Limia conmemoran el hito de Bruto todos los años en el mes de agosto en la llamada Festa do Esquecemento , en la que los lugareños se disfrazan de romanos con sus espadas y sus escudos y cruzan las aguas del río para rememorar el pasado. Una conmemoración en la que no faltan la lucha de gladiadores, los juegos y la evocación a viejas leyendas druidas.
Como sucede en otras festividades de muchos pueblos de la España mágica, los actos de Ginzo de Limia obedecen a una tradición de sincretismo , en la que se mezclan diferentes culturas, épocas históricas y usos sociales. En la localidad orensana podemos observar cómo se fusionan lo celta, lo romano y lo visigodo .
Cerca de Ginzo, se hallan las lagunas de Antela , que fueron desecadas parcialmente en 1958 para ganar terreno para los cultivos, creando un grave daño ecológico. Hay una antigua leyenda, datada en la Edad Media, que dice que la ciudad de Antioquía se halla en el fondo de las aguas de Antela. Sus habitantes fueron castigados por Dios por idolatrar a un gallo. Lo que sí es un hecho histórico es que los romanos construyeron canalizaciones para aprovechar las aguas de lo que era un gran humedal.
Hay referencias al río Limia en Estrabón, Tito Livio, Salustio y Plutarco , lo que evidencia que este lugar tenía una gran importancia simbólica en la civilización romana, heredera de la cosmovisión del mundo griego. Los aqueos creían que el Hades, el inframundo de los muertos, estaba atravesado no sólo por el Leteo sino también por el río Mnemósine, que producía el efecto contrario: quien bebía sus aguas obtenía la omnisciencia, la capacidad de saber y recordarlo todo. En algunas tumbas griegas del siglo V antes de Cristo se han encontrado alusiones a este río y a la diosa del que lleva su nombre, hija de Urano.
Las reminiscencias de las propiedades mágicas del agua siguen muy presentes en Orense y Pontevedra, donde sus fuentes termales atraen todavía a muchas personas que quieren mejorar su salud. Una experiencia que merece la pena.
Noticias relacionadas