Los duendes que habitan en el valle del Jerte
Dice la leyenda que en el valle del Jerte sobreviven seres con poderes sobrenaturales que perturban a los humanos
El descanso de Noé en un pueblo de La Coruña
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Iniciar sesiónLos duendes son viejos pobladores de la Península y proliferan en ríos, lagos, valles y montañas de nuestra geografía. Es difícil establecer de dónde surge esta presencia mágica, aunque ya los romanos asociaban determinados parajes al ‘genius loci’ o genio del lugar. Luego ... se creyó en entes sobrenaturales que convivían con los habitantes de una comarca.
Los duendes fueron identificados a lo largo de la Edad Media con seres d e forma humana, de corta estatura y largas orejas , ataviados con estrambóticos sombreros, que se escondían en las profundidades de los bosques. Estaban emparentados con las hadas y, en general, se les veía como personajes benéficos, ligeramente bromistas. Parece que duende significa etimológicamente ‘dueño de la casa’, ya que se creía también que penetraban en los hogares por las chimeneas y las ventanas.
Hay un lugar en España donde se hace presente esta tradición de los duendes: la Garganta de los Infiernos , situada en el valle del río Jerte, en el norte de la provincia de Cáceres . Es una reserva natural, frecuentada por excursionistas y por turistas que acceden en primavera a deleitarse con el florecimiento de los cerezos.
Merece la pena acercarse a este impresionante paisaje formado por la erosión en la roca del cauce del río, afluente del Alagón . Y recorrer a pie los 15 kilómetros de ruta que sube hacia la montaña, un camino en el que se pueden contemplar los robles, tejos y castaños del valle y, si hay suerte, su rica y variada fauna, de la que forman parte águilas, cabras y nutrias que pueblan sus frías aguas.
A lo largo de esta ruta se accede a la Garganta de los Infiernos , un tramo de varios kilómetros formado por pozas que horadan la roca y que parecen marmitas gigantes. El sitio recibe el nombre de los Pilones , donde acuden a bañarse quienes remontan el curso del río. No parece extraño que, en un marco tan sugerente como éste, hayan surgido numerosas leyendas que hacen referencia a duendes, hadas y trasgos , escondidos en su accidentada topografía.
Hay cuatro o cinco pueblos deshabitados en el valle del Jerte que, según dice la tradición, fueron abandonados por un ejército de hormigas que invadieron sus casas y acabaron con sus cosechas. Y, entre otras muchas leyendas, existe la de la hija que amamantó a su padre, preso de la Inquisición.
Volviendo a los duendes, el más popular en la zona es La Pomporrilla , una vieja fea y desdentada, de piel oscura y pelo desordenado, que entra en los hogares y se dedica a cambiar de sitio los objetos domésticos. No causa daño a nadie y se alimenta de las castañas y los frutos del bosque.
El Gruño es otro duende que habita en las profundidades de una cueva. No sabe hablar, pero tiene la capacidad de echar el mal de ojo sobre las personas. Quienes incurren en su desdén son castigados con una tristeza invencible.
El que produce más miedo es El Zamparrón , que tiene la facultad de poder estirarse o encoger a voluntad. Es un personaje malvado que tiene la peculiaridad que penetra en los hogares y se come a los niños de corta edad. Según un relato de la comarca, El Zamparrón tenía tal hambre que se tragó a un regimiento de soldados. Pero fue vencido por una hormiga que le volvió loco al introducirse en su oreja.
Hay otra media docena de duendes que rondan por el valle del Jerte y la Garganta de los Infiernos. Uno de ellos es El Jáncano , un monstruo que podría estar relacionado con la mitología cántabra, donde existe El Ojáncano , un cíclope cruel y vengativo, con una poblada barba, que mata animales y provoca desgracias.
La figura del duende aparece en todas las culturas europeas. Por ejemplo, su presencia era muy importante en el pueblo druida y en las tradiciones germánicas. También sigue siendo un referente popular en Escocia. El estudioso C. S. Lewis aventura la hipótesis de que los duendes son identificados en la tradición medieval con los llamados ‘longevos’, que, cuando Lucifer se levantó contra Dios , se declararon neutrales. Desde entonces, están condenados a vagar por la Naturaleza hasta el Juicio Final. Heine les llama ‘dioses en el exilio’. Sea como fuere, esos viejos espíritus han sobrevivido en la España mágica.
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