Patrimonio industrial
Asturias minera: las 'catedrales' del carbón, el acero y la electricidad
Pozos mineros, altos hornos, centrales eléctricas, viviendas obreras... el Principado guarda auténticos tesoros de las industrias de su pasado y su presente
El pozo donde ser minero por un día (un viaje a las entrañas de la tierra)
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Iniciar sesiónLa industria y la minería han marcado la historia y el paisaje asturianos. En una región en la que prácticamente no hay nadie que no tenga algún familiar que no haya trabajado en la mina , en los altos hornos, en los puertos o ... en alguna industria pesada, hablar de patrimonio industrial es hablar de memoria aún viva y sentida, de nostalgia por los empleos en gran parte perdidos y de recuerdo de la dureza de aquellos.
Es un recuerdo a menudo trágico y no hay mejor muestra de ello que el memorial que recibe a los visitantes del Pozo Sotón : 538 placas, cada una con el nombre de uno de los mineros de Hunosa fallecidos desde 1967 en accidentes en el tajo. Ahora, parada ya la explotación como en casi todos los pozos de las cuencas del Nalón y el Caudal , el Pozo Sotón sigue abierto para que los visitantes tengan una idea de lo que es una mina de carbón. Son mineros de Hunosa quienes bajan con los visitantes hasta las galerías del noveno o el décimo nivel, a más de 500 m de profundidad. La experiencia impresiona, a pesar de que no se puede comparar a la dureza real de una mina de carbón: faltan el estruendo de la maquinaria, el calor y el polvo de carbón y de sílice flotando en el ambiente.
Cerca del Pozo Sotón, en el paisaje salpicado de castilletes -la maquinaria que subía y bajaba las jaulas que transportaban mineros, carbón y herramientas- hay otros lugares que ayudan a comprender el significado de la minería en Asturias . En Ciaño (Langreo) está el Ecomuseo Minero del Valle de Samuño , montado en torno al Pozo San Luis. Hasta el pozo se llega en tren -aunque no es un tren minero original de la zona como el de Sotón, sino uno traído de la República Checa-, atravesando un bucólico valle. Por él se entra en un túnel a 32 m de profundidad ejemplo de cómo se extraía el carbón en el siglo XIX: excavando a través de las colinas. Cuando el tren se detiene, se toma un ascensor hasta la plaza del Pozo San Luis, una postal de todo lo que rodeaba una explotación minera: el edificio de máquinas -en estilo modernista- de 1930, la lampistería, las duchas, las oficinas con la ventanilla ante la que hacían cola los mineros para recibir su salario, la carpintería, la fragua, el economato, el chigre... Muy cerca, en El Entrego, está el Museo de la Minería (MuMi) .
Pero no solo en las cuencas había minas, también se encontraban junto a la costa. A las afueras de Gijón aún se ven los castilletes de la Mina La Camocha y cerca de Avilés, en Castrillón, se puede visitar la Mina de Arnao , una de las más antiguas de España. En ella solo se baja hasta las galerías del primer nivel, pero su interés reside en su castillete de madera, sus galerías cubiertas de ladrillo como se hacía en el siglo XIX y la puerta por donde se sacaba el carbón, realmente única por razones que es mejor dejar como sorpresa para el visitante.
En comparación con la minería, la industria siderúrgica no ha dejado al viajero tantos lugares para visitar, en parte porque varias de las grandes factorías siguen en funcionamiento. Pero merece la pena dar un paseo por la Ruta del Acero en la ría de Avilés , donde piezas rescatadas de los altos hornos de Ensidesa se alternan con modernas esculturas hechas con el acero salido de ellos, mientras al otro lado de la ría se ven aún las fábricas siderúrgicas ya cerradas, conviviendo con el vanguardista Centro Niemeyer. O acercarse a La Felguera, para ver la torre de refrigeración que acoge el Museo de la Siderurgia , las sedes originales de Duro Felguera construidas en ladrillo rojo en los años 30, o simplemente las huellas de la industria en una ciudad frente a cuya iglesia más céntrica se alza la estatua de Pedro Duro, fundador de la empresa que dio empleo a la mayor parte de sus habitantes durante décadas.
Barrios de trabajadores
Los lugares donde vivían los obreros forman parte del patrimonio industrial. Barrios como Llaranes, en Avilés, o la colonia de la Fabrica de Armas de Oviedo . También conjuntos de casas humildísimas como la ciudadela de Celestino Solar, en Gijón, hoy un museo que recoge la memoria oral de sus habitantes y una vivienda decorada de forma muy realista gracias a las donaciones de enseres y muebles de la época. Pueblos como Trubia, junto a Oviedo (con una importante fábrica de armas aún en funcionamiento), donde perviven viviendas obreras, el casino -ahora biblioteca municipal y teatro- y las antiguas escuelas de aprendices -ahora instituto de secundaria- y donde el próximo 30 de julio se hará una gran recreación teatralizada del intento de encendido de los primeros altos hornos de España, en 1797. O el poblado minero de Bustiello (que puede visitarse -siempre de forma guiada- con reserva previa), un interesantísimo ejemplo del paternalismo mezclado con control social que ponían en práctica los empresarios de finales del siglo XIX.
Es un poblado de casas cómodas (con luz eléctrica y agua corriente desde un inicio) y calles amplias fundado por el II Marqués de Comillas para aquellos trabajadores que mejor se plegaran a su imagen de obreros cristianos ideales. Las casas de los trabajadores estaban dominadas y vigiladas por las de los ingenieros y estas por un centro de recreo obrero que era la ‘antitaberna’ (no se podía beber alcohol, hablar de política ni leer periódicos salvo los aprobados por la empresa) y, sobre todo por la iglesia, comparada en la época con la basílica de Covadonga y en la que destaca un altar cuya parte baja imita la rambla de una mina y está decorada con motivos relativos a las empresas más importantes del marqués. Un lugar para arrodillarse ante Dios y ante el patrón.
Pero si la iglesia de Bustiello es interesante, hay una serie de centrales hidroeléctricas en Asturias que impresionan como si fuesen catedrales . Son las de Grandas de Salime, Proaza, Miranda y Tanes, fruto de una saga familiar: Narciso Vaquero fue un ingeniero que recorrió Asturias decidiendo los mejores emplazamientos para estas centrales; su hijo, Joaquín Vaquero Palacios, fue un excelente arquitecto, diseñador, escultor y pintor que diseñó evocadoras formas de hormigón (distintas en cada central) y las llenó de mobiliario y decoración pensados hasta el último detalle; y su nieto, Joaquín Vaquero Turcios, fue un artista de renombre que realizó imponentes murales dentro de las centrales.
Una catedral de la industria
La central de Grandas de Salime (cuya visita se puede concertar a través de la empresa que la explota, Saltos del Navia C. B.) es uno de los edificios industriales más impresionantes de España y quizá de Europa. Llegando a través de un valle recóndito nos recibe sobre la puerta un mural en bajorrelieve que representa el proceso por el que el agua genera electricidad. Es solo un aperitivo de los dos inmensos murales del interior , en la misma sala llena del zumbido de las imponentes turbinas. Uno representa una chispa de electricidad y en el otro padre e hijo retrataron todo el proceso de construcción: los ingenieros planificando, el teleférico construido para llevar el material al valle, los trabajadores, los pueblos sumergidos y los vecinos desplazados, la inauguración, las torres de alta tensión... Una obra que uno podría pasarse horas mirando, aunque merece la pena visitar también el resto de la central para admirar el cuidado que Vaquero Palacios puso en cada detalle.
¿Y qué queda de todo esto? Algunas industrias siguen funcionando, como estas centrales hidroeléctricas o parte de la siderurgia. Otras se han convertido en lugares de visita, recuerdos del pasado. Y las hay que ahora albergan escuelas o modernos centros de negocios, como sucede en algunos de los edificios de Valnalón en La Felguera o en Cristasa , una antigua fábrica de vidrio en el barrio obrero gijonés de La Calzada, convertida en un muy activo vivero de empresas. Iniciativas muy necesarias si queremos seguir creando patrimonio industrial para el futuro.
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