Un destino del Caribe con pocas restricciones y miles de turistas este año

Estas son algunas ideas diferentes para descubrirlo.

El Hoyo Azul es el cenote más asombroso que puedes visitar en la primera isla grande que avistó Cristóbal Colón hace casi 530 años. Está dentro del Scape Park , en el área de Cap Cana , zona famosa por sus resorts de lujo, y permite darse un refrescante baño en aguas de manantiales naturales y frescas. El cenote sorprende por su intenso color azul turquesa , causado por los minerales y la haloclina que se produce cuando una mayor concentración de salinidad se hunde bajo el agua dulce y menos salina, lo que provoca unos efectos visuales llamativos. Las aguas del Hoyo Azul alcanzan una profundidad de 12 metros en un entorno de bosque lluvioso al pie de un acantilado de piedra caliza de 75 metros cubierto de vegetación. En su parte más elevada se hallan varias colmenas de abejas, aunque los dos animales más habituales del área son dos mamíferos, el solenodonte y la hutía, hoy en peligro de extinción. En el parque también pueden verse ejemplares de la iguana rinoceronte , una especie endémica de La Española. Inf: www.scapepark.com/es/

Se dice de Bayahibe que muestra las aguas cristalinas más bellas del país y una buena manera de comprobarlo es en catamarán por la costa, la playa de Palmilla y la Isla Saona . Desde el muelle del Hotel Viva Wyndham Dominicus parte este catamarán que ancla primero en Palmilla, conocida como la Piscina Natural por sus aguas cristalinas y por haber sido escenario del rodaje de ‘El Lago Azul’, para nadar, tomar fotos de las estrellas marinas gigantes y brindar con un vaso de ron. A continuación se visita Isla Saona y su encantador pueblo de Mano Juan, el único asentamiento humano de la isla, para terminar en otra espléndida playa virgen donde se puede tomar el sol, jugar al voleibol, disfrutar del mar turquesa y almorzar. Desde 55 dólares. Inf: https://vivaresorts.com/excursiones-dominicus-beach/

El único puerto de la bahía de Samaná se encuentra en su lado norte y ofrece un servicio completo para los que conciben las vacaciones a bordo de una embarcación. Hay una amplia oferta de restaurantes y de hoteles, entre los que destaca ‘The Bannister’, y zonas exclusivas para disfrutar de un cóctel y de una tentadora piscina infinita. Ideal para emocionarse durante la puesta de sol. Inf: www.thebannisterhotel.com

Las Terrenas, en el norte de Samaná, engancha al visitante por ser una mezcla perfecta de un pueblo de playa y una ciudad cosmopolita con pequeños hoteles, bistrós internacionales, boutiques de ropa y artesanías, restaurantes locales en el Pueblo de los Pescadores y animados bares para bailar bachata. Sus arenales son excelentes pero si hay que elegir uno de ellos, ese debe ser Playa Cosón , ideal para aprender y practicar el kitesurf y dar paseos a pie por su arena blanca: a un lado, hacia Punta Bonita, un punto ideal para disfrutar del atardecer, y al otro hacia la desembocadura del río Noria, un prodigioso escenario natural donde las palmeras se reflejan en el agua junto al mar. En el apartado gastronómico, el Restaurante Luis muestra lo mejor de la cocina dominicana en la playa: arroz con habichuelas, camarones, dorado, mero, lambí, pollo frito, en salsa o a la parrilla...

Ubicada dentro del exclusivo complejo de Puntacana Resort & Club, esta reserva natural y parque ecológico de 1.500 hectáreas está abierta al público, que puede disfrutar a pie de los senderos que penetran en un exuberante bosque tropical hasta llegar a una serie de doce lagunas de agua fresca, procedentes de un río subterráneo llamado Yauya. La laguna más popular para nadar en el Parque Ecológico Ojos Indígenas es la de Guama y cuenta con una plataforma de madera para los que desean lanzarse a sus frescas aguas. Aparte de la abundante flora, la reserva también es hábitat de cientos de especies de aves e iguanas, y muy cerca de este oasis se halla el Centro de Innovación Marino para comprobar cómo se lucha por la supervivencia de los corales. En los últimos quince años un equipo dirigido por el norteamericano Jake Kheel ha conseguido trasplantar 5 km de estos corales en el arrecife de la costa de Punta Cana logrando que esta especie pueda crecer entre 6 y 8 centímetros de longitud cada año. Inf: www.puntacana.com

Aunque el Salto del Limón es una clásica excursión en Samaná y se puede realizar a pie, resulta mucho más emocionante disfrutarla a los lomos de un caballo pequeño y dócil manejado por un guía en poco más de media hora. Espera el espectacular salto de 47 metros de altura con las frías aguas del Arroyo Chico, afluente del Río Limón, que caen a una hermosa piscina natural donde el baño y los selfies están asegurados. Las palmeras y algunos árboles autóctonos, como la guanábana o la cigua, repletos de aves conforman un paisaje único en la península más bella del país. Organiza Parada La Manzana (www.paradalamanzana.com).

En Higüey se levanta el templo más querido de los dominicanos: la Basílica de Nuestra Señora de la Altagracia. Fue diseñado por los arquitectos franceses André Jacques Dunoyer y Pierre Dupré en 1971 y se alzó a casi 80 metros de altura sobre el lugar en el que, según la leyenda, apareció la Virgen en 1691. Todos los años, el 21 de enero, los creyentes dominicanos peregrinan a la basílica para cumplir sus promesas en un emocionante acto de fe.

Al Parque Nacional Los Haitises, una excursión imprescindible, conviene ir en barco. Hay en este área de Samaná 21 canales de mangle, 6 cuevas visitables con petroglifos y pictogramas rupestres grabados en las paredes y 50 cayos y mogotes por los que es posible navegar. Es un lugar exótico donde el agua, la densa vegetación y las variadas especies de aves, con el pelícano, la fragata y el gavilán de La Española a la cabeza, componen un marco natural inigualable en el continente americano que se extiende por 1.600 kilómetros cuadrados.