Así es el palacio más grande del mundo donde vivió 'El último emperador'

Diez mil estancias

Pero es mucho más que un museo. El Gugong (Antiguo Palacio) es el conjunto palaciego mejor conservado y más grande del mundo. En 728.000 m² se levantan casi diez mil estancias; dice la tradición que exactamente 9.999, porque el 9 es un número mágico, el máximo valor ordinal; porque 9 suena como 'jiu', 'largo', 'longevo'; y porque ningún palacio terrenal puede superar al Palacio Celestial , que dicen que tiene 10.000 habitaciones.

A modo de ejemplo hay que decir que todo el Vaticano tiene 440.000 m², el Kremlin 275.000 m², y el Palacio Real de Madrid 135.000 m².

Se empezó a construir en 1406 (IV año del reinado del emperador Yong Le, dinastía Ming) y fue acabado en 1420 (XVIII año del mismo reinado), conservándose hasta nuestros días la disposición original a pesar de las repetidas reconstrucciones y ampliaciones.

Tres grandes salones

Todo el complejo está construido simétricamente de sur a norte. En la zona anterior, la meridional, residía el poder imperial. En la posterior, al norte, el emperador y su corte hacían la vida cotidiana. La primera tiene como eje tres grandes salones: el Palacio de la Armonía Suprema (Tai He Dian) o Salón del Trono, aquí se celebraban las grandes ceremonias; el Palacio de la Armonía Central (Zhong He Dian) y el Palacio de la Armonía Preservada (Bao He Dian). La segunda zona está compuesta por el Palacio de la Pureza Celestial (Qian Qing Gong), el Palacio de las Relaciones Celestiales y Terrenales (Jiao Tai Dian) y el Palacio de la Tranquilidad Terrenal (Kun Ning Gong).

La mayoría de los edificios tienen tejados de tejas amarillas (color de uso exclusivo del emperador) con puntiagudos aleros vueltos hacia arriba.

El recinto está rodeado por un muro de unos diez metros de alto, 961 de norte a sur y 753 de este a oeste, y un foso de protección de 52 metros de ancho.

En el centro de Pekín

La Ciudad Prohibida se encuentra en el centro de Pekín, al norte de la Plaza de Tiananmen. Por allí pasan todos los años 15 millones de personas, lo que lo ha convertido no solo en el principal monumento de Pekín, sino del mundo. El Louvre de París recibía antes de la pandemia a 9,2 millones, la Torre Eiffel a 7 millones, y las Pirámides de Egipto en su mejor momento 4 millones.

El récord de visitantes de la Ciudad Prohibida se consiguió en la Fiesta Nacional de 2010 (1 de octubre) con 122.000 personas, cuando en teoría tiene una capacidad para 60.000 diarios.

Seis siglos

En 2020 se cumplió el 600 aniversario de este complejo palaciego. Para celebrarlo el Museo del Palacio Imperial de Beijing realizó una serie de exposiciones sobre arquitectura antigua, caligrafía, pintura con tinta, así como sobre los intercambios culturales entre civilizaciones.

En 2017 la Ciudad Prohibida celebró sus 90 años como museo. Entonces empezaron unas reformas generales, las últimas por ahora.

Y aunque los grandes espacios abiertos proporcionan luz más que suficiente a la mayoría de los edificios, las zonas más interiores siempre se habían mantenido tenuemente iluminadas para proteger muebles, pinturas y antigüedades de la luz y del calor.

La mayoría de las construcciones son de madera y han sufrido muchos incendios a lo largo de la historia. En todos sus patios aún pueden verse unas enormes vasijas de bronce, ahora vacías, pero que servían para contener agua para apagar el fuego.

La luz no llegó hasta 2016

En 2016, por primera vez en la historia, la luz eléctrica llegó a los aposentos de la Ciudad Prohibida. El miedo a los incendios y al deterioro mantenían sus estancias más íntimas alumbradas sólo con la luz natural del día. Había bombillas y focos, sobre todo en la entrada de Tiananmen, la del célebre retrato de Mao, pero cuando llegaba la noche los palacios interiores se sumían en una penumbra-oscuridad muy acorde con el aspecto misterioso del lugar.

A partir de 2016 seis de sus salones principales, los que componen el eje sur-norte, el más visitado por los turistas, disponen de luz eléctrica a todas horas, luces frías tipo led con filtros especiales que dejan ver detalles antes ocultos a la mirada de los espectadores sin dañar la policromía.

Magia y leyendas

Donde antes solo había penumbra y polvo centenario, ahora aparecen colores vivos, tan del agrado del arte tradicional chino . Pero hay quien cree que con la luz se ha perdido parte de la magia, del misterio. Son muy famosas las leyendas que hablan de fantasmas que recorren algunos rincones de la Ciudad Prohibida. En 2015 se abrieron al público dos salones hasta entonces cerrados en los que se aseguraba que moraban varios seres espectrales. Y aunque no se ha constatado su existencia, los palacios Cining y Shoukang, donde vivían las emperatrices madres, siguen siendo famosos por sus apariciones.

Se dice que una de las cuatro torres exteriores (situada una en cada esquina del muro) se pudo acabar de construir gracias a la ayuda de una divinidad.

Lo cierto es la Ciudad Prohibida es un pozo sin fondo y en él se siguen descubriendo tesoros. Recientemente se ha hecho público el hallazgo de los restos de un palacio primitivo bajo las construcciones actuales perteneciente a la época de los mongoles, siglos XIII a XIV.