CAMINO LEBANIEGO
El año de dos guardias civiles con una misión especial entre peregrinos
Óscar Javier Ruiz y Roberto Calderón Diego han formado parte de la Patrulla de Atención al Peregrino de la Guardia Civil en el Camino Lebaniego, galardonada con la Medalla al Mérito

En abril terminó oficialmente el Año Jubilar Lebaniego 2023/2024. Un año en el que hasta el monasterio han llegado más de dieciséis mil peregrinos, 'crucenos', como así se llaman los que realizan el Camino Lebaniego para venerar la reliquia del Lignum Crucis. ... De este año santo -el próximo será en 2028- y de esta ruta se han contado muchas cosas, pero pocos se han detenido en esta historia de colaboración y servicio que terminó recientemente, en octubre, meses después de que se cerrara la Puerta del Perdón del Monasterio de Santo Toribio.
Sentado en un banco de la capilla donde se custodia el fragmento de mayor tamaño que se conserva de la Cruz de Cristo, saco mi cuaderno de campo y grabadora de la mochila para hacer esta entrevista. A mi izquierda está Roberto Calderón Diego, a mi derecha Óscar Javier Ruiz. Los dos han pasado más de un año cuidando a los peregrinos/crucenos como integrantes de la Patrulla de Atención al Peregrino de la Guardia Civil del Camino Lebaniego. Con ellos he convivido y compartido camino para ver cómo y en qué consiste su trabajo por el que les han concedido la Medalla al Mérito de la Guardia Civil. Un servicio, como ellos mismos afirman, distinto a cualquier otro, que empezó con el comienzo del Año Jubilar, cuando Diego Junquera, Capitán de la Compañía de San Vicente de la Barquera, siguiendo las instrucciones de la Jefatura de Cantabria, pidió voluntarios para crear una Patrulla de Atención al Peregrino con el fin de reforzar la ayuda y la seguridad en el Camino Lebaniego.
«Nos presentamos como voluntarios. Teníamos una idea de lo que queríamos hacer. La intención era clara. Conocemos bien nuestra demarcación y lo que conocemos había que ponerlo al servicio de los caminantes», explica Roberto.
Empezaron de cero. Pero con una cosa clara: el Camino Lebaniego no es el Camino de Santiago.
«Hicimos una comparativa entre el Camino Lebaniego y el Camino de Santiago. Aquí no hay tantos servicios. No tienes un pueblo, una fuente o un lugar para comer, descansar o dormir cada cinco kilómetros. A partir de la comparativa, pusimos en práctica varias ideas para hacer este servicio en un camino distinto al resto», afirma Óscar
Y no les falta razón tanto a Roberto como a Óscar. El Camino Lebaniego es exigente, más que el Camino de Santiago. Va por terreno montañoso, las etapas son largas y con grandes desniveles acumulados. Fue así como decidieron dar un paso más allá y, a los propios servicios que ofrece la Guardia Civil, los teléfonos 062 y la aplicación AlertCops, hacer reuniones informativas para ayudar e informar, por el bienestar de los caminantes y su seguridad.

«Todos los días, por la tarde, nos reuníamos con los peregrinos en el primer albergue, el Albergue de Puente Arrudo -detalla Óscar-. Nos presentábamos, sellábamos las credenciales, y les explicábamos y enseñábamos la aplicación AlertCops, y cómo instalarla en los teléfonos. Pero además les dábamos toda la información necesaria para que no tuvieran ningún problema en las siguientes etapas. Los kilómetros que hay en cada etapa, si van por asfalto o pista, dónde están los cruces menos visibles o confusos, dónde iban a encontrar fuentes de agua potable, lugares para comer o dormir. Les contábamos también lo que no había para que no lo buscaran. Les dábamos toda la información que deberían tener y que muchos no llevaban ni tenía ni conocían. Al final de la reunión, nos daban sus números de teléfono móvil para poder tener un contacto directo y hacer un seguimiento más cercano en caso de dificultades».
Sus charlas -siempre previas a la cena comunitaria de los caminantes en el Albergue Carabo de Erika en Puente Arrudo- rompieron barreras, sorprendieron gratamente y se convirtieron en populares entre los peregrinos/crucenos. Un método de trabajo único que bien podría ser modelo para otras zonas de peregrinación. Esa metodología que ha servido para prevenir en un año en el que no tuvieron ninguna incidencia grave pero sí todo tipo de intervenciones: desde llevar medicamentos a peregrinos, localizar carteras extraviadas, teléfonos móviles olvidados y auxiliar a caminantes desorientados o lesionados en la travesía.
«Hemos tenido que asistir a personas que se han lesionado, que estaban exhaustas, a otras que se han perdido o desorientado. El caso más singular fue un peregrino que estuvo en paradero desconocido durante varios días. Ni su familia daba con él, ni nosotros podíamos contactar con él. Su teléfono siempre estaba apagado. Al final resultó que tras terminar el Camino se fue a un balneario a descansar unos días, y resultó que en el balneario no había cobertura de telefonía móvil, por eso nadie podía localizarle», cuenta Roberto.
Durante su trabajo también hubo momentos mágicos y especiales.
«Hemos conocido mucha gente y hemos podido vivir muchos momentos especiales. ¿Con qué momento me quedaría? No hay uno. Son todos. Me quedaría con el cariño que hemos recibido de todos los peregrinos y con el cariño de todos los que trabajan al pie del Camino», afirma Óscar. A lo que Roberto añade: «Llevo treinta y siete años de servicio, y en todos estos años nunca había recibido tanto cariño y agradecimiento. Hemos recibido, recibimos el cariño de todos, de los que caminan y de los que trabajan en el Camino».

El impecable servicio y trabajo que han realizado ha ido incluso más allá de informar y ayudar a los peregrinos y más allá de la seguridad en el Camino. Y es ha cambiado y puesto en valor el trabajo y la imagen de la Guardia Civil para muchas personas. Algo que todos los peregrinos y los que trabajan en el Camino, sin excepción, afirman y confirman. Se han ganado el cariño, respeto y admiración de todos.
El silencio se adueña de la capilla donde se guarda y venera el Lignum Crucis. Se respira y se siente la emoción. Los ojos de Óscar y Roberto se empañan. Afloran recuerdos y sentimientos. Es momento de terminar esta entrevista. Marga, la «guardiana del monasterio», quien recibe a los peregrinos, nos mira y sonríe mientras apago la grabadora y guardo el cuaderno de campo en la mochila. Es periodista, hija de ilustres periodistas, sabe que es un momento especial, un lugar especial y una entrevista especial.
Óscar y Roberto terminaron el pasado 30 de septiembre su servicio en la Patrulla de Atención al Peregrino de la Guardia Civil en el Camino Lebaniego y han recibido la Medalla al Mérito. Siempre han estado y están listos y dispuestos para resolver cualquier situación, trabajando, como hacen todos los miembros de la Guardia Civil, desde y con el corazón, con humildad y respeto, llevando a cabo su vocación de servicio y espíritu de sacrificio, con el honor como divisa. Ahora se encuentran en sus destinos habituales, realizando la seguridad ciudadana en Cabezón y Pesues.
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