Una visita a los Baños de Urquizar y el manantial de Vacamia en Granada
Situados en la localidad de Dúrcal, este nacimiento de aguas Medicinales y termales es uno de los grandes secretos de la provincia
Álvaro Holgado
Granada
Granada es tierra de agua. Dada su tradición árabe, la relación de los granadinos con este elemento es especial desde hace siglos, aunque es la base natural, sus minerales, las que le aporta verdadera singularidad. Tanto es así que existen varios manantiales y baños termales ... que son enclave de visita para muchos de cara a hacer un viaje con fines terapéuticos.
Muchos lugares son privados, pero buena parte son públicos. De estos, las aguas termales más conocidas son las de Alhama, cuya historia se remonta hasta la reina Isabel La Católica. Ésta concedió a perpetuidad, «por siempre jamás», el uso y disfrute a los vecinos del pueblo tras la labor en la conquista de Granada. Pero hay más. Bastantes más.
En concreto hay dos que destacan también por encima del resto: los Baños de Urquizar y el manantial de Vacamia. Dos enclaves naturales que se encuentran en la localidad granadina de Dúrcal y que tienen hasta la llegada al lugar, además, una de las rutas más bellas de toda Granada.
Manantial de Vacamía
Dúrcal se encuentra a apenas 40 kilómetros de la capital. Los baños, a apenas otros tres kilómetros del centro urbano durcaleño. Ya eran conocidos desde la antigüedad por sus propiedades beneficiosas y la estructura de la ruta y el conocimiento por parte de los propios vecinos si así se les requiere hace que no tengan pérdida.
A pesar de que cuando se hable de los baños se haga en su conjunto, están bien diferenciados entre uno y otro. Son dos etapas de una ruta que empieza en la capilla de San Blas, en el pueblo y que, a medida que se baja por el camino hacia el río Dúrcal se van encontrando. Se puede avanzar en coche, aunque el senderismo es una opción perfecta por las espectaculares vistas que deja a su paso.
Desde la capilla, cogiendo por la calle Pensamiento se llega a una carretera que será el principio del sendero. Partiendo de allí, caminando hacia el puente de la autovía y cruzándolo por debajo, se puede divisar, además, el Castillo de Dúrcal, también conocido como Peñón de los Moros, un antiguo castillejo muy probablemente previo a la época nazarí (siglo XIV).
Con la vecina localidad de Cónchar en el horizonte, se llega en la bajada hasta la explanada que da acceso al manantial de Vacamia, el conocido como 'baño grande'. Las aguas termales cogen una temperatura media de 21 grados, muy diferenciada de otras de la provincia. El origen del nombre es desconocido, aunque sí que tiene su leyenda como es de rigor. Cuenta ésta que el ejército musulmán, al verse asediado por las tropas cristianas en uno de sus continuos forcejeos, decidieron esconder sus tesoros en el agua.
Entre ellos los que se encontraba una vaca hecha a tamaño real en oro, ojos con diamantes y cuernos de marfil y a escondieron muy cerca del baño grande o Vacamia, en la cueva de los riscos. Vaca-mia.
Aunque debido a su localización ha sufrido diversos enterramientos y destrozos, los vecinos Dúrcal suelen reconstruir el llamado 'baño grande', ya que las visitas son cotidianas. Las propiedades minero-medicinales, aceptadas oficialmente por la Junta de Andalucía en la década pasada, dan razón de ello.
Sirven para enfermedades cutáneas, todo lo relacionado con la piel, las articulaciones, aparato digestivo , piedras renales... una bendición natural, aunque siempre en su justa medida. No es aconsejable, apuntan los expertos, su uso habitual continuo por sobrepasar los límites aconsejados para la salud por la concentración de ión de sulfato.
La piscina tiene unos seis metros de largo por tres de ancho con una profundidad de cerca de 1 metro. En uno de sus extremos existe una pequeña cueva, aunque actualmente está bastante cerrada debido al último corrimiento de tierras de la zona por una riada. Cuando el agua está en calma se pueden observar pequeñas burbujas saliendo del fondo.
Baños de Urquizar
El final de la ruta es el baño de Urquizar o 'baño chico'. Volviendo del desvío hacia el manantial de Vacamia, se debe continuar por el camino principal y cambiar luego hacia la pendiente. Hay que tener cuidado ya que suele haber gravilla y puede resbalar. Al final encontraremos unos pequeños escalones y ya allí, los baños. Las dos fuentes de agua con sus dos baños correspondientes donde poder darnos un relajante chapuzón.
Son dos pequeños estanques artificiales de poca profundidad y de algo menos de 2 metros de largo y 1,5 metros de ancho.
Habitualmente los habitantes de Dúrcal suelen visitar sus fuentes para llenar garrafas de agua por sus propiedades minero-medicinales. Además, la temperatura suele mantenerse estable todo el año, siendo esta la más caliente de la zona, con 24 grados. Algo sorprendente, teniendo en cuenta que se trata de agua de Sierra Nevada.
El castillo de Dúrcal, que se encuentra en la parte superior, parece que tenía antiguamente unos túneles que iban desde lo más alto de la montaña hasta las fuentes, siendo utilizados para el abastecimiento habitual de agua.
La vegetación, el entorno natural y las estampas paisajísticas hacen de este un lugar casi de cuento y uno de los mejores planes para pasar un buen rato en familia o con amigos en contacto con la milenaria cultura del agua granadina.
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