Qué ver en Córdoba en dos días: planes para un fin de semana

La mejor forma de empezar el día es con un buen desayuno. Puedes optar por un tradicional «desayuno molinero», con pan, aceite de oliva y tomate, o por unos churros con chocolate. Con energía renovada, dirígete a la Mezquita-Catedral de Córdoba, la joya de la ciudad y uno de los monumentos más impresionantes de España. Su arquitectura, que combina arte islámico y cristiano, es testimonio de la riqueza cultural de la ciudad. Lo mejor es visitarla temprano para evitar aglomeraciones y, si es posible, con una visita guiada que permita conocer todos sus detalles históricos y simbólicos.

Muy cerca, el Alcázar de los Reyes Cristianos ofrece otra visión del esplendor de Córdoba. Sus jardines son perfectos para un paseo relajante, y desde la Torre de los Leones se obtiene una vista privilegiada de la ciudad. Tras recorrer sus patios y salas, un buen plan es cruzar el Puente Romano, con siglos de historia bajo sus piedras, hasta la Torre de la Calahorra, donde se encuentra el Museo Vivo de al-Ándalus, una interesante parada para conocer más sobre la convivencia de musulmanes, judíos y cristianos en la Córdoba medieval.

Para la hora del almuerzo, nada mejor que sumergirse en la gastronomía local en alguna taberna tradicional como Casa Pepe de la Judería o Taberna El N°10, donde puedes probar especialidades como el salmorejo, el rabo de toro o las berenjenas con miel. Después, un paseo por los Patios de San Basilio permite descubrir otro de los grandes tesoros cordobeses. Aunque la fiesta de los Patios de Córdoba tiene lugar en mayo, muchos patios del barrio están abiertos al público todo el año, llenos de flores y con una estética cautivadora.

Continuando el recorrido, adéntrate en la Judería, un entramado de calles blancas y estrechas llenas de encanto. No puedes perderte la Calleja de las Flores, una de las más fotografiadas de la ciudad, ni la Sinagoga de Córdoba, una de las pocas que se conservan en España. Tras un día de exploración, una excelente opción es relajarse en los baños árabes de Hammam Al-Ándalus, disfrutando de sus piscinas templadas y un masaje relajante para reponer fuerzas antes de la cena.

Para terminar la jornada, una cena en Taberna Salinas o Casa Rubio es una opción excelente. Y si aún quedan energías, asistir a un espectáculo flamenco o dar un paseo nocturno por la Ribera del Guadalquivir cerrará el día con una experiencia inolvidable.

Un buen plan para comenzar la mañana es visitar Medina Azahara, la ciudad palatina construida por Abderramán III en el siglo X. Se encuentra a unos ocho kilómetros de Córdoba y es uno de los yacimientos arqueológicos más impresionantes de España. Para llegar, puedes optar por el coche o el autobús turístico que sale desde el Mercado Victoria.

Tras recorrer sus ruinas y empaparte de su historia, es momento de regresar a Córdoba y disfrutar de un almuerzo en el centro, donde podrás probar distintas especialidades en una zona más animada. Por la tarde, una buena idea es recorrer el barrio de Santa Marina, un lugar con mucha tradición. Allí se encuentra el Cristo de los Faroles, uno de los rincones más emblemáticos de la ciudad. No muy lejos, el Palacio de Viana ofrece una experiencia única con su conjunto de patios y salones nobiliarios que reflejan la esencia de la Córdoba más señorial.

Para finalizar la escapada, un paseo por la Plaza de la Corredera, la única plaza mayor de estilo castellano en Andalucía, y la Plaza de las Tendillas, el corazón comercial de Córdoba, es la mejor manera de despedirse de la ciudad. Allí, puedes tomarte un último café o una copa, disfrutando del ambiente antes de regresar a casa con la sensación de haber descubierto un rincón inolvidable de España.

Te recomendamos visitar la ciudad en primavera, especialmente en mayo, cuando se celebran el Festival de los Patios y las Cruces de Mayo. Con esta guía, podrás disfrutar de un fin de semana único en Córdoba, descubriendo su historia, su gastronomía y su ambiente incomparable.