No es Vejer de la Frontera: este otro pueblo de Cádiz tiene una de las calles más bonitas de España

Sin embargo, la provincia de Cádiz cuenta con otros pueblos con maravillosos rincones y entornos únicos en los que el visitante puede disfrutar con los cinco sentidos.

Jimena de la Frontera es uno de ellos y fue declarada Bien de Interés Cultural en 2004 por los valores históricos, artístico-urbanísticos y arquitectónicos que aún conserva en su trazado. Su castillo, de los siglos XIII y XIV, que lo ha convertido en un punto estratégico y que favoreció la creación de un núcleo urbano que se ha mantenido a lo largo de los siglos.

Multitud de plazas y calles conforman un casco histórico típico y con un sello de identidad marcado por la tradición. La más reseñable es la calle San Sebastián, conocida por su arquitectura y el patrimonio cultural que alberga. En esta se refleja la influencia morisca de la región, con casas encaladas, que recuerdan el pasado de la ciudad.

La calle ha sido testigo de la evolución histórica de Jimena de la Frontera, desde sus raíces moriscas hasta su reconquista cristiana. Así para los interesados en la historia y cultura de la provincia más al sur de España supone un gran atractivo por ser, además, un ejemplo de arquitectura tradicional andaluza.

Además, a lo largo de la empedrada calle se encuentran monumentos como la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria o la Casa de la Memoria La Sauceda. También desde la misma se puede contemplar el castillo y desde allí visitarlo para ver las impresionantes vistas de la ciudad.

Y hay que sumar la belleza de las casas, con flores y plantas en sus puertas, y donde la naturaleza y la arquitectura se dan la mano para crear un ambiente único que enamora a todo el que la visita.

Otros lugares para incluir en la ruta son la iglesia de Santa María la Coronada levantada en el siglo XVII y de la que solo se conserva su torre-campanario, ubicado en la Plaza de la Constitución. Continuando con el itinerario es de gran interés arquitectónico Chorro de la Calle, con una fuente, donde la arquitectura doméstica guarda una altura determinada, sobrado – la cubierta compuesta por teja árabe-, y patios o corrales decorados desde los que se distribuyen las diferentes estancias habitables.