La única provincia de España con dos ciudades Patrimonio de la Humanidad está en Andalucía
Dos ciudades renacentistas en apenas ocho kilómetros comparten un título único en España y seducen al viajero con su patrimonio, su historia y su gastronomía
La ciudad andaluza que pasa desapercibida para los turistas y que los británicos recomiendan
Jaén
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Iniciar sesiónEn España existen quince conjuntos urbanos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, desde Santiago de Compostela hasta Ibiza, pasando por Cáceres, Ávila o Alcalá de Henares. Pero solo una provincia puede presumir de tener no una, sino dos ciudades con este título.
Un privilegio que no se da en ningún otro punto del país y que convierte a este rincón de Andalucía en destino obligado para quienes aman el arte, la arquitectura renacentista y el encanto de las ciudades pequeñas con alma grande.
Hay que viajar hasta Jaén para encontrarse con dos núcleos muy próximos entre sí distinguidos con tal reconocimiento.
Rodeadas por un mar interminable de olivos, Úbeda y Baeza forman un tándem único que les valió en 2003 la inclusión conjunta en la Lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad. La UNESCO destacó entonces que ambas representan de manera excepcional la introducción de las corrientes renacentistas en España, fruto del contacto con Italia y del mecenazgo de poderosas familias y figuras eclesiásticas.
Apenas ocho kilómetros separan una de otra, lo que facilita visitarlas en un mismo viaje pero, a pesar de esa proximidad, cada una guarda un carácter propio que las hace complementarias: mientras Úbeda deslumbra con la monumentalidad de sus plazas y palacios, Baeza conquista con la serenidad de sus calles empedradas y su ambiente universitario.
Úbeda, la ciudad de piedra dorada
Caminar por Úbeda es encontrarse con un catálogo del Renacimiento español. Su epicentro es la plaza Vázquez de Molina, considerada una de las más bellas de Europa. Allí se alzan joyas como la Sacra Capilla del Salvador, con su portada plateresca y su interior manierista; el Palacio de las Cadenas, actual sede del Ayuntamiento; y la Colegiata de Santa María de los Reales Alcázares, mezcla de estilos gótico, renacentista y barroco.
Pero la ciudad guarda mucho más: el Hospital de Santiago, con su imponente fachada y su majestuoso patio, se conoce como el «Escorial andaluz»; la iglesia de San Pablo, de origen medieval, conserva un bello rosetón gótico; y el barrio de San Millán, con sus calles estrechas, permite descubrir la Úbeda más auténtica. En cada rincón, el visitante tropieza con talleres de alfarería, un oficio que se mantiene vivo y que forma parte esencial de su identidad.
Baeza, tras la pista de Machado
Si Úbeda sorprende por su grandeza, Baeza seduce por la armonía de su trazado urbano. La plaza del Pópulo, con la Fuente de los Leones, es la puerta de entrada a un conjunto monumental que se recorre fácilmente a pie. La Catedral de la Natividad de Nuestra Señora, construida sobre los restos de una antigua mezquita, combina elementos góticos, renacentistas y barrocos en un edificio que refleja siglos de historia.
El Palacio de Jabalquinto, con su espectacular fachada gótica isabelina, es otro de los imprescindibles, junto a la antigua Universidad, cuyas aulas acogieron al poeta Antonio Machado. Pasear por el Paseo de la Constitución o asomarse a la Muralla, desde donde se contemplan los campos de olivos que rodean la ciudad, completa la experiencia de un lugar que rezuma tranquilidad y cultura.
Conquista de paladares
Úbeda y Baeza no solo conquistan por sus encantos estéticos e históricos. Su gastronomía es otro de los grandes atractivos, siempre marcada por el aceite de oliva virgen extra, presente en platos como las migas ruleras, el lomo de orza o la pipirrana jiennense. Las tapas forman parte de la vida cotidiana, convirtiendo cada parada en un bar en una excusa para degustar la cocina local.
En los últimos años, la propuesta gastronómica se ha enriquecido con la llegada de cocineros que reinterpretan la tradición. En Úbeda destaca el restaurante Vandelvira, reconocido con una estrella Michelín, que ofrece una experiencia culinaria de vanguardia en un antiguo convento renacentista. Un ejemplo de cómo la modernidad y la historia pueden convivir con éxito en una ciudad que respira arte por los cuatro costados.
Úbeda y Baeza son, en definitiva, un viaje que recorre patrimonio y sabores, monumentalidad y belleza, que confirman a la provincia de Jaén como un destino sorprendente y único en España.
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