Un chapuzón de interior: playas de Andalucía lejos del mar

San Nicolás del Puerto , en la Sierra Norte de Sevilla , pone el punto de partida. El río Huéznar cruza esta localidad y, junto al puente, nos deja una zona de baño con chiringuito. La localidad, pequeña y de hermosos paisajes, está muy concurrida en verano. Cerca de allí, las Cascadas del Huéznar han sido declaradas Monumento Natural, por lo que está prohibido el baño.

Las provincias vecinas de la capital andaluza y, por excelencia, de veraneo para el turismo nacional, son Huelva y Cádiz. También en ellas, lejos del litoral, existen playas de interior. En la primera, Cañaveral de León , cerca de Extremadura, presume de 8.000 metros cúbicos de agua procedentes de un manantial natural. En la segunda, Zahara de la Sierra , ha construido toda una zona de recreo alrededor de la playita de Arroyomolinos, a los pies de la sierra de Monte Prieto y a 300 metros de la popular Cueva del Susto. Aunque es artificial, su aspecto parece salvaje. Cuenta con restaurante, céspedes y zonas de juego.

Más grande aún es el paraje que nos ofrece Córdoba con la playa de La Colada, en El Viso, y el pantano de Iznájar, donde el Genil se ensancha. Esta masa de agua dulce navegable se ha convertido en un destino recurrente para muchos. En su más de kilómetro y medio de holgura, donde se levantan sombrillas y hamacas, se ha dispuesto un arenal para que los perros corran, salten y jueguen. El entorno es bello. Algunos gritos de familias, por qué no decirlo. También niños. Y perros, ya lo apuntamos, pues es la única playa de interior andaluza con un área exclusiva para mascotas.

En Málaga, sobresalen dos alternativas: El Chorro , una aldea una aldea que pertenece a Álora regada por el caudal del Guadalhorce (¡incluso se pueden alquilar hidropedales en el embalse!) y el Vado de los Patos, en Nerja . Esta última se encuentra junto al río Chillar, que por aquí forma gargantas y grutas de gran valor paisajístico.

En Granada, Río Verde , un paseo que ofrece pozas y cascadas de tonos esmeralda, toda una rareza en la zona, ofrece la posibilidad de practicar barranquismo. Apuntamos el punto exacto: Otívar. Otra sugerencia: balneario de Alicún de las Torres , al aire libre.

En Jaén , sin duda hemos de hacer una parada en el Charco del Aceite , también conocido como Charco de la Pringue, mucho más injusto por poco apetecible. En el corazón de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas, una localización refrescante, rocosa y con merenderos.

Por último, Almería , además de desierto y cala, se guarda un último as bajo la manga: la Balsa de Cela , al Norte de Tíjola. Entre 22 y 24 grados centígrados conservan estas aguas termales (y naturales, claro) durante todo el año. La parte menos profunda, para los más pequeños, es de algo menos de medio metro. La más profunda, de dos metros. El turismo rural no cesa en la estación más calurosa. Y los mapas sortean las temperaturas con estos pocos enclaves que hacen del campo una posibilidad en estas fechas. Chapuzones de interior, sin sal, con vistas al monte y fresco de pino sobre un césped que está lejos, muy lejos, del mar. Y poco importa.