Naturaleza
El secreto de la desembocadura del Guadalhorce: una isla artificial convertida en paraje natural en Málaga
La pasarela peatonal de madera más grande de Europa atraviesa este enclave, que sobresale como santuario de aves migratorias en su tránsito por el Estrecho
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Pablo Marinetto
Málaga
A veces no hace falta coger el coche ni hacer kilómetros para perderse en la naturaleza. La inauguración en 2019 de la pasarela peatonal de madera más larga de Europa permitió a los vecinos de Málaga redescubrir uno de los enclaves más espectaculares que ... esconde la capital: la desembocadura del Guadalhorce, que con más de 60 hectáreas constituye una las joyas ornitológicas más importantes del continente.
Es precisamente sobre la propia pasarela donde se pueden contemplar las mejores vistas panorámicas del entorno. Los dos brazos en los que se divide el río a pocos metros de llegar al mar formaron esta isla declarada paraje natural y que acoge un complejo de lagunas no naturales que se asientan en lo que fue una enorme marisma, donde el mar y el cauce fluvial confluían originando extensos terrenos pantanosos en un delta que ha ido creciendo durante siglos.
El espacio tiene, además, un alto valor ornitológico, al ser uno de los puntos de escala y descanso más importantes en la provincia y en Andalucía para las aves migratorias costeras. Entre las especies más relevantes que se pueden encontrar a lo largo del año en función de la estación destacan las águilas pescadora y calzada, el martín pescador, el flamenco rosa, la espátula, la cigüeña negra, la gaviota de Audouin y la pagaza piquirroja, pero también otras más comunes como los charranes, las fochas o las garcillas.
Se trata de todo un santuario para las aves y cuenta con hasta cinco observatorios: el de la laguna de La Casilla, el de río Viejo, el de la laguna Escondida, el de la laguna Grande y el observatorio de aves marinas.
El paraje constituye igualmente un pequeño oasis verde junto a la ciudad de Málaga que permite completar el ciclo reproductivo de muchas especies que no disponen, en las inmediaciones, de lugares apropiados para criar, al combinar en un pequeño espacio de terreno elementos propios de los ecosistemas costero y fluvial.
La visita a la desembocadura puede realizarse siguiendo los dos senderos señalizados: Río Viejo (1,6 km) y Laguna Grande (1,7 km), los cuales nos permitirán, además, acceder a los cinco observatorios y al tramo más extenso de playa en estado natural que se puede encontrar en todo el litoral malagueño.
La riqueza de su flora es otro de los grandes atractivos del paraje. La vegetación del lugar se asocia a diferentes ambientes, donde la presencia del agua y la sal son relevantes en su disposición y riqueza. Así, las arenas de la playa acogen plantas extremadamente adaptadas a este ambiente inhóspito. Las zonas alcanzadas por las mareas se encuentran pobladas de plantas adaptadas a una alta salinidad, y también existen formaciones de bosque de ribera.
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