Rutas históricas en Torrox, el municipio malagueño con sello personal más allá de sus playas
Siglos de encrucijadas convierten al pueblo en un rincón en el que perderse para descubrir su pasado y los vestigios que han dejado a su paso las diferentes civilizaciones
Pablo Marinetto
Málaga
Su nombre parece proceder del árabe turrux, que significa torre, pero su origen es muy anterior a la invasión mahometana. Convertido hoy en uno de los municipios favoritos de los extranjeros para disfrutar del buen clima de la Costa del Sol, Torrox ... tuvo su origen en una ciudad-factoría romana que tuvo su apogeo en los siglos I-IV.
Fue descubierta por el torrero del faro Tomás García Ruiz y en este enclave, los romanos desarrollaron la industria de la conserva del pescado, el célebre garum que se exportaba a Roma. Ya en época árabe el pueblo de Torrox se unió a la sublevación de los mozárabes que encabezó Omar ben Hafsun contra el califato cordobés. El califa Abd el-Rahman III puso sitio al castillo de Torrox en el 914, derrotó y apresó a todos los rebeldes y quemó las naves que acudieron a la costa en ayuda de los sitiados. Cuentan las crónicas que los que no murieron en el asalto al castillo fueron decapitados y sus cabezas enviadas a Córdoba, quedando Torrox despoblada de mozárabes.
Ibn abi-Amir Mohammad, bautizado así mismo como Almanzor y último gran caudillo andalusí nació en el año 942 precisamente en Torrox, que más tarde, durante la época nazarí se convirtió en un importante centro recolector de seda que y productor de frutos secos y la caña de azúcar.
EL municipio pasó a formar parte de la corona de Castilla el 29 de abril de 1487, tras la toma de Vélez-Málaga por los Reyes Católicos, pero la victoria no se consolidó hasta el año siguiente. Y es que Torrox, junto a Nerja, fue reconquistada por El Zagal un año después en una hazaña efímera, dado que las tropas cristianas volvieron a recuperar la villa casi de inmediato.
Los Reyes Católicos otorgaron generosos privilegios a Torrox con el fin de consolidar una población estable y, en 1503, una real cédula de Isabel I autorizó la construcción de una torre en su término para proteger la costa de los ataques de los piratas berberiscos.
Igual que en los restantes pueblos de la Axarquía, Torrox sufrió las consecuencias de la rebelión de los moriscos, la expulsión de éstos y las siguientes repoblaciones, así como los efectos de la epidemia de fiebre amarilla que azotó Málaga a principios del siglo XIX y los estragos de la invasión napoleónica, cuyas tropas utilizaron el castillo bajo como fortín y después lo hicieron volar durante su retirada.
Dos terremotos sucesivos que asolaron la comarca a finales de 1884 y principios de 1885, cuyo epicentro se localizó en Ventas de Zafarraya, provocaron daños en el término municipal de Torrox. En el pueblo se cuenta que, según han transmitido testigos del desastre, las aguas de la mar bajaron su nivel y los pescadores observaron cómo los peces huían mar adentro. Durante los días 10 al 20 de enero de 1885, S. M. Alfonso XII visitó la zona afectada y la noche antes de su partida se hospedó en Torrox en la actual casa de la Hoya.
Siglos de encrucijadas convierten al pueblo en un rincón en el que perderse para descubrir su pasado y los vestigios que han dejado a su paso las diferentes civilizaciones. De ahí que Torrox, más allá de sus playas, ofrezca a los visitantes la posibilidad de recorrer sus calles con diferentes rutas que repasan la historia.
I
Ruta histórica
Arranca en la Plaza de la Constitución, donde se puede observar la mencionada Casa de la Hoya. Desde ahí, nos dirigimos hacia la calle Baja, en su día la principal calle comercial de la localidad. Al comienzo se pueden ver los torreones árabes que formaban parte del antiguo amurallado y de los que hoy sólo se conservan su interior, que se caracteriza por sus bóvedas de arco. La fachada exterior pasa desapercibida por estar integrada dentro de una edificación.
Contigua a estos torreones se encuentra la calle Santa Teresa, donde hay arcos que forman parte de éstos y continuando por la calle Baja se pueden apreciar varios callejones, accesos antiguos de las calles moriscas, que actualmente nos conducen a distintas zonas de regadío y arboledas del pueblo.
Sin salir de la calle Baja, descubrimos la Casa de la Moneda o Aduana, del siglo XVIII, exponente del antiguo esplendor de la localidad. Torrox contaba con una población judía cuyo mejor exponente fue Luis de Torres, el Lenguas de Colón en el viaje del descubrimiento de América.
Al llegar a la Plaza de San Roque sorprende su antigua ermita, que data del siglo XVI y cuenta con nave única, ábside, coro y espadaña. A su izquierda, subiendo por unos escalones típicos andaluces, nos encontramos con la pintoresca y estrecha calle Fe, empinada y muy característica por sus balcones llenos de flores y sus casas encaladas, al igual que las calles Alegría y Calvario que, por ser zigzagueante y escalonada, recuerda a la estructura morisca.
II
Ruta morisca
Se trata de una de las rutas más típicas de Torrox. Entrando por la derecha a la calle Chiste y siguiendo por calle Paz nos vamos adentrando en la Plaza de Oriente, con balcones llenos de macetas que colorean el paisaje y contrastan con el blanco de sus paredes.
El recorrido continua por la calle Andazalia, alargada, estrecha y dividida con barandas que ayudan a resaltar su esplendor. Seguidamente nos desviamos a la derecha y nos disponemos a bajar por la calle Gracia, que hace gala de su nombre por ser uno de los rincones más bellos del pueblo. Cerca de aquí, en las inmediaciones de la calle Portón, las callejuelas árabes nos descubren las raíces históricas del pueblo.
La ruta morisca recorre además la parte más alta del pueblo descubriendo detalles y rincones acogedores de calle Refino hasta calle Valencia. Al final de la calle Olivar, encontramos una espléndida vista panorámica de la costa y de los cortijos de la zona, que llenan de belleza esta ruta.
III
Ruta panorámica
Comienza precisamente en la calle Olivar, desde la que se divisan unas hermosas vistas panorámicas al Mediterráneo, que contrasta con el blanco de sus casas. Dejando atrás esta calle nos encontramos en calle Córdoba, caracterizada por sus pendientes adornadas de macetas típicas andaluzas. En la terminación de esta calle llegamos a un cruce desde el que divisamos calle Belén, una de las calles más largas y antiguas de Torrox.
Seguimos nuestra ruta por la calle Pez, que nos sirve para adentrarnos en calle Granada, con bonitos balcones y patios rebosantes de flores, llegando a una hermosa plaza donde podemos hacer un descanso en nuestra ruta y contemplar el paisaje abrupto y montañoso que nos descubre el cauce del Rio Argentino o De la Plata y, dejando atrás este paisaje, ascendemos a Cebadillas Bajas, que se abre a calle Sedella, que nos conducirá al Mirador. Allí se abre a nuestros ojos el esplendor y la belleza de sus blancas casas y, una vez más, el azul del mar.
IV
Ruta romana
Por el tranquilo y recoleto Paseo Marítimo de Ferrara, que bordea la playa del mismo nombre y que está galardonada con la Bandera Azul, encontramos los restos de la ciudad-factoría romana de Caviclum. Las excavaciones que realizó Tomás García Ruiz dejaron al descubierto la mayoría de los restos arqueológicos que hoy son estudiados por los expertos: mosaicos, esculturas, ánforas, urnas, monedas...y la factoría de salazones de pescado. Esta zona fue reconvertida en necrópolis; existen también hornos de cerámica, villa y termas.
La Villa del Faro de Torrox ha sido definida como uno de los pocos ejemplos de «Villa a Mare» o «Villa Marítima» de España. Su origen parece remontarse al siglo I d. C., aunque su mayor desarrollo lo alcanzó en los siglos III y IV. Entre las ruinas romanas se alza el Faro de Torrox, que data del año 1864. Desde los alrededores se puede disfrutar de unas vistas privilegiadas a la Serranía y el pueblo de Torrox.
V
Ruta de la abderramanes
Desde el Convento y Ermita de Nuestra Señora de Las Nieves, que data del siglo XVI y presenta una arquitectura mudéjar y un interior de cruz latina, divisamos una espléndida vista panorámica decorada por el mar al fondo, el faro, el río sobre la vega, la fábrica de azúcar y las zonas residenciales de Torrox Costa.
Continuando por la ruta descubrimos los vestigios del Hospital San José, construido en el siglo XVIII y más tarde la Almedina, que en sus raíces árabes era una fortaleza situada en una peña y en el Paseo de las Moreras recordamos la actividad industrial de la seda, siempre unida a los árboles de moreras, que tanta fama dieron a Torrox en los mercados de Granada, Bagdad y Damasco.
La empinada y estrecha calle Málaga vuelve a deleitar con sus fachadas encaladas cuajadas de macetas, mientras que la calle Castillo rememoramos la ocupación de la fortaleza por las tropas napoleónicas, que lo harían volar durante su retirada en la guerra de la Independencia. Un pedacito más de historia que descubrir en esta ruta histórica en la que se alza también la monumental Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación construida en el siglo XVI y cuya torre se puede divisar desde cualquier rincón del pueblo.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete