Descubriendo la Sierra de Aracena
Ruta por Rosal de la Frontera y su sorprendente arquitectura megalítica en el Valle del Chanza
Asentado en las lindes de Andalucía con Portugal, se encuentra este bello pueblo onubense, cuyo carácter fronterizo ha permitido el comercio en torno a la antigua aduana, además de ofrecer monumentos megalíticos y un conjunto de espacios naturales dignos de visitar
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J. M. Brazo Mena
Huelva
A medida que la sierra desciende en altitud, tras las vastas dehesas arochenas, el viajero se encuentra en la N-433 con un relieve de cerros más suaves y un bello paisaje de ribera, que anuncia la presencia de Rosal de la Frontera, un pueblo ... de colonización que se fundó en el siglo XIX, durante la regencia de María Cristina, a instancias de un conjunto de pequeños pegujaleros, que eligieron el asentamiento por la aptitud del suelo y la cercanía del Chanza.
El número de colonos que se emplazaron en la dehesa creció rápidamente a mitad de siglo XIX, tanto por la disponibilidad de tierras a repartir como por la concesión en 1.857 de una aduana de tercera clase que fomentó el comercio. Esta circunstancia, junto con la explotación de su extenso término, y el desarrollo de actividades de contrabando en ciertos momentos, permitió un aumento de la población que llegó a los 3.500 habitantes a mediados del siglo XX.
En la actualidad Rosal de la Frontera, tras la eliminación de la barrera aduanera, cuenta con una población de apenas 1.700 personas, que reparten su labor entre las actividades agrícolas y ganaderas, además de dedicarse al sector servicios, que integra un comercio favorecido por la mejora de las comunicaciones y el aumento del tránsito de vehículos, circunstancias que han propiciado el intercambio de costumbres, fiestas y de productos con Portugal.
Calles rectas, anchas y luminosas
Al entrar en la población, el visitante se encuentra con una estructura urbana diferente al resto de las poblaciones de la comarca, propia de los asentamientos de repoblación, con un trazado regular en el que destaca la carretera nacional 433, como eje vertebrador y la plaza central, donde se localizan los servicios principales, y un amplio caserío que mantiene la tipología propia de la arquitectura serrana.
Una de las peculiaridades que el viajero descubrirá en el casco urbano de Rosal es el gran tamaño de las manzanas, que permiten la utilización como huertos de los enormes patios interiores, y la difícil topografía sobre la que se inscribió este trazado rectilíneo, lo que da lugar a calles con pendientes inusitadas, algunas de las cuales presentan pinas cuestas y bellos altozanos, aprovechando la orografía del terreno.
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En el conjunto que forma la plaza principal, destaca la iglesia parroquial de San Isidro Labrador, construida en 1.845 y en cuyo interior se puede contemplar una valiosa talla de la Virgen María, de autor desconocido, fechada a mediados del siglo XVII; otra imagen del Nazareno, obra del escultor sevillano Francisco Buiza (siglo XX) y la de la Virgen de los Dolores que aunque no es segura la autoría de Buiza puede ser del higuereño Sebastián Santos.
Entre los edificios civiles, junto al Ayuntamiento, se alza el antiguo calabozo municipal, edificio donde permaneció detenido el poeta Miguel Hernández, y hoy transformado en Casa de la Cultura, que alberga una recreación de la celda que ocupó el creador literario, además de incluir un Centro de Interpretación sobre su vida y obra. Dentro del Centro, recientemente se ha inaugurado una nueva sección que hace las veces de oficina de turismo.
Conjunto megalítico de «Piedras del Diablo»
No obstante, uno de los mayores tesoros rosaleños es el crómlech «Pasada del Abad», popularmente conocido como «Piedras del Diablo», que está situado en el área de la Rivera del Chanza, junto a la carretera N-433. Se trata de un círculo de piedras construido entre el V-IV milenio a.C. y compuesto por seis menhires de distinta morfología y tamaño -tres de pizarra y tres de granito rosa-, que podrían formar parte de la cámara de un antiguo sepulcro en galería.
Una de las características de este tipo de construcciones es que, como recoge uno de los autores de 'El megalitismo en la provincia de Huelva', y estudioso del crómlech, José Antonio Linares, «se ubican en zonas de topografías suaves y cercanas a las vegas con suelos fértiles y en emplazamientos junto a áreas de tránsito o pasos naturales, empleadas históricamente como vías pecuarias, caso de la Vereda del Chanza y Vereda de Portugal a Sevilla».
El círculo megalítico de Rosal llama especialmente la atención además de por el paisaje en el que se encuentra enmarcado, de una belleza espectacular, por su funcionalidad y su relación con la astronomía. Y es que la construcción y disposición del mismo está condicionada por un objetivo concreto relacionado con el control de los ciclos solares de equinoccios y solsticios, en definitiva, de los episodios de tránsito de las estaciones naturales anuales.
Otro aspecto llamativo es que en uno de los seis bloques que lo componen, se puede apreciar un grabado con la constelación de la Osa Mayor. Este grabado, según Linares, responde por un lado a una característica del arte megalítico neolítico del sur peninsular (con grabados y motivos decorativos) y, por otro, a la asociación de algunos de las ubicaciones de estas construcciones con la observación astronómica y los mencionados ciclos de la naturaleza.
Frondosos parajes naturales
Para disfrutar de los parajes naturales, el senderista encontrará en la Rivera del Aserrador, a medio camino entre Santa Bárbara de Casa y Rosal de la Frontera (carretera A-495) uno de los enclaves de mayor valor ambiental, localizado en una zona media de montaña, que ha sido protegida por albergar especies amenazadas como la nutria, el buitre negro, la cigüeña negra y una variada representación de rapaces.
Otro espacio paisajístico recomendable en Rosal es la Rivera de Alcalaboza, a 7 kilómetros de la localidad, en cuyas inmediaciones se encuentra una zona recreativa y una ermita donde se celebra la romería de San Isidro, en el mes de mayo. Se trata de una festividad de carácter transfronterizo que cuenta con la participación de la hermandad de la cercana ermita de estilo gótico-alentejano de Nuestra Señora de la Paz, de Ficalho (Portugal).
El municipio onubense cuenta con otros caminos rurales como el de la Junta de las Riveras del Chanza y Alcalaboza, justo en la raya con Portugal, desde donde se divisan espléndidas panorámicas de la sierra. Además, existen los senderos del Barranco de la Buharda y el Camino de los Huertos que transcurren paralelos a las acequias que se alimentan en la Fuente de la Toba, muy próximos a molinos hidráulicos y acueductos y llegan hasta el río Chanza.
Cocina fronteriza
En cuanto a la gastronomía, el visitante puede degustar en este enclave una serie de platos sencillos elaborados con la materia prima que proporciona la matanza, aunque también se aprecia el uso del bacalao en la cocina local, de clara influencia lusitana. Las especialidades más características son el caldillo, las migas, la sopa de peso, el arroz de matanza, el guiso de revoltillos de chivo, el gazpacho de culantro y los platos preparados con setas, especialmente con gurumelos, mientras que entre los dulces destacan las exquisitas rosas de miel.
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