Ruta de las Acequias: un paseo saludable entre castaños y helechos en la mágica Alpujarra granadina

Aunque no es ajena al turismo, que de hecho es una de sus fuentes de riqueza económica, en la zona, que aspira desde hace años a ser declarada Patrimonio Mundial de la Unesco, todavía hay bastantes lugares que no han sido colonizados, por así decirlo. Allí se respira paz y tranquilidad. Es cuestión de buscarlos.

Alpujarra de la Sierra es uno de esos sitios. Este pueblo tiene cuatro pedanías: Yegen -que es el sitio que enamoró al escritor Gerald Brenan-, El Golco, la cortijada de Montenegro y Mecina Bombarón. Toca hacer parada en este último.

Es un núcleo poblacional pequeño, de poco más de 500 habitantes según el último censo, situado a 1.10 metros de altitud y con algún monumento destacable, como la ermita de las Ánimas, la iglesia de San Miguel Arcángel o el puente romano.

Allí casi todo el mundo se refiere a su pueblo como Mecina, a secas. Si se utiliza el Bombarón que viene detrás es sólo para distinguirlo de Medina Fondales, otro pueblo aún más minúsculo que forma parte del municipio de La Tahá, también en la Alpujarra. Por cierto, Bombarón proviene de Buen Varón.

Aunque Mecina Bombarón merece un recorrido, más aún lo merece su entorno. Y en concreto la llamada Ruta de las Acequias, un sendero circular de ocho kilómetros y medio, con salida y llegada en el pueblo, apto para todos los públicos por su facilidad y también permitido para que quienes tienen perro lo lleven con ellos. Es factible ir en cualquier época del año porque hay zonas sombreadas a lo largo del recorrido.

Si es que se va en coche, en el pueblo es relativamente fácil aparcar. Una vez hecho eso, hay que dirigirse a la parte más alta para iniciar el recorrido en el sendero de la Acequia Alta. Que, como se suele decir, no tiene pérdida porque está señalizado con líneas blancas y amarillas.

El paisaje es de ensueño. A esa altitud ya hay castaños, son otra fuente de riqueza en la zona, y a principios de otoño es una delicia verlos. Algunos están apadrinados para garantizar su conservación y continuidad. Se pueden leer los nombres de sus benefactores. En cuanto a la vegetación, predominan los helechos porque es una zona húmeda y muy cercana al Río Mecina.

El sendero, precisamente, conduce hasta el río. Una vez allí, tras cruzar dos puentes que no son en absoluto peligrosos, el excursionista llega a la segunda parte del recorrido; o lo que es lo mismo, al sendero de la Acequia Baja.

Allí, el paisaje es bastante parecido y la invitación a pararse a hacer fotos o simplemente a disfrutar del silencio es irresistible. Entre subidas y bajadas, el desnivel es de sólo 253 metros y se observa que el paseo está próximo a su fin cuando se vuelve a ver el pueblo en lontananza.

En total han podido ser dos horas y media de caminata, aunque lo más probable es que se tarde bastante más porque hacer la Ruta de las Acequias no es una prueba competitiva sino un disfrute para los sentidos, y eso requiere su tiempo.