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El pueblo de Jaén donde puedes cruzar un puente de piedra que tiene más de 500 años
Construido en el siglo XVI, el Puente de Ariza se alza como uno de los grandes resquicios históricos que perduran hoy día en la provincia de Jaén
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En la provincia de Jaén, a tan solo 17 kilómetros del histórico municipio de Úbeda, se encuentra el Puente de Ariza, una magnífica obra de ingeniería renacentista que ha desafiado al tiempo y a las adversidades naturales. Construido en el siglo XVI por el arquitecto Andrés de Vandelvira, este puente se alza como uno de los grandes resquicios históricos que perduran hoy día en la provincia de Jaén. Y es que a pesar de sus cinco siglos de antigüedad, este puente continúa siendo un emblema de la maestría arquitectónica de su época y un testigo de los cambios en el entorno que lo rodea.

Un puente con historia: desde el siglo XVI hasta hoy
El Puente de Ariza, declarado Bien de Interés Cultural en junio de 2024, se construyó entre 1564 y 1581 para cruzar el río Guadalimar y facilitar la comunicación entre Andalucía, Castilla-La Mancha y Levante. Esta infraestructura se concibió como una alternativa estratégica al paso de Despeñaperros, convirtiéndose en una vía esencial para el comercio y el tránsito de personas durante el Renacimiento.
La obra fue encargada por el Concejo de Úbeda, que confió los planos y el diseño al afamado arquitecto Andrés de Vandelvira. Bajo su dirección y con la colaboración del maestro cantero Antón Sánchez, el puente tomó forma con una estructura imponente, caracterizada por cinco arcos de medio punto. El arco central, de 32,7 metros de luz, es el más destacado, aportando una majestuosidad singular al conjunto. Construido con piedra arenisca tallada, el puente tiene una longitud de casi 100 metros y alcanza una altura máxima de 17 metros. Su diseño original, conocido como «en lomo de asno» por su perfil alomado, sufrió modificaciones en el siglo XIX, cuando se rebajaron las pendientes para facilitar su uso.
Una obra renacentista sumergida bajo el agua
Desde 1998, el puente enfrenta un desafío inesperado: su ubicación en la cola del embalse del Giribaile. Esto ha provocado que el Puente de Ariza quede sumergido de manera intermitente, dependiendo del nivel de agua acumulado. Durante los periodos de sequía, la estructura emerge con todo su esplendor, atrayendo a curiosos y amantes del patrimonio histórico que buscan contemplar esta joya arquitectónica. Sin embargo, las lluvias recientes y las políticas de gestión hídrica han devuelto el puente a su estado de sumersión parcial, dificultando su conservación.
Este emblemático monumento forma parte de la Lista Roja del Patrimonio, elaborada por la Asociación Hispania Nostra, que incluye bienes culturales en riesgo de desaparición. La falta de un consenso claro entre las autoridades responsables, como la Junta de Andalucía y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, ha impedido llevar a cabo intervenciones de emergencia que garanticen su protección. Mientras tanto, expertos advierten sobre el deterioro progresivo de su estructura, alertando del riesgo de derrumbe de algunos elementos clave.
Un futuro incierto y el debate sobre su traslado
A finales del siglo XX, se propuso un ambicioso proyecto para trasladar el puente piedra por piedra a una ubicación cercana a Úbeda, evitando así su exposición continua a las aguas del embalse. Sin embargo, esta idea, valorada en su momento en 800 millones de pesetas, nunca se materializó. En cambio, estudios recientes sugieren que sería posible conservar el puente en su ubicación actual, siempre y cuando se realicen medidas de consolidación adecuadas.
La situación actual del Puente de Ariza pone de manifiesto la necesidad de una solución definitiva. A pesar de su reciente declaración como Bien de Interés Cultural y su financiación a través del 1,5% cultural, colectivos locales como 'Úbeda por la cultura' insisten en la importancia de preservar esta obra única a través de un mayor número de medidas. Con más de 4.000 firmas recogidas, esta asociación busca garantizar la protección de un puente que no solo representa un valor arquitectónico, sino también una parte esencial de la identidad de la región.
Y es que a pesar de su estado crítico, el Puente de Ariza sigue siendo un lugar fascinante para quienes aman la historia y el patrimonio cultural. Cuando las aguas del embalse lo permiten, es posible admirar de cerca su impresionante diseño renacentista, sus proporciones equilibradas y los detalles en piedra que reflejan el genio creativo de Vandelvira. Además, su ubicación, en pleno paisaje rural, lo convierte en un destino perfecto para los amantes de la naturaleza y la fotografía.
Es por eso que la conservación del Puente de Ariza no solo es un deber con la historia, sino también una oportunidad para poner en valor el patrimonio de Jaén y atraer a más visitantes a la región. Ante los retos que enfrenta, es imprescindible que las autoridades trabajen juntas para asegurar que esta obra maestra del Renacimiento siga deslumbrando a generaciones futuras.
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