Este pueblo de Andalucía tiene 23 fuentes de agua natural y poemas de García Lorca en sus calles
Lanjarón rinde homenaje perpetuo al escritor, que la visitó a menudo, escribió poemas muy bellos y fue el primero que se refirió a ella como «puerta de la Alpujarra»
Lanjarón, el rincón de Granada donde nace el agua
Explorando las maravillas secretas de Las Alpujarras: un viaje escénico por los paisajes montañosos de Granada y Almería
Granada
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Iniciar sesiónLanjarón es conocida en todas partes por su agua, que a su vez es la que da sentido a sus balnearios, otro de sus alicientes. Pero no todo el mundo relaciona este pueblo, puerta de entrada a la mágica comarca granadina de La Alpujarra, ... con la figura de Federico García Lorca, a quien se asocia con más frecuencia con su sitio natal, Fuente Vaqueros, con la cercana Valderrubio y por supuesto con Granada.
Pero sí que hay lazos que atan a Lorca con Lanjarón, y viceversa. El escritor, eso está bien documentado, acudió allí con frecuencia desde que era joven y sobre todo en los veranos de los años comprendidos entre 1924 y 1927, en ese caso no tanto por voluntad propia como por necesidad. Su padre sufría «fuertes cólicos hepáticos», según le contó por carta a su amigo Manuel de Falla, al que escribió desde el hotel España, junto al balneario, donde se hospedaba junto a su familia.
Pero aunque, como confesó en otra carta mandada desde Lanjarón a Sebastià Gasch, crítico literario, periodista y escritor con quien también compartía amistad, «mis ojos y mis palabras están en otro sitio», lo cierto es que los encantos de la zona no le pasaron desapercibidos a Lorca, quien también visitó otros puntos cercanos como Órgiva, Carataunas, Pitres o Cáñar. Y por supuesto, el magnífico Valle del Poqueira.
Porque antes de ir por la enfermedad de su padre, Lorca ya estuvo en Lanjarón y le dedicó un poema llamado 'Manantial' que data de 1919. En él se refiere, cómo no, al agua: «Y sentí brotar los manantiales como de niño yo los escuchara. Era el mismo fluir de música y ciencia ignorada. Señor, arráncame del suelo. Dame oídos que entiendan a las aguas. Dame una voz que por amor arranque su secreto a las ondas encantadas», escribe.
Lanjarón no quedó indeferente ante tantos elogios, claro. En el pueblo hay 23 fuentes de agua natural, en placetas donde confluyen calles estrechas de casas blancas, lo que forma un conjunto encantador. Bastantes de ellas están decoradas con flores y también con poemas, de García Lorca y de otros autores. El resultado es particularmente bello, es reconfortante leer cómo se describe la «paz del alma, remanso de prisas, canto del agua», o Lorca apela a Lanjarón diciendo «que vas llorando por tus grietas agua pura. Aunque me calman la sed, también me sirven de cura».
Hay libros que recogen la presencia del poeta y dan detalles de sus estancias, como 'Lorca en el país de ninguna parte', publicado en 2017, o el capítulo 'García Lorca en Lanjarón. Un poeta y un paisaje' del libro 'Lanjarón, paisajes del agua', de 1999. Asimismo, hay información interesante en blogs como el de Valeriano Morales, que se llama a sí mismo El Polopero porque creció en la no muy distante población de Polopos.
Ahí cuenta que Lorca no sólo frecuentó Lanjarón en verano; también acudió en otoño para que su madre, Vicenta, se tratara «con aguas de la fuente Capuchina». Eso sitúa la presencia del autor en la Alpujarra desde el año 1917, año en el que, según relata, tuvo una «relación no consumada» con una aristócrata llamada María Luisa Nétera Ladrón de Guevara, que, como otras muchas personas adineradas –el padre de Lorca lo era- se podía permitir costear los tratamientos y alojarse en un hotel de bastante categoría. Apunta también que García Lorca fue la primera persona que se refirió por escrito a Lanjarón como «puerta de la Alpujarra», algo que ahora es casi oficialmente un reclamo turístico.
Indica también que Lorca no fue el primer escritor que quedó fascinado con Lanjarón. Le precedió el también granadino Pedro Antonio de Alarcón, que visitó la comarca en 1872 y plasmó sus sentimientos en 'La Alpujarra: sesenta leguas a caballo precedidas de seis en diligencia''. Un nombre bastante más descriptivo que poético, aunque la belleza también se observa en su interior, como en la sucinta frase con la que califica a Lanjarón: «Es un sueño de poetas».
Ha quedado suficientemente claro, pero por si acaso: la palabra Lanjarón significa «tierra de manantiales» o «lugar abundante en aguas». Así que sería un delito no disfrutar de ese elemento, de una u otra forma, cuando se visite. Pero lo uno no quita lo otro: la visita por el casco histórico depara bonitas sorpresas casi en cualquier rincón. Y si es el punto de retorno tras una visita a la comarca, también resulta muy práctico, porque allí hay no pocas tiendas donde comprar objetos típicos de la zona –jamón y otros embutidos, jarapas, vino o queso, por ejemplo- y tener así un recuerdo práctico y sabroso del viaje.
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