Una escapada a Coria del Río, en busca de los samuráis en el Río Guadalquivir

Es una población de unas dimensiones importantes, ya que en la actualidad cuenta con unos 30.000 habitantes y lógicamente se ha desarrollado de manera paralela al Guadalquivir, que en esta zona es perfectamente navegable en dirección tanto a su desembocadura en Sanlúcar de Barrameda como en dirección a Sevilla. Por estas tierras han pasado los fenicios, los romanos y los musulmanes, y guardan también una curiosa relación, ya que por estas tierras han pasado incluso los samuráis japoneses.

Para entender la relación que tiene este rincón de la provincia de Sevilla con el país del sol naciente hay que remontarse hasta comienzos del siglo XVII, concretamente al año 1614. En ese momento una misión japonesa que estaba comandada por Hasekura Tsunenaga, al que acompañaba el franciscano sevillano Fray Luis Sotelo, recibieron el cometido de viajar a España para establecer relaciones diplomáticas tanto con el rey Felipe III como con el papa Pablo V.

Tras establecer los contactos previstos llegó el 1617, el año de la partida de nuevo hacia el este para esta expedición, pero de manera curiosa, algunos de los integrantes de esta embajada decidieron quedarse en tierras sevillanas y establecerse precisamente en Coria del Río. De esta manera nació un vínculo muy intenso entre ambas comunidades que llega hasta la actualidad, ya que los japoneses dejaron una profunda huella en la población. En Coria cuentan sus vecinos orgullosos las historias vinculadas a este hermanamiento entre pueblos, existe un monumento dedicado a Tsunenaga, así como la Casa Museo Sendai. Además, en el Parque Carlos de Mesa está el cerezo –sakura- que plantó en el año 2013 Naruhito, príncipe heredero de Japón, como símbolo de la relación entre los dos pueblos. En la actualidad se estima que aproximadamente unos 700 corianos llevan el apellido Japón.

Para mantener este legado, en Coria del Río se lleva a cabo la celebración de la Semana Cultural Japonesa, que suele tener lugar en el mes de octubre. Incluso, como curiosidad, los corianos han llevado a cabo la creación del 'sake de Coria', una original bebida a base de arroz que se toma como postre.

Coria del Río está envuelta en las leyendas y en un carácter forjado a base del contacto con pueblos procedentes de diferentes lugares del mundo. La leyenda cuenta que el mismísimo apóstol Santiago desembarcó en estas tierras y en estas aguas para comenzar la evangelización del territorio español, e incluso por aquí pasaron las embarcaciones de los vikingos cuando realizaron un terrible ataque sobre la ciudad de Sevilla.

Después de viajar a través de la apasionante historia con la que cuenta el municipio de Coria del Río, ha llegado el momento de pasear por sus calles y conocer sus más encantadores rincones. Por ello, para disfrutar de la mejor manera de esta experiencia, lo ideal es subir al conocido como Cerro de San Juan, lugar desde el cual vamos a disfrutar de una bonita panorámica de todo el pueblo. Es el lugar donde se encuentra la ermita de San Juan Bautista, que alberga la imagen del Cristo de la Vera Cruz, uno de los patrimonios más destacados de la ciudad.

Una visita en la que también tenemos que conocer otros hitos importantes como son la parroquia de la Estrella, la calle Cervantes, su plaza o la Iglesia de la Soledad. Las calles del casco urbano de Coria del Río son realmente encantadoras, y sólo tenemos que dejar que nuestros pies vayan vagando sin rumbo para conocer este pueblo que cuenta con una personalidad tan singular.

Los atractivos con los que cuenta Coria del Río se completan además con la huella que en esta localidad dejó Blas Infante, el considerado como padre de la patria andaluza, que se estableció con su familia en esta localidad en el año 1933, construyendo una casa que en la actualidad se ha convertido en todo un símbolo. Fue el hogar de Blas Infante hasta el año 1936, cuando lamentablemente fue detenido y ejecutado. En la actualidad, el legado de Infante se puede contemplar en el Museo de la Autonomía, que se encuentra también en esta localidad sevillana, en un edificio anexo a la que fue la casa en la que vivió junto a su familia Blas Infante.

Para terminar nuestra inolvidable visita por este municipio sevillano no puede faltar el imprescindible paseo por la ribera del río Guadalquivir. Un paseo en el que tenemos que olvidarnos del reloj y disfrutar de un paisaje único en un entorno muy curioso, en el que además tenemos la oportunidad de probar lo mejor de la gastronomía coriana. Platos como el arroz con cangrejo, los albures o las orejitas de habas no pueden faltar en nuestra visita.

Coria del Río es además muy conocida por su vinculación con El Rocío, cuenta con una de las ferias con más tradición de toda la provincia de Sevilla y una Semana Santa muy atractiva. Un destino ideal para disfrutarlo con todos los sentidos en cualquier época del año, con una historia singular y un destacado patrimonio.