Visitas al Alcázar de Sevilla: entradas, precio, horarios y qué ver

Entre la Puerta de la Alcoba, del lado de los Jardines de Murillo, y el patio de la Montería, por donde se accede a través de la Puerta del León, habita un mundo de fuentes que emanan aguas con frescor de reinados, paseos y leyendas.

Conserva, en sus estancias, zonas ajardinadas y bajo sus propios cimientos, donde continúan las excavaciones, vestigios de diferentes civilizaciones y estilos arquitectónicos. Lo romano y visigodo se anuncia desde el patio de Banderas, por donde con curiosidad se asoma la Giralda entre la piedra y el tiempo. En 914, ya en la etapa islámica, el emir cordobés Abderramán III mandó construir una alcazaba con una muralla cuadrangular adherida a la vieja construcción.

Tras la conquista de la ciudad en 1248, Fernando III no realizó ninguna actualización de los elementos almohades, especialmente presentes en el patio del Yeso. Sin embargo, entre 1252 y 1260, Alfonso X encargó erigir el palacio gótico. Pedro I, desde 1356, el palacio mudéjar. Las reformas, a lo largo de los siglos, fueron reubicando, suprimiendo y añadiendo múltiples atributos. Entró lo renacentista y lo barroco. También, en última instancia, lo manierista, incluso pistas de tenis, una de las primeras en España, de manos de Alfonso XIII, que entró en contacto con la corona británica a través de su matrimonio con Victoria Eugenia de Battenberg y fue pionero al jugar a este deporte en territorio nacional, a principios de siglo XX.

Residencia de emires y de los Reyes Católicos, de alcaides de alta pluma, como el poeta Joaquín Romero Murube, de reyes taifas, nobles y viajeros, en el Alcázar parecen embellecerse todos los tiempos de los que el conjunto monumental ha sido testigo. Tiene, por supuesto, rincones especialmente atractivos para los turistas y para los historiados. También leyendas que pululan por ellos.

El patio de las Doncellas, tan recogido, en el que parece cantar el agua por los arcos decorados con sebka y relieves en yeso. El extenso jardín de la Danza y los baños de Doña María de Padilla. El más verde de todos los laberintos frente al pabellón de Carlos V. El imponente salón de los Tapices y la portada del Palacio de Pedro I, donde de forma asidua se celebran espectáculos al aire libre. Además de ello, una de las cimas artísticas del Alcázar se ubica en el lugar en el Pedro I ejercía el trono, donde recibía a las personalidades de la época. Lo cuadrado del salón de Embajadores simboliza la tierra, mientras que la cúpula, de color dorado y realiza por Diego Ruiz en 1427, representa el universo.

Son tantos los detalles y relatos tras cada relieve, friso y dintel que se recomiendo la visita guiada organizada desde la propia entidad del Alcázar. También diferentes empresas y guías turísticos profesionales e independientes operan en la zona. El Alcázar es un logro de la humanidad. Elevado y difuso en sus cientos de encantos. Inabarcable, en realidad, al abrazar al curioso con todas sus bellezas.

Del 1 de octubre al 31 de marzo: de 09.30 a 17.00 h.

Del 1 de abril al 30 de septiembre: de 09.30 a 19.00 h.

Cerrado los días 1 y 6 de enero, Viernes Santo y 25 de diciembre.

La entrada a los Reales Alcázares es gratuita para los nacidos o residentes en Sevilla capital y menores hasta 13 años de edad.

La entrada general, a la planta baja de los Palacios y Jardines, tiene un coste de 13,50 euros.

La visita parcial organizada al Cuarto Real Alto situado en la parte superior del Palacio del Rey Don Pedro tiene un coste de 5,50 euros.

Existen, asimismo, diferentes paquetes de visitas guiadas, así como descuentos para familias numerosas, personas con discapacidad, estudiantes, jubilados y personas en situación de desempleo.