Cascamorras: la multitudinaria fiesta de Andalucía que lucha por proteger a una virgen
Declarada de Interés Turístico Internacional, recrea desde hace 500 años la leyenda de un hombre que intentó sin éxito llevarse una virgen desde Baza hasta Guadix
Los festejos, que congregan cada año a miles de personas, tienen un primer acto en Baza el día 6 de septiembre y continúan tres días después en Guadix
Tradición, religiosidad y, sobre todo, muchas ganas de pasarlo bien. Es lo que esperan los que van cada año a la fiesta del Cascamorras, que se celebra en las localidades granadinas de Baza y Guadix. Y casi todos lo consiguen, porque allí lo fácil ... es divertirse. A lo grande, además.
Pero empecemos por la parte seria: en 1151, los almohades, que mandaban en esas dos comarcas, destruyeron una ermita mozárabe a las afueras de Baza, en un lugar conocido como La Churra. Tres siglos después, cuando los musulmanes fueron desalojados por los cristianos, se ubicó allí una iglesia en honor de la Virgen del Pilar.
Trabajando en esa reconstrucción estaba un albañil de Guadix, de nombre Juan Pedernal, quien, según aseguran, en un momento dado escuchó una voz que decía: «Ten piedad». Se acercó al sitio del que provenía y encontró la talla de una virgen, que por motivos obvios llamaron de la Piedad. Si hubiera pedido socorro se habría llamado Socorro, pero mejor no entrar en eso.
El caso es que Juan Pedernal quiso llevársela a Baza, más que nada porque fue él quien la encontró. Pero no se lo permitieron. El albañil no se conformó, quería llevarse a la virgen, y días después volvió junto a un personaje vestido como un bufón, como un arlequín. Ese es el Cascamorras.
Pero tampoco pudo, y tanto él como el arlequín volvieron a Guadix, donde vivían, embadurnados de brea. Según se ha transmitido desde entonces, generación tras generación, le dijeron mientras se iba que si alguna vez conseguía llevarse la imagen sin mancharse, se la podría quedar.
A su regreso a Guadix, el Cascamorras es aclamado... pero también embadurnado de pintura
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Ahí arranca la tradición. Cada año, un personaje vestido como el Cascamorras acude de Guadix a Baza para intentar llevarse a la virgen, pero todo el mundo está advertido ya de su llegada y lo esperan con botes y botes de pintura. Manchado de la cabeza a los pies, tiene que regresar a su pueblo, donde para reprocharle que no haya conseguido su objetivo, pues también le tiran pintura.
Ahora, esa pintura no es tóxica, así que por ahí no hay problema. Sí que conviene llevar ropa cómoda y que pueda ser tirada después sin titubeos, porque es más que probable que los asistentes sean salpicados. Más bien que terminen empapados. Así es el Cascamorras, Bien de Interés Cultural, fiesta declarada de Interés Turístico Internacional, aspirante a que la Unesco la declare Patrimonio Inmaterial y que cada año congrega a miles de personas. Decir 50.000 no es exagerar. Comienza este sábado 6 de septiembre en Baza y finaliza el próximo martes 9 en Guadix.
El Cascamorras representa a un bufón, como se ha dicho, pero representarlo cada año significa mucho para los accitanos, que así se llaman los de Guadix. Ser elegido Cascamorras es un privilegio. Y puestos a ser francos, en la ciudad, después de volver sin la virgen y llevarse una segunda ración de pintura, también es verdad que le rinden el homenaje que merece. En Baza, lejos de ser el enemigo, le tienen también un cariño bárbaro y hay una estatua en su honor.
Para Baza, la llegada del Cascamorras, que está prevista para las seis de la tarde, significa el pistoletazo de salida para sus fiestas locales, que se prolongarán hasta el día 15. Tras la carrera del arlequín, y aquí viene la parte religiosa, hay una misa a las ocho de la tarde en la iglesia de la Merced. En Guadix, que tuvo sus fiestas a finales de agosto, hay también jolgorio el 9 de septiembre, cuando vuelva su héroe local, pero después se celebra un oficio religioso en la iglesia de San Miguel.
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