De Aracena a Alájar: ruta por los pueblos más frescos de Huelva
Las suaves condiciones climáticas del parque natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, hacen que municipios como Aracena, Jabugo, Galaroza, Fuenteheridos, Castaño del Robledo y Alájar , sean lugares ideales para pasar el verano
Huelva bajo las estrellas: descubre los mejores miradores astronómicos de la Sierra de Aracena
José Manuel Brazo Mena
El parque natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche es una elección para pasar unas vacaciones de verano en las que se busque un entorno natural privilegiado, con espectaculares paisajes de castaños y dehesas, suaves temperaturas, sobre todo al anochecer, y ... una buena gastronomía basada en los derivados del cerdo ibérico, -carnes, chacinas y el mejor jamón de pata negra-,además de las frutas y hortalizas frescas que proporcionan las huertas serranas.
Aracena, a 700 metros de altitud
En el catálogo de pueblos considerados más frescos para escapar de calor se encuentra Aracena, una localidad donde la temperatura media durante el día en los meses de junio, julio y agosto se sitúa en torno a los 26 grados. Durante la noche, la temperatura media es de entre 15 y 17 grados. Estos datos convierten a este municipio de Huelva en uno de los mejores lugares de Andalucía para pasar los meses de verano.
Los motivos por los que Aracena cuenta con temperaturas tan agradables durante el verano están relacionados con su ubicación geográfica. El pueblo está situado a una altitud de 700 metros, además de encontrarse rodeado de frondosos bosques de castaños, encinas y alcornoques que desempeñan un papel muy importante en el clima suave, ya que la vegetación ayuda a mantener el ambiente más fresco debido a la evapotranspiración.
Pero, además el visitante podrá disfrutar en Aracena del atractivo natural de la Gruta de las Maravillas, junto a un patrimonio de primer orden, como el Castillo, la iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción, y las joyas arquitectónicas de Aníbal González, entre otros monumentos, que destacan en medio de la bien conservada arquitectura del caserío. El municipio ofrece en verano numerosas actividades, fiestas y tradiciones que se conservan en el tiempo.
Jabugo, epicentro del jamón ibérico
Otro de los lugares atractivos para refugiarse del calor es la localidad de Jabugo, no sólo por ser uno de los pueblos representativos de la «cultura del cerdo ibérico», con una actividad ganadera e industrial que desde principios del siglo pasado ha marcado las formas de vida de los lugareños, sino también por sus condiciones climáticas y elevada altitud, que hacen del enclave un interesante destino vacacional, sobre todo en la época estival.
Entre sus edificios monumentales destacan la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel, del siglo XVIII, que se abre a la Plaza del Jamón con una hermosa portada. En un alcor de las inmediaciones, está situado el «Tiro de Pichón», en cuya arquitectura se observa la huella de Aníbal González. Desde este edificio, destinado a Centro de Innovación y Promoción del Ibérico, se divisa un amplio paisaje serrano surcado por el valle del río Múrtigas.
Para degustar la gastronomía local, tanto en Jabugo como en las pedanías de Los Romeros y El Repilado, el excursionista puede adquirir además de productos curados como el jamón, la paletilla y los embutidos, y frescos como el solomillo y las costillas, algunos platos precocinados y patés, así como degustar las excelencias de la chacina en los bares y restaurantes que se distribuyen en cada uno de estos núcleos de población.
Galaroza, recostada en un frondoso valle
Recostada en el interior de un frondoso valle, junto al río Múrtigas, la localidad de Galaroza es un lugar antiguo, al igual que sus huertas y labores. De ello da testimonio, la ermita de Santa Brígida, uno de los hitos arquitectónicos de la población, construida entre los siglos XIII y XIV, en lo alto de un cerro. Desde la cima, se divisa una espléndida panorámica de la localidad, que aparece acunada entre castañares y huertos repletos de frutales, sobre todo de manzanos.
Uno de los atractivos de Galaroza lo constituye su casco urbano, declarado Conjunto Histórico- Artístico. El caserío conserva el encanto de la arquitectura serrana, con calles empedradas y casas blancas adaptadas a las características de la labranza. En la planta alta, las solanas, utilizadas como secaderos o simplemente para tomar el sol. Abajo, los amplios sótanos dan albergue a los alimentos, particularmente a las frutas.
En el paseo por el pueblo, el excursionista llegará hasta la Plaza de los Álamos, en el céntrico barrio de la Fuente. Presidiendo el recinto se encuentra la iglesia del Carmen, dedicada a la Patrona, que celebra las fiestas en el mes de julio. Cercana a la plaza se ubican la centenaria Fuente de los Doce Caños, y la Fuente de los Jarritos, sobre cuyo estanque se levanta una escultura dedicada a la fiesta del agua, que se celebra en septiembre.
Fuenteheridos, donde nace el río Múrtigas
Otro de los caseríos que también se mantienen fieles a la arquitectura serrana es el pueblo de Fuenteheridos, situado entre el valle de Alájar y el que conforma la Rivera del Múrtigas, con un casco urbano que está considerado como una de las manifestaciones de urbanismo popular de mayor valor dentro del parque natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, lo que hizo merecer su declaración como Conjunto Histórico Artístico en el año 1.982.
En la céntrica Plaza del Coso, donde lugareños y visitantes se dan cita los a la sombra de enormes castaños, se encuentra la Fuente de los Doce Caños, que está considerada como el nacimiento del río Múrtigas, con un caudal constante de dos millones de litros diarios. Estas aguas son aprovechadas para el abastecimiento de la localidad, y después de rebosar por el pilar, se utilizan para regar los huertos y para alimentar en su descenso el caudal de la rivera.
En el entorno de la plaza, se puede disfrutar de un microclima especial, con unos valores de temperatura y humedad que se encuentran muy por debajo de la media térmica existente en el resto de la localidad, alcanzándose una media que no supera los 18 grados en verano. Todo ello, gracias a la abundancia de agua y a la frondosidad de la vegetación, que han contribuido a la transformación del pueblo en un fresco y concurrido remanso de vacaciones.
Castaño del Robledo, acunado a los pies de Riscos Altos
La presencia de extensos castañares, y alcornoques centenarios, propios de un paisaje norteño, acompañarán al viajero por la H-7015 hasta Castaño del Robledo, pueblecito que se encuentra alejado de las carreteras más transitadas, y donde el único trasiego lo constituye el caminar de los lugareños que se dirigen a sus huertas, o el de los excursionistas, que durante todo el año, y sobre todo los fines de semana, se concentran en esta joya serrana.
Dentro del caserío, declarado conjunto histórico-artístico en 1982, destacan la iglesia parroquial de Santiago el Mayor, obra de mediados del siglo XVI, de la que Arias Montano fue su primer párroco, y que cuenta con el órgano más antiguo de la provincia (1750) y la Iglesia Nueva, del XVIII, edificio inacabado de estilo neoclásico, cuyos trabajos, según la leyenda, quedaron paralizados por la muerte del alarife que los dirigía, tras caer de un andamio.
En la misma época que la iglesia nueva se construyó la ermita- humilladero del Señor, en el camino viejo de Galaroza así como la fuente del Barrio, muy próxima a la barriada del Calvario, que muestra un gran escudo de piedra. Otras fuentes que refrescan el enclave, como la de la Mazorca, detrás de la iglesia de Santiago el Mayor, o la del Venero, situada en El Calvario, constituyen, dentro de la arquitectura del agua, otros elementos de interés para el visitante.
Amplia red de senderos en Alájar
Otro destino vacacional es Alájar, cuyo caserío recostado en el valle, a los pies de la Peña de Arias Montano (un mirador natural lleno de bosques grutas y fuentes, junto al Santuario de la Reina de los Ángeles), constituye una de las manifestaciones de la arquitectura popular mejor conservadas en la sierra. En su caserío, destaca en el apartado monumental la iglesia parroquial de San Marcos, construcción de estilo barroco(s. XVIII).
No obstante, además de la renombrada Peña de Arias Montano, Alájar cuenta con una red de senderos con manantiales de agua fresca, una vegetación cambiante y sobre todo un ambiente sosegado, entre los que destacan el itinerario de las aldeas; la ruta de Los Molinos, que discurre paralela a la Rivera de Alájar, o, el camino que lleva hasta Linares de la Sierra, donde el senderista va acompañado por el rumor del agua y las fragancias del monte.
El punto gastronómico de la ruta viene marcado por una variada cocina serrana de la zona, en la que destaca la vertiente chacinera, vinculada a las matanzas domiciliarias de cerdo ibérico, así como la elaboración artesanal de quesos y miel. Destacan el gazpacho de culantro, las migas y los platos de setas de temporada. Dulces caseros, como las torrijas, pestiños y piñonates pueden ser el postre ideal para culminar cualquier comida de vacaciones.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete