Alhama de Granada, vidas de frontera al borde del abismo
Asomada a impresionantes tajos y barrancos de más de cien metros de altura, es la joya de la comarca del Poniente está llena de historia y de rincones preciosos
Pocos kilómetros más al sur está la Axarquía, ya en la provincia de Granada, una zona con la que comparte una uva autóctona y peculiar: la rome
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Guillermo Ortega
Granada
A ver, el titular merece una explicación, como le pasa a todos los titulares pero en este caso más si cabe, porque puede resultar un poco críptico. Ni en Alhama de Granada se vive en la frontera como si fuera un territorio hostil, ni ... está al borde de un abismo. Sí es en cierto modo una frontera, porque pocos kilómetros más al sur se sale de la provincia de Granada para entrar en la de Málaga, y porque el pueblo está casi colgado de unos tajos y barrancos tremendos.
Son unas fracturas que algunos han querido relacionar con un hecho luctuoso, aunque no tienen nada que ver. El 25 de diciembre de 1884, Alhama (en la provincia de Granada casi nadie utiliza el añadido) fue sacudida, al igual que otros pueblos cercanos, por un terremoto de magnitud 6,7. Como la mayoría de las casas, por entonces, estaban hechas con cal y barro, más de diez mil se derrumbaron. Hubo 1.200 muertos.
El seísmo fue terrible, pero no provocó tajos ni barrancos. El barranco del arroyo del Salar, el de Espantaperros o el tajo de Alhama, sobre el río del mismo nombre, son consecuencia de la erosión del terreno durante miles de años, dibujando un paisaje kárstico que es admirable desde arriba -los precipicios llegan a medir cien metros- y también desde abajo, para todo aquel con un poquito de espíritu de aventura y ganas de hacer senderismo.
Asomarse a esos abismos es una de las cosas agradables y dignas de fotografiar que pueden hacerse en Alhama. Pero si se visita esta joya de la comarca del Poniente, también es una buena idea pasear por el casco antiguo de este pueblo de poco más de 5.000 habitantes, declarado Conjunto Histórico-Artístico, descubrir los retales que se conservan de la época de dominación almohade y nazarí, o admirar la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, que mandaron construir los Reyes Católicos en 1505 y que combina elementos renacentistas y barrocos.
Muchos allí la conocen, así que el viajero puede pedirle por favor a algún local que le cuente la leyenda del Salto del Caballo, que más o menos es ésta: se dice que el 2 de agosto del año 1500, un hombre viajaba a caballo desde Málaga y que al pasar por la Huerta del Cañón, tuvo un accidente. Su montura, asustada al ver a una culebra, se espantó y cayó por un precipicio.
El caballero pensó que le había llegado su hora y pidió a la Virgen tiempo para morir como cristiano. Sus plegarias fueron escuchadas porque, aunque él también cayó por el precipicio, se salvó. Quedó sin sentido y, al recuperarlo, vio una imagen de la Virgen justo enfrente, en el hueco de una roca. Ella le anunció que le quedaban tres días de vida y le pidió que le hiciera un altar en la zona.
Como era un hombre adinerado, sufragó la construcción de una ermita. Al año siguiente se pudo colocar en ella la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles y también una cruz en el sitio donde se despeñó su montura, de ahí el nombre de Salto del Caballo.
A un par de kilómetros del pueblo se ubica uno de los más atractivos balnearios de la provincia. Allí se conservan unos baños del siglo XII, lo que demuestra que los musulmanes y a los utilizaban. Es un lugar donde se respira tranquilidad y en el que abunda la vegetación. Desde principios del siglo XIX lo frecuentan sobre todo personas mayores que se cuidan en esas aguas termales de enfermedades como el reúma o la artrosis.
También destaca Alhama de Granada por su gastronomía. En invierno es muy apetecible un plato de cuchara presidido por los garbanzos, producto típico local. Y es curioso pero Alhama cuenta con una uva tinta autóctona, la rome, con la que algunos valientes hacen un vino muy peculiar. Bueno, la uva no es del todo autóctona, porque también crece en la cercana comarca de la Axarquía, en la provincia de Málaga. Lo que entronca con la cuestión de que Alhama es fronteriza.
Pocos kilómetros más al sur de Alhama está el pueblo de Ventas de Zafarraya, que tiene como característica principal es el Boquete, un puerto de montaña que es el punto de unión entre Granada y la citada comarca de la Axarquía. Desde allí hay una carretera que lleva hasta el término municipal de Vélez-Málaga y que, en los tiempos en los que no existían las autovías, era el modo más rápido de enlazar esa zona malagueña con Granada. O sea, que en todo caso es una frontera que une.
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