Raúl Sénder: Me sentí como un héroe cuando actué para nuestras tropas en Irak

—¿Cómo ha conocido más mundo profesionalmente hablando: a través del cine, teatro, televisión o del 'music hall'?—Pues un poco de todo. He hecho muchas giras teatrales por España y creo conocer todas las ciudades de la geografía nacional. En mi época de humorista, recorrí haciendo galas todavía más lugares de España y ya me asomé por Centroamerica y Sudamérica. Haciendo películas he rodado en Colombia y en Estados Unidos, además de dos temporadas que me contrataron en la Compañía Nacional de Zarzuela, cuando recorrimos varios teatros de ópera de Europa (Roma, Odeon de París...). Vamos, tengo más kilometros recorridos, que los famosos 'baúles de la Piquer'.—Como buen malagueño que es (pasó allí su niñez), supongo que conoce al dedillo la Costa del Sol. ¿Queda algún lugar para alejarse del mundanal ruido o todo está tomado por el turisteo?—Queda un sitio maravilloso que se llama Sitio de 'Calahonda', que pertenece a Mijas-Costa, en donde yo vivo (simultaneándolo con Madrid) hace mas de 25 años. Allí se olvida uno de todo.—Usted ha actuado por toda España junto a Isabel Pantoja y Rocío Jurado, ¿cómo recuerda esa época?—Maravillosa. He tenido la suerte de compartir escenario con estas dos grandes mujeres, y también una enorme amistad que mantuve con Rocío hasta sus últimos dias. Y mi amistad con Isabel Pantoja se mantiene después de 35 años que hace que nos conocemos, nos tratamos, nos vemos y nos queremos. Pero también he compartido escenario con Manolo Escobar, al que le tengo un cariño entrañable, y él a mí. Lina Morgan es como mi hermana, con amistad de hace 40 años, con Concha Velasco... y así podríamos seguir nombrando a grandes estrellas, que unas ya nos abandonaron y otras siguen al pie del cañón.—En la década de los 80 fue usted una de las peronas más populares de España de la mano del Un, dos, tres... reponda otra vez. ¿Cree que un viaje atrás al pasado con este tipo de programas en televisión es viable?—No. Creo que esos tiempos fueron maravillosos y no podrán repetirse. Ya no quedan actores de aquella raza, ni directores como Chicho Ibáñez Serrador, ni presentadoras como Mayra, que hablaba 'sin pinganillo', de memoria. Y que aquí continúa, casi 20 años después de acabar el programa. Ahora hay que decir lo que dijo Luis Miguel Dominguín al terminar una faena enorme en Las Ventas: levantó la mano, miró al público y gritó: "ahí queda eso".—Se marcha de vacaciones y tiene que hacer el equipaje, ¿qué tres cosas no olvida nunca consigo?—Soy muy práctico. Hoy en día se puede viajar sin nada. Todo se puede comprar en cada sitio donde vayas. Pero me llevaría mi ordenador portátil. Con eso ya me basta.—¿Las colas y los detectores de metal en los aeropuertos son una buena base para inventarse 'sketchs'?—Si se entiende por 'sketchs', unas enormes retahílas de tacos, juramentos, maldiciones y mentar a la madre de los guardianes que nos van a acabar dejando en pelotas para viajar en avión, creo que saldrían historias divertidas, por lo malsonantes, pero poco más.—Llegó a conocer Irak por su actuación ante las tropas españolas durante la Guerra del Golfo. ¿Qué sintió en aquel escenario?—Realmente ni nosotros ni nuestros soldados fuimos a Irak, sino al Golfo Pérsico y al Mar Rojo, donde había varios buques de guerra españoles bloqueando el paso de aprovisionamiento a ese país. La guerra, en sí, estaba a varios miles de kilometros. Fue emocionante pasar la Navidad entre nuestros compatriotas, que echaban de menos a sus familias, pero que a la vez hacían un servicio a España. Nos hicieron sentir héroes por ir a entretener a las tropas, pero no lo fuimos tanto. Mucha emoción y un gran orgullo de ser elegidos para esa honrosa actuación. Uno se siente mucho más español en esas situaciones cuando alguien grita !viva España!—Las Mama-Chicho le acompañaron durante un tiempo de éxito en televisión. ¿Nunca ha visitado a alguna de sus entonces compañeras en su país de origen?, ¿qué sabe de ellas?—No sé nada de ellas. Fue la inauguración de Tele 5, en el año 1990 y yo presentaba el programa 'Tutti Frutti', en el que intervenían las Mama Chicho, que fueron la gran sensación televisiva. Eran seis preciosas bailarinas italianas, de las que cuatro se llamaban Patricia. Venían todas las semanas desde Milán, ensayábamos, grabábamos dos o tres dias y se iban de nuevo a Italia. Sé que dos de ellas se quedaron y se casaron en España, pero 21 años después les he perdido el rastro.—Desde La Venganza de Don Mendo sabemos de usted que escribe guiones bajo psedónimo, ¿no le apetece volver a primera plana?—Yo me retiré de la actuación hace cinco años. Viajo mucho: China, Argentina, Islandia, Estados Unidos ,Brasil, Vietnam... acabo de llegar de Londres y si Dios quiere en febrero me voy al Carnaval de Río de Janeiro y una visita posterior a Buenos Aires, donde tengo buenos amigos. La verdad es que no me apetece 'regresar' a los escenarios. He trabajado cuarenta y tantos años y ahora que sigo estando bien de salud, hago lo que me gusta: viajar. De vez en cuando escribo guiones que me encargan y traduzco comedias, que unas se estrenan y otras no. Las firmo con un nombre extranjero, pero lo hago por pura diversión. Me encanta escribir.