Va de muerto quien no fue de vivo

San Andrés de Teixido es desde tiempos inmemoriales un rincón de peregrinación . Dice la tradición que Cristo hambriento se le apareció al santo, que le dio de comer y de beber. Pero también existe la leyenda de que Andrés se quejó a Dios de la soledad del paraje en contraste con los muchos peregrinos que acudían a Compostela. El Supremo Hacedor escuchó su lamento y le prometió que su templo también se convertiría en un foco de atracción de las almas cristianas . Así fue.

Desde hace siglos, existe en Galicia el dicho de que «va de muerto quien no fue de vivo» al santuario. Esto significa que quienes fallecieron sin cumplir la promesa de acudir a San Andrés, no pueden descansar en paz en sus tumbas. Sus deudos tienen que acudir al cementerio, invocar su espíritu y acompañarle en peregrinación al lugar. Hay en el camino los llamados ‘milladoiros’, que son montones de piedras. Los peregrinos están obligados a tirar un canto en esos ‘milladoiros ’ para dejar constancia de su paso por allí. Eso servirá para demostrar en el Juicio Final que cumplieron con su voto de rendir culto al santo. Es una tradición que se remonta por lo menos a siete siglos porque hay un documento de 1391 de una señora de Vivero que no puede peregrinar al lugar por sus achaques físicos y encarga a una conocida que haga una donación y deposite en su nombre una vela a San Andrés.

Existen dos leyendas asociadas a la visita al lugar. La primera es beber de la fuente de los Tres Caños . Hay que echar sobre el agua un pedazo de pan . Si flota, es signo de que que la suerte favorecerá al peregrino, que puede pedir la satisfacción de un deseo. La otra costumbre es acudir con una vara de avellano , con hojas de tejos y las llamadas ‘hierbas enamoradizas’ , que se recogen en el entorno. Estas hierbas se utilizaban para bebedizos que servían para cautivar a las doncellas. Los que llegan al templo llevan también una figura de pan que representa al santo.

Desdeñar el poder de San Andrés tiene consecuencias fatales , ya que quien vulnera su voto de peregrinación corre el riesgo de encarnarse en sapo, lagarto o culebra . También es preceptivo besar su imagen antes de salir de la iglesia si se quiere obtener sus beneficios. Hay otras muchas leyendas en torno a este santuario, entre ellas, la relativa a la Peña del Encanto. Se afirma que hay un doncella encantada en esa roca que se despierta y sale al camino en el amanecer del día de San Juan. Mirarla es un grave error porque tiene el poder de convertir a los viandantes en monstruos. Pero el joven que enamore a la doncella gozará de su amor eterno y del tesoro que esconde.

Otra historia es que una mujer salió de su casa para dar de comer a los jornaleros. Cuando volvió había desaparecido. Pero algunas personas todavía pueden ver su tejado en determinadas fechas en las que la morada resurge de las profundidades de la tierra.

San Andrés está tan sólo a 12 kilómetros de Cedeira y, según se aseguraba hace siglos, su localización apunta al final de la Vía Láctea . No importa si esto se ajusta al mapa de las estrellas porque la fe de los peregrinos está por encima de las evidencias astronómicas. Aquí se puede llegar, como en Santiago, siguiendo el camino marcado en el cielo y eso es lo que importa.