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por carreteras secundarias

El castañar de Serafina

La carretera secundaria es mucho más humana, mucho más hermosa, mucho más solitaria que la autopista y la autovía

Corina Arranz

alfonso armada

Cuando se viaja sin más programa ni reserva que abrir los ojos y evitar las grandes rutas y las aglomeraciones donde se come y se bebe ruido, hay pocos placeres equiparables a salir cuando el sol empieza a caldear el mundo y a ... escribir el nombre de las cosas. Salimos de Verín sin hacer conjeturas sobre el hotel, sus clientes y nosotros mismos. Al pasar por Vendas da Barrera me viene a la memoria cuando me escapé de casa (no sé si la primera o la segunda vez) y aquí me eternicé y pasé un frío del demonio haciendo auto-stop. En la radio cuentan que un abrazo , para ser eficaz, para que se mezclan los afectos y canten las endorfinas, debe durar al menos seis segundos . Avanzamos por la N-525 y vamos solos como arrieros del siglo XIX. Nos paramos a admirar el airoso viaducto del río Mente desde el antiguo viaducto del río Mente: dos vías paralelas y elegantes, aunque una sea autovía y la otra se haya quedado en secundaria, por la que nadie va y en la que se escucha el gran silencio del campo cuando la mañana es nueva. Por la A-52, Autovía de las Rías Baixas , el tráfico es ya incesante, y se suceden camiones, muchos de ellos cargados con coches con los que alimentar los grandes éxodos, la vida que se consume en el consumo, en un comercio que si languidece pone al borde del abismo el mundo conocido. La carretera secundaria es mucho más humana, mucho más hermosa , mucho más solitaria que la autopista y la autovía. ¿Por eso no la quiere casi nadie, más que los que la usan porque la necesitan, porque siguen viviendo su vida en pueblos al margen de la velocidad?

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