La España mágica
Capilla de Mosén Rubí, en clave masónica
La iglesia de Ávila fue construida con una arquitectura y una simbología de interpretación misteriosa
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Iniciar sesiónAlgunos estudiosos de la historia del arte han considerado a la capilla de Mosén Rubí, situada en el casco histórico de Ávila, como el primer edificio masónico de la Península. Dado que el templo fue terminado en torno al año 1520, poco antes de la ... rebelión comunera contra el emperador Carlos, hay otros expertos que cuestionan este criterio, señalando que la masonería no apareció en Europa hasta el siglo XVII. Esto tampoco está claro porque parece que la francmasonería existía ya en Escocia en la época en que se levantó la capilla, situada junto a un hospital.
En cualquier caso, catedráticos de autoridad indiscutible como Antonio Bonet Correa avalan la interpretación de esa simbología de carácter masónico en base a una serie de elementos que difícilmente pueden ser una mera coincidencia como su planta interior pentagonal, sus columnas y sus relieves e imágenes de las vidrieras.
El templo se conoce en Ávila como la iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación, regentada por monjas dominicas desde el siglo XIX. Estas religiosas fueron reacias durante muchas décadas a enseñar la iglesia, conscien-tes de esa perturbadora simbología.
Mosén Rubí era miembro de una familia aristocrática y terrateniente que disponía del título de señor de Bracamonte. Todo indica que la estirpe era de origen judío. Al parecer un noble francés llamado Robin de Braquemont llegó a Castilla en el siglo XIV para ayudar a Enrique de Trastámara en su guerra contra Pedro I. La familia prosperó y el apellido Braquemont se hispanizó en Bracamonte. Mosén Rubí era descendiente directo de Robin, que pagó con su fortuna una expedición real a Canarias.
Fue Mosén Rubí el que financió la construcción de la capilla que lleva su nombre, cuyos orígenes podrían explicar algunos símbolos de la edificación que entroncan con la tradición hebrea y con el templo de Salomón como las dos columnas que hay en el atrio, similares a las que daban acceso al mítico recinto de Jerusalén.
La capilla está construida en un bello y elegante gótico tardío con muros de sillería. Y forma parte de un antiguo complejo en el que había un hospital para atender a 13 pobres, siete hombres y seis mujeres, por voluntad de doña María de Herrera, benefactora de la institución y emparentada con los Bracamonte.
Bonet Correa establece siete elementos que se inscriben en la tradición masónica de construcción, que pretendidamente obedecía a un canon geométrico y matemático que respondía a una vieja cultura esotérica que vinculaba las proporciones arquitectónicas a la Creación divina.
Esto no deja de ser una especulación, pero lo que es indiscutible es que el templo contiene elementos claramente masónicos como las vidrieras en las que se representan los malletes, el compás y la escuadra que se identifican con esta logia.
Se sabe que había en la iglesia un púlpito de forma pentagonal con los mismos emblemas. Detrás se puede ver un triángulo con el nombre hebreo de Yavé, una alegoría al grado 33 de la masonería. Igualmente, al acceder a la capilla, hay un coro con siete asientos. El central tiene labrado un globo terrestre, atravesado por un puñal, un símbolo del ‘kadosch’, nombre de los caballeros con uno de los grados más elevados de la logia.
Para acceder al campanario, hay una escalera cuyos tres primeros peldaños tienen una forma triangular, también característicos de las ceremonias de los masones.
Por último, y de forma muy significativa, hay dos estatuas de Mosén Rubí y su esposa en el interior del templo en posturas muy poco convencionales en la época. El fundador levanta la espada con la mano izquierda, mientras la mujer mira al suelo en actitud meditativa. Al parecer también la posición del brazo coincide con uno de los gestos de los rituales masónicos.
Merece la pena visitar Ávila para admirar la belleza del conjunto, una de las muchas joyas de la ciudad de Santa Teresa. La monja nació en el momento en el que se estaba construyendo el recinto y con toda probabilidad rezó en su interior. Cinco siglos después, la polémica sobre su singular simbología sigue abierta.
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