Jesús Calleja: «Soy optimista, pero pensaba en una muerte lenta»
El aventurero cuenta su angustiosa experiencia al quedar atrapado en la sima más profunda de la Tierra
efe
El aventurero Jesús Calleja ha vivido la peor experiencia de su vida cuando la cueva que exploraba en el Cáucaso, la más profunda del mundo, resultó anegada por las aguas , una experiencia «terrible» que, a pesar de su carácter «optimista», ... le llevó a pensar en «una muerte lenta», ha dicho.
Desde el campamento base del programa «Desafío Extremo» (Cuatro), en las inmediaciones de la sima Krúbera-Voronya en Abjasia (región que se separó de la exrepública soviética de Georgia), el alpinista leonés explica que el equipo expedicionario, compuesto por dos expertos rusos y tres españoles, se encuentra «físicamente reventado y tocado psicológicamente» .
El equipo del programa buscaba alcanzar la cota de descenso de la cueva más profunda del mundo, 2.197 metros , cuando el pasado martes descargó una gota fría «salvaje» en esa región del Cáucaso, apunta, cuyas montañas, de más de 3.000 metros, actuaron como «un embudo» y llevaron cantidades ingentes de agua hasta las profundidades.
«Cuando estábamos llegando al final, a trescientos y pico metros, oímos un ruido salvaje, parecía que la sima se desmoronaba, estábamos aterrorizados ...», ha explicado Calleja (Fresno de la Vega, León, 1965), que señala que su equipo ha pasado estos días «atrapado sin comida, sin posibilidad de rescate y pensando en lo peor».
Lucha «contra nosotros mismos»
Después comenzó la lucha, añade, «contra nosotros mismos», para vencer esos momentos de pánico y buscar una salida a través de un sifón , o cueva inundada de agua que hay que sortear buceando, una operación que salvaron con éxito gracias «al entrenamiento, la tranquilidad y la paciencia y buen hacer del equipo».
«Gracias a todo eso estamos vivos. Lo normal era no haber salido de allí», apunta Calleja, quien se define como «optimista», pero a quien el subconsciente jugaba a veces malas pasadas y se encontraba «pensando en una muerte lenta, no sabía si de hambre, por el agua» . Esos momentos coincidían con otros en los que «la espeleóloga rusa, una de las mejores de su país, estaba llorando y escribiendo el testamento para los niños», explica el aventurero.
La NASA, interesada en lo descubierto
Con todo, Calleja destaca que la expedición ha sido un éxito, porque el equipo del programa ha conseguido «hacer algo extraordinario, descender al lugar más profundo de la Tierra y recoger muestras de la vida que hay allí».
«Desafío Extremo» ha obtenido diversos ejemplares de microorganismos conocidos como «extremófilos» , no estudiados hasta ahora y en los que está muy interesada la NASA, explica el explorador, porque pueden ser formas de vida que se reproduzcan en otros planetas.
Lo primero que Calleja hizo al salir de la cueva fue hablar con su familia y abrazar a su hermano, Kike, quien dio la voz de alarma cuando el equipo de fibra óptica con el que los espeleólogos enviaban imágenes y sonido dejó de funcionar.
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