La ficción española vive su momento dulce en televisión

«En lata» o adaptadas, decenas de producciones que triunfan en nuestras cadenas se exportan a otros países

La ficción española vive su momento dulce en televisión JAIME GARCIA

Federico marín bellón

De cuando en cuando, Hollywood compra los derechos de una película española. Ocurrió con «Mujeres al borde de un ataque de nervios», de Almodóvar, y con «Abre los ojos», de Amenábar, por citar dos ejemplos sonados. Sigue pasando con algunos títulos escogidos. En televisión, es ... el pan nuestro de cada día. Nuestras series son emitidas y versionadas por todo el mundo, con un éxito general de audiencia que aumenta cada año su prestigio.

En la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos se vivió un momento único. Su director, el cineasta Danny Boyle, colocó un trocito de la marca España ante la milmillonaria audiencia que observaba la gala. El autor de «Slumdog millionaire» no se decantó por alguno de nuestros directores más conocidos, ni por Penélope Cruz o Antonio Banderas. Se limitó a mostrar al mundo cómo se reunían por primera vez los Alcántara alrededor de la mesa familiar, en San Genaro. Admirador confeso de la serie del Grupo Ganga y TVE, Boyle había pedido permiso para incluir unos segundos de «Cuéntame cómo pasó» en la ceremonia, entre fragmentos «Mr. Bean» y «Coronation Street».

No tiene mal ojo el realizador británico. «Cuéntame cómo pasó» es un ejemplo perfecto de éxito de crítica y público. Desde hace once años y catorce temporadas, no menos de cuatro millones de españoles (algún curso la media ha superado los seis) suspenden todos sus planes para la noche de los jueves. El resto de cadenas también se andan con cuidado a la hora de programar frente al buque insignia de Televisión Española. Cualquier otra serie a esas horas es candidata al fracaso.

«Cuéntame» tiene decenas de premios y se ha vendido a una veintena de países, pero en su día no fue nada fácil ponerla en marcha. Durante ocho años, Miguel Ángel Bernardeau coleccionó fracasos por los despachos de los directivos de cadenas y de las productoras. Fue Álvaro de la Riva, fallecido director de TVE, quien dio el paso de apostar por ella en 2001 y poner fin a la odisea.

Ni siquiera el estreno fue sencillo, como cuentan Sol Alonso y Teresa Peyrí en el libro «Cuéntame. Ficción y realidad», que acaba de editar RBA. El lanzamiento estaba previsto para el 13 de septiembre de 2001. El día anterior, cuando estaba programada la rueda de prensa, el mundo entero miraba hacia otro lado y rebuscaba entre los restos de las Torres Gemelas alguna explicación a la mayor noticia del todavía joven milenio. «Ocho años esperando este momento y, cuando llega, se acaba el mundo», se lamentaba Bernardeau.

Ocho años para venderla

Pero ocurrió que «Cuéntame» se estrenó, con considerable éxito desde el primer momento, y ha logrado cumplir su ambiciosa intención de «contar la etapa de nuestra historia que va desde que la victoria de Massiel en Eurovisión hasta la consolidación de la democracia», como resume el guionista Eduardo Ladrón de Guevara.

«Cuéntame» no es la única serie española que ha triunfado en el extranjero, por supuesto. Ni siquiera entre las que emite TVE. «Isabel», que vivió una larga temporada en el cajón porque la cadena pública no tenía dinero para seguir emitiéndola, tuvo tal éxito que obligó a sus responsables a renovarla. En Napte, una de las ferias internacionales más importantes, que se celebra en Estados Unidos, la serie de Diagonal TV fue una de las piezas más codiciadas y prepara su desembarco en varios países, en muchos de las cuales ya es conocida gracias a internet o al canal internacional de TVE.

Ayer mismo se supo que otra de nuestras grandes producciones, «Gran Hotel», ha sido vendida en Estados Unidos a Hulu, plataforma online que ofrece series y películas gratis a cambio de las correspondientes dosis de publicidad. La serie de Bambú para Antena 3 ya se ha emitido en el canal Sky del Reino Unido como «la Downton Abbey española» y espera un hueco en las parrillas de Francia y Rusia. En Italia y varios mercados iberoamericanos tendrá su propia versión.

El mayor exportador de series españolas es Globomedia, productora que ha vendido sus dramas y comedias en medio centenar de países, al menos veinte de ellos europeos. A rebufo de «Médico de familia» (la primera y más vista) han ido desfilando «Los Serrano», «Mis adorables vecinos», «Siete vidas», «Periodistas», «Policías» y «Un paso adelante», cuyo mayor mérito fue colocar en Francia el disco de UPA Dance como número uno, además de conseguir que Mónica Cruz igualara en popularidad a su hermana Penélope. Algunos de sus últimos grandes éxitos han sido «Águila Roja», «El barco», muy apreciada en Rusia, y «El internado», convertida en un fenómeno en Japón y en lo que antes llamábamos países del Este.

Otro ejemplo muy distinto es el de «Pulseras rojas», cuya segunda temporada estrenó ayer mismo TNT. La creación de Albert Espinosa se asomó al mundo desde un canal autonómico (TV3) y llegó a interesar nada menos que a Steven Spielberg. Marta Kauffman («Friends») prepara su adaptación para el mercado americano. Hay muchos más casos, pero la lectura es casi siempre la misma. Nuestras series no solo se imponen entre los espectadores españoles a las superproducciones americanas. Otros públicos también saben disfrutar con las historias made in Spain.

La ficción española vive su momento dulce en televisión

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios