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Lugar para el reencuentro (35): Un derroche de luz que se despide

«El mañana se presenta ahora en forma de otoño, y aquí aguardamos su tiempo de castañas y de setas»

Lugar para el reencuentro (35): Un derroche de luz que se despide abc

por beatriz villacañas

Éste ha sido un verano de calor implacable que empezó ardiendo, anunció su despedida de forma tormentosa y ahora parece marcharse con la calidez y la dulzura con la que a veces se pide una disculpa .

El verano a menudo ... me ha parecido un tiempo misterioso, a pesar de su luz , o, quizá, precisamente por ella: en las últimas horas de una tarde estival suelo tener la sensación de que la noche no va a llegar nunca porque el tiempo se ha convertido en luz. Pero el tiempo tiene sus ironías, ya lo sabemos, y después de jugar al escondite, me dice sin contemplaciones: «No te creas tus deseos, que siempre he estado aquí». Y entonces viene lo peor, porque en mí nace, impetuoso, el deseo de vivir y beber toda esa luz antes de que se vaya. Y no puede ser. Bien lo sé. Y éste es el principio de una melancolía estival que coincide con el comienzo del verano. Luego se va pasando, ya que el verano suele ser generoso conmigo regalándome sorpresas, encuentros o situaciones que me permiten irme viviendo de tal forma que el tiempo de nuevo se hace luz y me hace jugar con la idea de que ya no es esa flecha que nos lleva, en una única dirección, a un destino marcado por las sombras. Entre otras cosas, he pasado una vez más por Dublín, invitada por Dublin City University a dar un recital junto al poeta irlandés Ciaran Carson. Acudí patrocinada por la Embajada de España en Irlanda. Guardo un luminoso recuerdo.

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