Después de diez meses de restauración, el lunes fue colgada de nuevo en los muros de la calle Santo Tomé la imagen del Cristo crucificado, un elemento singular de uno de los espacios urbanos más transitados por los miles de turistas de todo el mundo ... que visitan Toledo . Dos operarios daban por la mañana los últimos retoques a un muro que ha sido también objeto de la restauración integral de la bellísima torre y la parroquia que guarda uno de los cuadros más famosos del Greco, «El entierro del Señor de Orgaz».
El resultado, tras la retirada de los altos andamios, es espectacular, y el regreso del Cristo «callejero», cobijado bajo un tejadillo de madera y alumbrado por un candil cuya luz nunca se apaga, ha sido saludado por los vecinos del barrio, que le conocen desde siempre, hasta donde alcanzan sus recuerdos de la infancia, dijeron algunos de ellos a este diario. A las espaldas de la imagen, atravesando el grueso muro de piedra, se encuentra el sagrario de la Iglesia de Santo Tomé. Y el Cristo seguirá ahí clavado, testigo mudo del paso de las horas y los días, de la vida de los hombres.
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