Youtube cumple 18 años: del vídeo casero a los creadores millonarios

A lo largo de la primavera, los enlaces de estos clips comenzaron a difundirse en redes sociales como MySpace, lo que le dio el impulso definitivo para que grandes inversores como Sequoia y Time Warner apostaran por el proyecto. En 2006, Google compró YouTube por 1.650 millones de dólares. Hoy, con la mayoría de edad recién cumplida, esta plataforma es el segundo sitio web más visitado del mundo, sólo por detrás del rey de los buscadores. Cada día, 122 millones de personas ven contenidos en Youtube, y se suben hasta 500 horas por minuto.

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«Al principio había mucho vídeo personal, parodias, intentos de programa de televisión, clip musical o experimentos varios. Era un medio que estaba empezando y copiaba a lo que tenía más cerca: la tele. Fue un gran momento porque estaba todo por descubrir y no existían los retos ('challenges') o el formato de edición tan picado como ahora», relata Gina Tost, la creadora de contenido que 'inauguró' Youtube España. Ella llevaba ya años colgando vídeos en internet a través de un servidor propio, así que cuando se enteró de que la plataforma de Google iba a llegar a nuestro país hizo un clip de celebración que se convirtió en lo primero que veía cualquiera que aterrizase en Youtube.es allá por el 2007.

Hoy, el español es el segundo idioma más usado en la plataforma. «Cuando llegaron, más adelante, la monetización del contenido de los usuarios y el sistema de 'partners' [una forma de obtener ingresos gracias a los anuncios insertados en los vídeos], me llamaron a mí la primera. Estaba ahí desde el principio, y fue bastante increíble», apunta Tost, secretaria de Políticas Digitales de la Generalitat de Cataluña. Actualmente, en España hay más de 800 canales que superan el millón de suscriptores y más de 7.000 que superan los 100.000. Gran parte del talento se exporta: el 80 por ciento del contenido creado aquí se ve en todo el mundo.

En aquellos años, nadie quería ser 'youtuber'. Ni uno solo de los pioneros de la plataforma imaginaba que podía vivir simplemente de subir vídeos a internet. «No existía la concepción de que pudiera ser un trabajo. Yo hacía parodias para mis amigos y las grabábamos en un CD para reírnos después de nuestras tonterías. Cuando llegó Youtube pensé que al menos no tenía que seguir gastando dinero en discos«, dice Isaac Sánchez, alias Loulogio, que 'mató' a su álter ego digital en 2018. Este dibujante de cómics tomó conciencia de la repercusión de sus grabaciones cuando descubrió que tenía una web de fans. »En aquellos tiempos las cifras que se manejaban eran muy diferentes. Antes con 10.000 suscriptores eras el número uno en España, ahora hay canales de un millón que no conoces«.

Entonces no había una producción cuidada, ni editores de vídeo, ni técnicos de sonido. En ese primer Youtube, recuerda Sánchez, la calidad de la imagen no era gran cosa, ni había vocación de crear contenido en mayúsculas: «A mí me recordaba un poco a los vídeos caseros de tortazos o curiosidades, eran muy cortos, un poco punk. Youtube en sí mismo no era una red, los contenidos se compartían a través de otras webs, como Elrellano.com, o por correo electrónico».

El mayor éxito de Loulogio, 'La batamanta', un vídeo de 2010 donde parodiaba un anuncio de la teletienda, tiene hoy once millones de visualizaciones. «Todavía en muchas firmas de cómics me preguntan por él. Buenafuente me dijo una vez que era como mi 'Mediterráneo'», bromea Sánchez, que gracias en parte a las redes dio el salto al mundo de la comedia. Entonces, rememora Sánchez, las marcas entraron a Youtube «como elefante en cacharrería», apostando por nuevas formas de márketing, «al principio sobrepagadas«, sin tener muy claro el retorno. Al final, admite, las redes ofrecen una repercusión muy golosa: »Yo antes de todo eso ya era dibujante. Recuerdo esa época como una ficción que un guionista loco había hecho de mi vida. Cuando empiezas a tener repercusión mucha gente te dice lo que tienes que hacer y dices sí a muchas cosas. Yo creo que me dejé llevar«.

Esa misma sensación de vértigo experimentó Jaume Rojo, RushSmith, cuando llegó al mundo digital. Como casi todos los 'padres' de Youtube, empezó a subir vídeos para experimentar en ese nuevo entorno joven, donde mandaban el entretenimiento y la música, que rivalizaba con el entonces todopoderoso Facebook. Él ganó un concurso de la plataforma en el que ofrecían a los creadores 20.000 euros y una formación con 'youtubers' estadounidenses en Londres. No desaprovechó la oportunidad: «Yo no era el que tenía más seguidores, pero sí era muy profesional, así que para los anunciantes era un lugar seguro en el que probar e invertir 2.000 o 3.000 euros. Ahora he madurado y con algunos de ellos hoy no colaboraría, pero entonces era un momento de euforia, no daba tiempo a pensar. Te pasaban cosas muy chulas pero no te daba tiempo a procesarlas«.

En su camino, este publicista adivinó dos tendencias claves en la evolución de Youtube: el éxito del contenido infantil (fundó LittleRush en 2012) y las 'casas' o comunidades de creadores. Fruto de un acuerdo con Endemol, JPelirrojo, RoEnLaRed, ChusitaFashionFever, Mr.Curricé y él se mudaron a Septiembre 13 para crear contenido juntos.

Desde la década de 2010, Youtube ha evolucionado en varias direcciones. A nivel de contenido, por ejemplo, con la creación de herramientas como Youtube Live (para emitir vídeos en directo), Youtube Premium (sin anuncios) o Youtube Shorts (para clips cortos). Como negocio, para ofrecer un entorno seguro a los anunciantes, implementaron controles para proteger los derechos de autor, las normas de la comunidad y detectar contenidos no aptos para menores, explican desde la agencia 2btube. Youtube fue la primera plataforma en pagar a los creadores por sus vídeos –en España, este ecosistema creativo genera 313 millones de euros y ha creado 21.000 puestos de trabajo, según un informe de Oxford Economics– y no ha dejado de ampliar las opciones de monetizar contenido (membresías exclusivas, donaciones puntuales mensajes directos, Youtube Shorts...).

Cuando los usuarios perdieron esa inocencia inicial y el negocio se convirtió en una industria, explica David Hernández, fundador de la productora DHC Films, una parte del alma lúdica Youtube se corrompió: «Surgieron contenidos menos elaborados, 'fast food'. Hubo creadores que querían hacer piezas interesantes y otros que primaron lo económico«. Él supo hacerse un hueco en Youtube apostando por crear contenido con un lenguaje joven en calidad cinematográfica. En este sentido, su mayor éxito es el Rewind Hispano, un repaso de lo mejor que ha pasado en la red en el año dirigido por su hermano Alec Hernández. Sólo la edición de 2022 la han visto ya 15 millones de usuarios.

Sin embargo, apunta Hernández, la plataforma sufrió hace cinco o seis años una pequeña crisis derivada, en parte, de la competencia de Twitch (que atrajo a muchos talentos con mejores condiciones económicas) y el éxito de los contenidos en directo. Otras voces culpan de esta falta de creatividad a los vídeos reaccionando a otros contenidos y a la moda de 'trocear' los largos directos de otras plataformas. «Pero ahora está volviendo a pegar fuerte, porque Youtube está premiando el contenido original y creativo, más elaborado, y lo recomienda. Estamos en un buen momento, pero a ver qué pasa».

Jaume Rojo, que trabaja como 'freelance' para Netflix, echa de menos ese primer Youtube donde había creadores que, con un canal con 100.000 visitas por vídeo y colaboraciones de unos 5.000 euros, podían vivir. «Actualmente los anunciantes quieren al top o nada. La clase media ha desaparecido», admite. «Hay talentos con influencia, pero no hay mercado para tanta gente. A veces incluso se hacen cosas por estatus, gratis».

Con todo, Rojo es optimista respecto al futuro de Youtube: «Puede ser una alternativa para temas más reflexivos. Además, sus herramientas de creación están muy maduras y se comerá parte del pastel de los vídeos cortos«. Más escéptico es Sánchez, que cree que el término 'youtuber' »huele a rancio«: hay demasiado contenido »reciclado« de otros lugares y muchas estrellas con millones de seguidores, sí, pero fugaces.