'Resident Evil: Village': tensión y linealidad en Europa del Este

La propuesta, llamada ' Resident Evil: Village ', retoma la historia por la que la desarrolladora japonesa –madre de franquicias como Street Fighter o Mega Man– apostó en la edición anterior, lanzada en 2017. El protagonista vuelve a ser un Ethan Winters que cambia la humedad de la Luisiana estadounidense de ' Resident Evil VII ' por la tétrica y fría región de los Cárpatos ubicada en Rumanía .

Desde el principio, el videojuego intenta poner a prueba al usuario colocándolo ante situaciones para las que este, y más en las primeras etapas, es consciente de que no está preparado. En los enfrentamientos iniciales, que se desarrollan a los pies del castillo Dimitrescu, uno de los enclaves más importantes de la aventura, Capcom ya trata de poner nervioso al jugador rodeándolo de enemigos que no caen por más disparos que les pegues en la cabeza.

El título, que tiene una duración aproximada de 10 horas , juega a las claras con las emociones. Te invita a intentar sobrevivir y a pensar con rapidez. Y siempre, absolutamente siempre, deja una puerta abierta para que salgamos airosos. La tensión –que no se debe confundir con la dificultad, que, al menos en modo normal, está bien medida– no desaparece prácticamente en ningún enfrentamiento, especialmente cuando tenemos delante a jefes finales. Esta es, sin duda, una de las grandes virtudes de la obra. Como también lo son los sustos ocasionales , de esos que te hacen pegar un brinco en el sofa de vez en cuando. Aunque, evidentemente, estos serán más o menos habituales en función de lo sensible que sea el jugador que agarra el mando.

Gusta también el diseño de los escenarios y de los personajes que componen la obra, capaces de quitar el hipo por momentos. En líneas generales es sobresaliente. Lo que quizá podría haberse evitado es la linealidad en la que cae la obra en algunos momentos , sobre todo en las fases que se desarrollan en el interior del castillo Dimitrescu, donde discurre parte importante de la propuesta. En otras fases, como las que tienen lugar en la aldea que descansa a los pies de la fortaleza, el usuario tiene más tiempo para explorar e ir consiguiendo munición y mejoras con las que enfrentarse a los enemigos que –literalmente– pueden aparecer en casi cualquier punto del mapa.

Asimismo, la propuesta obliga a estar pendiente de todas las notas escritas que descansan sobre repisas para comprender por completo la historia que se pretende contar. A pesar de que es uno de los signos de identidad de la saga desde el primer Resident Evil, que vio la luz en PlayStation y Sega Saturn a mediados de los noventa, en pleno 2021 quizá sea un buen momento para pegarle una vuelta a la fórmula y adaptarla a la actualidad . Algo que podría darle un impulso a la narrativa.

Aun con esto, 'Resident Evil: Village', con su cuidado diseño y la tensión que te mete en el cuerpo sin que te des cuenta, es una más que digna continuación de la saga y, sin duda, una de las mejores propuestas –junto a 'Returnal' y, probablemente, 'Ratchet & Clank: Una dimensión aparte'– que nos está dejando la nueva generación de consolas en sus primeros meses.