Mark Frauenfelder: «Internet nos permite ver el mundo con otros ojos»

Mark Frauenfelder (Estados Unidos, 1960) es uno de los fundadores del blog «Boing Boing» , nacido bajo el lema de «Un directorio de cosas maravillosas» y considerado por muchos como la mejor revista electrónica de la red. Su trabajo consiste en publicar historias de una nueva cultura digital que interesa a cada vez más lectores en todo el mundo, y hacerlo desde una redacción distribuida por Estados Unidos y Europa. Frauenfelder ha visitado España para dar una clase magistral en el Internet Meeting Point que se celebró el pasado fin de semana en Gijón.
¿Es bueno el trabajo de un bloguero?
Es estupendo. Exactamente lo que me gusta hacer: buscar nueva información, información sorprendente, e intentar ponerla en contexto para compartirla con otra gente. En mi experiencia como periodista, disfruté escribiendo largos reportajes, pero algunas veces hay tantas ideas flotando que lo único que se puede hacer es agarrarlas y soltarlas después enfocadas con tu propia perspectiva. Es por eso que blogueros diferentes atraen a lectores diferentes. Lo que hago lo haría, incluso, si no cobrara: buscar historias. Así que ser un bloguero o un periodista es casi un efecto colateral de mi obsesión por buscar la novedad en el mundo.
¿Cómo es la redacción de «'Boing Boing»'?
Tenemos cuatro blogueros principales: uno en Londres, Cory Doctorow; otro en San Francisco, david Pescovitz; y una mujer, Xeni Jardin, y yo en Los Ángeles. Realmente, no nos decimos los asuntos sobre los que vamos a escribir. Sólo muy de vez en cuando, alguien manda un mensaje infomarndo de que está cubriendo una historia y pidiendo que no publiquemos nada sobre ella. Suele suceder sólo una vez al año. Si por alguna casualidad publicamos el mismo tema, prevalece el que haya sido publicado primero. Así que mi redacción es mi despacho.
¿Cuál ha sido el suceso más importante en la historia de su blog?
El blog es una continuación de la revista impresa «Boing Boing», que empecé a publicar en 1988. Había entrado a trabajar como redactor de la revista 'Wired', y pusimos en marcha la versión digital, «Hot Wired». Pensé que yo podría hacer lo mismo con mi revista, y los dueños de Wired me dejaron amablemente espacio en su servidor. En 1999, descubrí el software Blogger, cuando escribía un artículo sobre esta herramienta y me pareció un sistema fantástico. En aquellos días tener un sitio web significaba que para publicar algo, había que escribirlo en lenguaje HTML, subir el archivo con FTP, y si algo salía mal, repetir el proceso. Pero con blogger era tan fácil como escribir un email y enviarlo. Y pensé que éste era el modo adecuado de que la gente creara sitios web. Para mí, ésta ha sido la mejor invención.
¿Cómo ha cambiado «Boing Boing» desde entonces?
La principal queja sobre «Boing Boing» es que parece un sitio web de 1995. Y no puedo contradecir a los que dicen esto, porque es cierto que parece hecho a la antigua usanza. Pero tener los artículos ordenados cronológicamente, sin demasiados programas por medio, y sólo esas pepitas de información, esas historias, supone un enfoque interesante para la gente. En un momento en que todo cambia tan rápido (redes corporativas, redes sociales...), creo que «Boing Boing» sigue fiel a sus raíces.
¿Está afectando la crisis a su blog?
Realmente, no mucho. Es cierto que los anunciantes han querido mantener su dinero en casa durante el primer trimestre, pero creo que esto empieza a cambiar. El problema es que la crisis está haciendo que los anunciantes se vean en una posición de fuerza y esperen más de los dólares que invierten. «Quiero que escribas más sobre nosotros en tu blog», dicen, y es algo que nosotros no aceptaríamos ni otros muchos blogs tampoco. En otros casos, quieren anuncios más grandes, que ocupen toda la pantalla. No hemos seguido ese camino todavía y espero que no tengamos que seguirlo, pero cuando sitios como «The New York Times» o «The Huffington Post» empiezan a aceptar estos anuncios, casi fuerzan a los blogs a aceptarlos también, so pena de no tener publicidad. Necesitaríamos otras fuentes de financiación que nos permitieran no tener que seguir este estándar de la industria que se está implantando.
¿Han probado nuevas formas de financiación al margen de la publicidad?
Hemos probado un par de cosas. Hace tiempo nos dimos cuenta de que cada vez que escribíamos sobre los productos de personas o pequeñas empresas que nos gustaban -ropa, mobiliario, arte impreso- estos productos se agotaban. Así que pensamos en abrir una pequeña tienda virtual para vender las cosas que nos gustaban. También llegamos a un acuerdo con algunas compañías, como la editora de la revista «Make», para vender sus kits de Hágalo usted mismo.
Usted se considera un seguidor del Hágalo usted mismo ¿Tal vez por la relación de este movimiento con los primeros años de Internet, en los que había poco dinero y mucha imaginación?
Sí, y creo que es el mismo tipo de gente que hace décadas tenía que superar las barreras del coste de la imprenta para publicar un fanzine, o el de las licencias de radio para poner una emisora. La llegada de Internet rompió muchas de estas barreras y la única que queda ahora es si lo que vas a hacer es interesante, o no. Si lo es, tienes una audiencia potencial de mil millones de lectores. Creo que el espíritu de Hágalo usted mismo es el de recuperar el control que han tenido las grandes organizaciones que quieren venderte cosas y volverte a vender el remplazo de esos productos, perfectamente válidos. Un ejemplo es el de las guitarras hechas con cajas de cigarros.
¿Toca usted la guitarra?
No demasiado bien, la verdad. Éstas son guitarras de tres cuerdas -afinadas en Sol, Re, Sol- que pueden tocarse con el cuello de una botella y obtener un maravilloso sonido de blues. Hay un grupo online que se llama CigarBoxNation.com, que comparte toda su información sobre el modo de hacer y tocar estas guitarras. Es sólo un ejemplo de cómo Internet ha unido en estos grupos especializados de Internet a individuos de todo el mundo (de Inglaterra, de EEUU...). Para mí, la idea de esta unión me ilusiona mucho, como si representaran el mismo espíritu de Internet. Y precisamente sobre esto hablaré esta tarde en la charla.
¿Cuál es la historia más importante que recuerda haber publicado en «Boing Boing»?
Me interesan especialmente las que Xeni ha publicado sobre derechos humanos desde Guatemala, África... Creo que son las más importantes. Pero recuerdo con cierto cariño una historia mucho más curiosa que publicamos hace tiempo. Tengo un buzón en el exterior mi casa, y alguien se dedicó a derribar todos los buzones con un bate de béisbol desde un coche en marcha. Una práctica que Estados Unidos se conoce como Béisbol con buzones [risas]. Me di una vuelta haciendo fotos de los buzones de mis vecinos y me topé con una gran variedad, una explosión cámbrica de buzones: algunos los habían colgado de la rama de un árbol con una cadena, otros los habían fortificado... Publique las fotos y recibí un aluvión de mensajes. En uno de ellos, había una foto de un buzón rodeado de cemento y con un mensaje grabado «¡Golpéame!». Otro lector me contó cómo había empezado un negocio para fortificar buzones. Es la típica historia de «Boing Boing»: humor, elemento sorpresa, ingenuidad humana y fotografías bonitas.
¿Las redes sociales son el futuro, o sólo una moda más de Internet?
Veo cierto valor en ellas. Trabajo en casa y me siento solo a veces. En mi círculo de Twitter mantengo contacto con la gente, y creo que es algo así como un remplazo de la típica charla de oficina, en la que hablas de tus hijos, de la comida de un restaurante... Facebook supone un descubrimiento interesante de tu pasado. Alguien te escribe y te pregunta si recuerdas cuando ibas a la escuela con él a los ochos años. A mí no me interesa demasiado porque ya tengo el blog para publicar lo que quiero, pero a mi hija de once años sí. Así que creo que las redes sociales están aquí para quedarse.
¿Qué opina de la crisis que está sufriendo la prensa?
Sí, los periódicos en Estados Unidos lo están pasando mal y creo que también en otros países. Adoro los periódicos y odio la idea de verlos desaparecer. Creo que debe haber formas de que lo impreso y lo digital trabajen juntos, pero es muy difícil encontrar el modo.
¿Cree que una persona podría estar informada sólo leyendo blogs?
No lo creo. La mayoría de los blogs recontextualiza la información que encuentra por ahí y muy pocos profundizan en ella. Creo que blogs y periódicos pueden ayudarse, aportando información recíproca, pero hace falta dinero para contar las historias. Y si la publicidad no puede aportarlo, debe haber algo por lo que alguien esté dispuesto a pagar.
Cómo editor de un blog, ¿qué consejo daría al editor de un periódico?
Que elija las historias con pasión. Que lo convierta en algo personal. Las revistas que tuvieron cierto éxito en el pasado, como «Rolling Stone», que creó John Wanner, o «Playboy», de Hugh Heffner, están hechas con un cierto patrón de ideas que no tiene por qué ser el que interese a los lectores actuales, sobre todo porque ahora tienen mucha información gratis a su alcance. Creo que la especialización, en lugar de buscar algo que interese a todos, podría llevar a los lectores a pagar cinco dólares por leer una revista digital.
Y ¿qué consejo le daría a un joven redactor?
Qué buscara otro trabajo [risas]. Es broma. Que intenten hacer algo que no pueda ser enviado simplemente a través de un cable. Sugeriría al escritor de un libro o al periodista que busque un modo de contar en vivo lo que sucede, de dar un testimonio en persona, tal vez por medio de presentaciones directas de su trabajo. Algo que no pueda ser replicado, como se replica todo lo que atraviesa un cable. Para los grupos musicales, cada vez es más difícil vender discos, pero sacan mucho dinero de los conciertos, porque no hay modo de copiar lo que se siente en un concierto, salvo pagando la entrada.
¿Está usted pensando en sacar «Boing Boing» de la red?
Hemos discutido muchas veces la posibilidad de hacer presentaciones, que creo que serían muy divertidas. Y de vender ciertos productos con el sello «Boing Boing», como libros de arte, que aunque se puedan copiar, uno vea como artefactos originales de valor.
¿Como objetos de fetiche?
Exacto. Internet ha servido para democratizar el acceso a los medios, pero también nos ha dado nuevas oportunidades para ver el mundo material con otros ojos. La pregunta es: ¿Cómo podemos hacer un periódico más hermoso y deseable que el que se lee en la red?
¿Qué opina de los nuevos soportes, como el papel electrónico?
Me gusta el nuevo Kindle, aunque carece de una luz trasera para leer en la oscuridad. El papel electrónico podría ser una solución para recuperar las suscripciones. «'Boing Boing» ya existe en este formato, pero creo que no funciona demasiado bien porque es un medio que requiere mucha navegación para seguir todos los enlaces.
Por último, ¿qué le empujó a irse a vivir a una isla del Pacífico [Rarotonga]?
Fue un año después del pinchazo de la burbuja puntocom. Quería probar algo diferente, tenía una hija en camino, había viajado antes por las islas del Pacífico y me habían gustado mucho. Y era el momento. Había vivido en Londres y en Japón, pero ahora quería llevar una vida más simple, sin tanta destrucción moderna. Al final no funcionó porque echábamos de menos nuestro círculo de amistades y la falta de un sistema de salud, que nos preocupó sobre todo por nuestra hija.
Deje que traduzca «raro» al inglés.
¿De verdad significa eso? ¡Perfecto! [risas]
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