Análisis
Una semana con el Magic Keyboard del iPad Pro: esto lo cambia todo
Firme, cómodo y práctico, el nuevo teclado flotante de Apple consigue dar un gran salto en la experiencia de usuario de su tableta más avanzada para competir, ahora sí, con el entorno del portátil
Las tabletas han sido uno de esos productos aspiracionales que, una vez adquiridas, corrían el riesgo de abandonarse en un cajón. Es un producto que encadena trimestres de bajas ventas desde hace ya bastante tiempo. Nacieron en tierra de nadie y, aunque han evolucionado ligeramente ... en los últimos años, siguen siendo más interesantes como equipos de consumo lúdico que para el entorno laboral. En su intento por cambiar las reglas el juego, Apple se sacó de la chistera el iPad Pro , una tableta avanzada de altas prestaciones que sirvió de debut al lápiz óptico. Pero siempre había algo que le faltaba.
Ahora la empresa estadounidense ha dado el empujón que necesitaba su tableta con el Magic Keyboard, un teclado flotante que incluye un «trackpad». Este accesorio es el complemento idóneo para los iPad. Cambia radicalmente la experiencia de usuario y, ahora sí, se aprecia como un sustituto idóneo del ordenador portátil. Funciona bien y se adapta perfectamente al equipo. Su tacto es firme pero agradable para escribir con precisión. Tiene mucha calidad y el tacto es magnífico. Viene retroiluminado (se puede regular automáticamente) con lo que se puede utilizar en condiciones de baja iluminación. Su tamaño, independientemente de que se trata de la funda-teclado para el iPad de 11 o de 12.9 pulgadas, es más que correcto para trabajar.
Tiene varias posiciones, pero es cierto que se echan en falta algunos ángulos adicionales de inclinación. Tampoco está preparado para dibujar en condiciones profesionales. En cualquier caso, se adapta perfectamente y es incluso solvente a la hora de situarlo en las piernas. Que no es lo común para muchas personas. Tanto peso como dimensiones son idóneas para que no baile y se desplace por ninguna superficie. Además, viene con un conector USB-C para cargarlo, aunque se reduce la velocidad de carga.
Uno de sus grandes secretos es la inclusión del «trackpad», el panel táctil. Es pequeño, es cierto, pero se maneja de manera fácil e intuitiva. Con esta característica no se requiere de ratón para interactuar con el equipo, aunque también esto dependerá de la costumbre de cada usuario. Tiene varios gestos que hay que aprender. Por ejemplo, para ir a Inicio en el momento en el que estás usando una aplicación se desplazan tres dedos hacia arriba. Con dos dedos, en cambio, se puede navegar entre aplicaciones. Y, por fortuna, se puede modificar algunos gestos para hacer pequeños toques en lugar de presionar. Soporta además los atajos de teclado de Apple, así que si uno está familiarizado con ellos puede sacarle aún más partido.
Junto con un iPad de 12.9 pulgadas, que es el modelo con el que se ha podido analizar, se convierte en un equipo más pesado que un MacBook Air. Así que es posible que no sea la mejor elección para una persona que busque más ligereza. Pero es el armazón perfecto para el iPad Pro, aunque también es cierto que en el mercado existen otras alternativas más accesibles.
El material empleado es de gran calidad y se encuentra a nivel de otras fundas teclado de la empresa, aunque al tratarse de algo tan novedoso ahora mismo es complicado aventurarse acerca del estado en el que se encontrará una vez que se pase muchos meses con este producto en el día a día en el trabajo. Aunque el sistema operativo ha evolucionado mucho (y muy bien) con la llegada de iPadOS, es posible que algunas tareas y procesos de trabajo estén más limitado que el portátil. En cambio, los usuarios que le dieran bastante uso al iPad es posible que encuentren un accesorio indispensable. Porque hay que pensárselo muy bien por su precio, de 399 euros.