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La ampliación del aborto divide al Congreso y obliga al Gobierno a buscar aliados

Los socialistas superan las enmiendas a la totalidad contra la ley, pero carecen de apoyos para sacarla adelante

La ampliación del aborto divide al Congreso y obliga al Gobierno a buscar aliados

Ayer se escenificó la división absoluta del Congreso durante el desarrollo de la primera batalla parlamentaria para instaurar en España el aborto libre en las primeras 14 semanas de gestación. Se debatían las enmiendas a la totalidad de devolución -cinco en total- presentadas por PP, UPyD, UPN, Unió y Convergencia contra el proyecto de ley elaborado por el Ministerio de Igualdad.

El PSOE ganó esta primera escaramuza por un tanteo apretado, aunque ampliamente suficiente: 183 votos por 162, más una abstención de la diputada de CiU, Mercé Pigem. Cifras que, en cualquier caso, sirven de poco. Justo para adjudicarse una victoria pírrica porque, como ya le avisaron sus socios de ayer: «El reloj se pone ahora a cero». Palabras de Joan Tardá (ERC) que ilustran de maravilla la situación a la que se ha visto abocado el Gobierno por pretender legislar a espaldas de su propio programa electoral, pero sobre todo de la sociedad. Es decir, sin que exista ninguna demanda real de ampliar el aborto y sin consenso de ningún tipo para acometer la reforma. Se abre, por tanto, para los socialistas un periodo de búsqueda desesperada de apoyos si quiere sacar adelante su propuesta.

En busca de siete apoyos

Con 169 diputados y descartada la posibilidad de que, con la excepción de CiU, ningún otro grupo disponga la libertad de voto para sus miembros, el PSOE debe dedicarse a partir de ahora a «pescar» un mínimo de siete apoyos para aprobar la nueva ley del aborto. Para alcanzarlos sólo le quedan dos caminos: lanzarse en brazos del PNV o doblegarse a los intereses de los más radicales (ERC, IU, BNG, Nafai...). Los nacionalistas vascos le ofrecen seis escaños y le exigen como contrapartida que acepte las 13 enmiendas parciales que ha presentado y que se debatirán próximamente en comisión. Entre otras cosas, el PNV, para salvar la cara ante un electorado mayoritariamente católico, solicitará que se modifique la posibilidad de que las menores de 16 a 18 años puedan abortar sin el conocimiento ni el consentimiento de los padres. Asimismo, defenderá que no se considere al aborto como un derecho.

La otra posibilidad pasa por cerrar acuerdos con los radicales. En este sentido Tardá y Llamazares dejaron claro que querían «más aborto». Pretenderán, básicamente, que el aborto libre se amplíe como mínimo hasta la semana 22 y que se elimine la objeción de conciencia profesional de forma que médicos y enfermeros no puedan negarse a practicar abortos.

El PSOE sabía ya ayer que la ampliación del aborto sólo podrá sacar adelante negociando. Por ello, en la presentación del proyecto Bibiana Aído declaró «negociable» el aborto a los 16 años «consciente del intenso debate generado» por semejante propuesta. Y aseguró que su partido tratará de «encontrar un punto de equilibrio entre las diferentes propuestas de los distintos grupos parlamentarios en aras del mayor consenso posible».

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