Desayunar dentro de Tiffany ya es posible

Mucho ha cambiado en el Nueva York de la película. Hoy la Quinta Avenida nunca está desierta, como aparece en la película, ni en las más altas horas de la madrugada. Hasta la tienda de Apple de la esquina de Central Park, al lado de Tiffany, abre 24 horas. Y en el mismo bloque de la joyería está la Torre Trump, repleta siempre de curiosos y agentes de seguridad por la presidencia de su propietario. Incluso ahora -ay, si la señorita Golightly lo hubiera sabido- se puede desayunar dentro de Tiffany.

La joyería ha abierto esta semana su Blue Box Café , una cafetería en el cuarto piso de la tienda, donde imbuirse en el universo Tiffany. El nombre de esta incorporación -‘el café de la caja azul’, en inglés- hace referencia a las cajitas con las que la joyería empaqueta sus joyas y resto de productos: un color azul pastel. Entrar en la cafetería es como meterse en una de ellas. Desde las paredes al mobiliario, la vajilla o las telas juegan con ese color. “El diseño del espacio arrancó como una idea de una inmersión en Tiffany : no solo la sensación de estar dentro de una caja azul, sino también de estar rodeado de la hospitalidad de Tiffany”, aseguró a ‘Vanity Fair’ Reed Krakoff, el director artístico de la firma. Krakoff desembarcó en este puesto el pasado enero, y el Blue Box Café es su proyecto más ambicioso por el momento. La cafetería comparte planta con la nueva colección de mobiliario y menaje del hogar. Krafoff también es responsable de una de sus líneas, la polémica ’Everyday Objects’, en la que transforma objetos cotidianos en productos de lujo: una lata de conservas (en lugar de hojalata, es plata) de mil dólares o un plato de papel -en realidad, también es plata- por 950 dólares.

¿Hubiera optado Golightly por desayunar en esta caja de fantasía pastelosa? La protagonista de ‘Desayuno con diamantes’ llevaba una existencia modesta, a pesar de vestir Givenchy y cargar collares de perlas, y no está claro que se hubiera podido permitir el dispendio. El desayuno en el nuevo café cuesta 29 dólares, sin contar los impuestos y la propina. El menú del desayuno incluye, por supuesto, un cruasán, seguido de una elección entre un babel con salmón y crema de queso, huevos a la trufa, tostada de aguacate o gofres. También se puede almorzar por 39 dólares, con un menú que se apoya en emblemas neoyorquinos, desde la ‘ensalada Quinta Avenida’ hasta el bocadillo ‘Charles Lewis’ en honor al fundador de la joyería. Y entregarse a una sesión de té con pastas -una tradición femenina estadounidense en la que lo sofisticado delimita con lo hortera- por 49 dólares. De entre todas las opciones, Golightly quizá se quedaría con su reflejo bañado de diamantes y el sabor a mantequilla dulce en sus labios.