¿Quién se ha comprado el «Castillo de la Bella Durmiente»?

Mothe Chandeniers. Hace apenas tres meses que Summum reunía en un artículo un listado de los castillos más exhuberantes a la venta , Mothe Chandeniers estaba entre ellos. La oportunidad para los sibaritas románticos ha pasado, una eficaz iniciativa «crowdfunding» ha conseguido salvar los cimientos de esta espectacular construcción, que ahora tiene 18.000 propietarios en más de 150 países Mothe Chandeniers. El castillo está situado en una pequeña localidad de la región gala de Nueva Aquitania llamada Les Trois-Moutiers. La edificación data del S. XIII y originariamente se la conocía como «Motte Bauçay», el nombre de sus primeros propietarios. Es una de las fortalezas más bellas de Francia, donde se la conoce coloquialmente como «Castillo de la Bella Durmiente». Parte de su encanto se lo aporta la triste historia que lo persiguió a través de los siglos Mothe Chandeniers. Detrás de esta iniciativa soñaba la startup Dartagnans.fr, que convirtió la salvación del castillo en su principal proyecto desde hace tres meses. El éxito fue abrumador: el 25 de diciembre había superado tres veces el objetivo inicial: 500.000 euros (el precio de venta del castillo). La campaña se llamaba «Adopta el Castillo de Mothe Chandeniers» y, para participar en ella debía aportarse una donación superior a los 50 euros Mothe Chandeniers. La consigna que difundía la página clamaba por una «segunda vida para el castillo» e invitaba a sus futuros propietarios a conservar su aspecto único donde «patrimonio de cultural y naturaleza se mezclasen en armonía». Quien aportase fondos para el proyecto se convertiría automáticamente en copropietario y guardián del castillo, no había subastas ni intereses económicos detrás de la iniciativa, quienes la organizaron lo hicieron tras un pacto con su actual propietario Mothe Chandeniers. Los primeros propietarios del castillo no tenían sangre azul, sin embargo, gozaban de auténticos privilegios reales dada su estrecha relación con varias generaciones de monarcas durante la Edad Media. Los «Lords of Loudoun» pudieron mantener durante años su fortaleza, aunque el la mala fortuna no tardaría en llegar Mothe Chandeniers. Durante la Edad Media, el castillo fue tomado (con sus correspondientes expolios) por Inglaterra. Francia terminó imponiéndose y reclamando el castillo hasta que lo recuperó, sin embargo, una perdida su esencia el edificio se convirtió en punto de encuentro de multitud de fiestas Mothe Chandeniers. El desenfreno cesó en la Revolución Francesa, cuando la propiedad fue saqueada y destruida. Luego, como un juguete roto, la propiedad fue pasando de mano en mano al mejor postor. Uno de sus más pudientes dueños, el parisino François Hennecart, se implicó en las reformas y lo restauró en 1809 Mothe Chandeniers. En 1870, el poderoso barón Edgard Lejeune se hizo con él y siguió reformándolo. De su mano llegaron las huellas e Romanticismo, los viñedos plantados en el entorno y un particular sistema de calefacción. Un grave error por parte del noble, ya que este sistema provocó un incendio en el maltrecho complejo Mothe Chandeniers. El fuego llegó a la biblioteca, a su paso destruyó objetos de gran valor. En 1963 hubo un nuevo cambio de propietario. Se desconoce la identidad de este último, solamente trascendió que se trataba de un hombre mayor Mothe Chandeniers. El jubilado prestaba mucha más atención a las propiedades aledañas que al viejo castillo. A partir de entoces el deterioro era cada vez mayor con el paso de los años hasta el abandono definitivo, en 1993 Mothe Chandeniers. Los últimos moradores de este castilo fueron los cientos de especies animales y vegetales que lo tomaron durante las últimas décadas. Tras el abandono las enredaderas arrastraron muchas de sus piedas y derrumbaron sus muros y tejados. La vegetación parecía ser la única y definitiva propietaria del castillo Mothe Chandeniers. En la imagen, uno de los muchos detalles que sobreviven en los muros de piedra. Columnas, frisos y ventanas conservan los ornamentos de antaño. Son testigos de su viejo esplendor, que todavía pesa sobre la decadente historia a la que fue condenado Mothe Chandeniers. El último propietario de la fortaleza, un anciano de Maine-et-Loire, cede este tesoro arquitectónico a sus nuevos dueños, que esperan recibir más de 70.000 visitas diarias en los próximos cinco años. La venta se cerrará durante el presente mes de enero Mothe Chandeniers. El futuro parece prometedor, ya que sus ahora dueños se han erigido como una sociedad democrática con una sólida estructura interna: se elegirá a un comité ejecutivo y se ajustarán los calendarios de los miembros para establecer fecha para una asamblea general anual. Para que el proyecto no se desborde, velará por el buen hacer de los propietarios comité de pilotaje. Las intenciones son nobles, el tiempo dirá si realmente al destino lo persigue o no una leyenda negra