Pinot Noir, el éxito de «la uva del diablo»

«A la cabernet sauvignon la hizo Dios y a la Pinot Noir la hizo el diablo» , con esta frase resumió el famoso enólogo André Tchelistcheff la extrema delicadeza de la uva. La descripción con fundamento porque es una variedad frutal muy sensible a los agentes externos: los cambios de temperatura, el viento y el tipo del suelo en el que crece son factores determinantes para su desarrollo, la Borgoña es el eje donde todos los vectores coinciden.

«La Pinot Noir es una uva muy exigente y delicada por lo que sus vinos son muy apreciados en todo el mundo, pero en E spaña es una gran desconocida y queremos que eso cambie», afirma Diego Ortega, copropietario de la bodega vallisoletana Alta Pavina , una de las pocas que se atrevió a apostar y con éxito por este tipo de cepa.

La bodega de Alta Pavina, situada en el corazón del Tempranillo en Valladolid, lanzó a comienzos del verano de 2017 dos nuevos vinos al mercado para acrecentar su oferta de uno de los valores diferenciadores de su bodega como es el vino de uva Pinot Noir.

Esta bodega lleva más de treinta años trabajando y produciendo para el sector vinícola y es ahora, con la dirección de dos hermanos vinicultores, Diego y Hugo Ortega, que representan a la segunda generación, cuando más fuerte están apostando por algo que muchos daban por imposible, la producción de un vino de alta calidad con una de las uvas más difíciles de cultivar del mundo como es la “Pinot Noir” y más todavía en la Península Ibérica.

En su día, los duques de Borgoña calificaron a los tintos de esta uva como «los mas elegantes del mundo». Tal fue el apoyo que Felipe el Osado emitió en el S.IV un edicto prohibiendo la variedad Gamay en favor de la Pinot Noi r . Muchos estudiosos del vino están convencidos de que la aristocracia gala tuvo un papel fundamental en el recorrido de los Pinoir y que, aunque su calidad es inapelable, la leyenda de su antigua fama es la mejor embajadora de la marca en la actualidad.

Las dificultades de cara a su cultivo engordan su leyenda y lo convierten, a su vez, en un producto exclusivo. Su nombre anticipa el reto: pinot significa pino y noir , negro; una denominación que alude a los racimos, cuyas uvas están muy apretadas . Su disposición y su tamaño pequeño dificultan mucho el cultivo de estos «frutos del diablo», a la vez que los convierte en una variedad muy propensa a las enfermedades .

Una característica de estos vinos es su color, ofrece ejemplares de tinto muy claros, incluso consigue blancos, los «blancs de noirs» . La uva es un grata para rosados y espumosos, donde ofrecen notas muy atractivas entre las que predominan la frambuesa y la cereza negra. La evolución del aroma suele virar hacia la caza, el incienso y el cuero.

En España cada vez son más las firmas que riegan la tierra con uvas del diablo, además de Alta Pavina, están muy bien valoradas las bodegas de Enrique Mendoza, en especial su E. Mendoza Pinor Noir 2010, Marimar Torres Estate, con su Cristina Pinot Noir (2007) como estrella y Cortijo de los Aguilares, cuyo súmmum es Cortijo de los Aguilares Pinot Noir (2010).

Nuestra tierra, sin embargo, no es la más apropiada para su cultivo, más propio de l ugares frescos . Afortunadamente, además de la Borgoña, otras banderas acogen perfectamente a las variedades Pinot Noir en su seno: Yarra Valley, en Australia, reune las condiciones adecuadas. También la costa californiana y Oregón son regiones que explotan mucho la Pinot, por delante de Lombardía, Sudáfrica y Alemania, lugares donde la variedad vinícola crece con facilidad.