Las perlas piden paso en tu joyero, ¿estás preparado para llevarlas?

Hemos empezado citando a una fuente como Mr. Porter porque si decimos que lo lleva Styles, el Beckham del siglo XXI, muchos hombres, llevados por sus prejuicios, ya se habrían bajado del tren en marcha. Ahora, si lo hacen, que están en su derecho, saben que lo estarán haciendo de una tendencia dentro del mundo de la joyería masculina que no entiende de estilos. Cualquiera con buen gusto y con necesidad de renovar su estilo puede completar sus looks con un collar de perlas, la joya que Coco Chanel convirtió en la favorita de la mujer contemporánea. Estas son las claves para acertar con una joya que tiene una ventaja extra con respecto al resto, es más económica.

A diferencia de los collares de oro o de los eslabones de plata, una de las últimas joyas masculinas que ha sido tendencia , el collar de perlas no requiere ser el protagonista del look. Es más, le viene bien vivir en un segundo plano. Esto quiere decir que los jerséis de cuello cerrado, por ejemplo, las camisetas o las sudaderas, son buenos compañeros de viaje para ellos. Les permiten asomarse, dejarse ver, pero no destacar. Las perlas están ahí, para nada hay que esconderlas, solo faltaba, pero sí mostrarlas con sutileza.

Este detalle es heredado del collar de perlas femenino. Las perlas llevan décadas demostrando que no necesitan nada para tener una atracción magnética, se bastan y se sobran por sí mismas. Pues en el caso del collar de perlas sigue siendo exactamente igual.

En la línea con las dos primeras claves, el tamaño de las perlas es recomendable que no sea muy exagerado. Puedes, porque los hay, pero nosotros apostamos por la discreción y la sutileza para sacarles el máximo partido posible, y eso pasa por perlas de tamaño medio, incluso pequeño.

Una variante del collar de perlas blanco, el que más triunfa también entre los hombres como lo ha hecho siempre entre las mujeres, son tanto los collares que combinan las perlas con otras joyas, como los collares de perlas negras. Ambos casos son un acierto en determinados contextos y para rematar según qué tipo de looks, por lo que son una alternativa interesante al collar de perlas clásico.

Asociamos el collar de perlas con la elegancia porque así se ha interpretado durante décadas por la moda femenina, como la joya para los días especiales. Sin embargo, en su salto al joyero masculino, el collar de perlas lo hace descontextualizado. Funciona, sobre todo, en looks urbanos, tanto urbanos como en clave casual. Con traje, no te vamos a negar la opción de probarlos porque no es nuestro estilo hacerlo y porque hay iconos de estilo que ya han cruzado ese límite, pero es mucho más arriesgado y complicado acertar. En cambio, con unas bermudas ahora que llega el buen tiempo, ¿por qué no?

Y si todavía crees que las perlas no son para los hombres, echa un vistazo a la historia. En estos casos, la pintura es una de las mejores fuentes para desmontar mitos y prejuicios . No solo el retrato de Felipe III de Velázquez, que pinta al monarca con un sombrero del que cuelga la famosa perla “La peregrina” es un ejemplo que tenemos aquí al lado, en el Museo del Prado, concretamente.

Hay ejemplos mucho más explícitos; el que más, un retrato de George de Villiers , el duque de Buckingham a comienzos del siglo XVII, pintado por el pintor barroco flamenco Michiel Jansz. van Miereveld -se conserva en el Art Gallery of South Australia-. Hace casi 400 años ya lucían collares de perlas los hombres. ¿Y te va a dar reparo hacerlo ahora que la moda masculina está tirando abajo todos los prejuicios levantados, sobre todo, a lo largo del siglo XX?