Cómo volver a la oficina sin corbata y seguir siendo elegante

El verano, lo queramos o no y pese a que los tiempos han cambiado y la flexibilidad es cada vez más habitual en la vestimenta laboral de oficina, siempre conlleva una ampliación de los límites. Es decir, la prioridad es combatir lo mejor posible el calor, a priori incompatible con prendas como el traje —ni siquiera en tejidos transpirables y frescos— o complementos como la corbata. Sin embargo, durante el otoño invierno desaparece este factor protagonista en la temporada estival, y en consecuencia lo hace también la excusa en la que se ampara esa flexibilidad en el código de vestimenta que casi todos los trabajadores —con independencia del cargo— aprovechamos para llevar estilismos relajados como unos chinos y un polo, a poder ser de punto, más formal y estiloso que el de algodón, uniforme básico del verano.

Esta base es un buen punto de partida para los primeros compases de la temporada si lo que quieres es evitar tener que lucir traje y corbata y seguir siendo elegante . Basta con añadir una blazer que combine con pantalón y polo para mantener un nivel más que aceptable en lo que a tu estilo se refiere. Es clave, eso sí, que no sea la americana que te quedaba bien hace diez años. También para las tendencias los tiempos han cambiado… igual que lo hacen los cuerpos por mucho que nos neguemos a reconocerlo a veces . Una alternativa a la blazer, sobre todo si pasas mucho tiempo sentado en la oficina y no hace calor en ella, es el jersey de punto, que también puede ser de cuello vuelto o alto, aunque es probable que te ases con él si pasas la mayor parte del tiempo en espacios interiores. En cualquier caso, la americana y el jersey de punto son compatibles también entre ellos.

Un segundo aspecto clave para mantener un estilo elegante en la oficina sin necesidad de llevar corbata es el calzado. Durante el verano, según qué días y qué empresas, puedes incluso atreverte con unas deportivas, o bien basta con unos mocasines . Pero cuando llega el frío también se suele ver aumentada la actividad en las oficinas, donde las jornadas se alargan, y parece que el contexto empuja a llevar zapatos, aquellos que se ajusten a tu estilo personal, o botines si el código de vestimenta lo permite y tú los prefieres por encima de los citados zapatos.

Una tercera clave es el abrigo, cuando llegue el frío de verdad. Y lo es aunque lo cuelgues en la percha al llegar. Sobre todo si cuando llegas ya suele haber gente en la oficina. Es una forma de “marcar territorio”; en este caso, más bien de “marcar estilo”. Una gabardina o un abrigo recto largo son dos prendas que avisan de tus intenciones , que la ropa de oficina no es un uniforme, sino que habla de tí tanto como la ropa que luzco fuera de la oficina. Algo así vienen a decir, marcando la diferencia con tantos y tantos hombres que se limitan a cumplir con unos códigos de estilo mínimos a menudo con ropa que parece prestada.

A partir de aquí, tu estilo personal es el mejor aliado . Confía en él porque, a poco que estes puesto en lo que se lleva, es el mejor instinto para saber si un look funciona o no. Recursos como los dos colores entre pantalón y chaqueta para alejarte del traje o detalles puntuales como los vaqueros si los viernes podéis relajar más los códigos de vestimenta que el resto de la semana son detalles que puedes tener en cuenta para acudir a la oficina este otoño invierno con la misma elegancia de siempre pero dejando la corbata en casa.