Zapatero ya no ve urgente la Ley de Libertad Religiosa y pide consenso

"La ley necesita una actualización", ha dicho Zapatero, "pero no hay urgencia ni una necesidad imperiosa, porque en nuestro país la libertad religiosa se ejerce". Un discurso que no tiene nada que ver con la defensa férrea de la nueva ley que hacía el Gobierno cuando María Teresa Fernández de la Vega estaba en la Vicepresidencia primera. Ha sido llegar Rubalcaba y meter esa propuesta, que era una de las promesas del PSOE, en un cajón, al parecer cerrado con llave ahora.

"La ley", ha insistido el presidente del Gobierno, "necesita un consenso, y cuando pueda producirse en esta Cámara, actuaremos en coherencia".

Las palabras de Zapatero han decepcionado profundamente a la izquierda parlamentaria, siempre deseosa de blandir banderas de este tipo para movilizar a su electorado y marcar bien su territorio. El portavoz de ERC, Joan Ridao, ha acusado a Zapatero de no haber explorado siquiera el posible consenso, y ha criticado el acercamiento del Gobierno a la Iglesia, algo que ha hecho sonreír a Zapatero: "Le va a costar mucho convencer a los españoles de que eso es así".

Zapatero, al parecer transformado tras la visita del Papa a España, a pesar de que se marchó a Afganistán y solo despidió al Santo Padre en el aeropuerto de Barcelona, ha prometido una política de respeto al espíritu y principios de la Constitución, que habla de la aconfesionalidad del Estado y de la cooperación especial con la Iglesia Católica. La palabra "laicismo" ha desaparecido esta mañana del vocabulario zapaterista.